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te quepa duda –confirmo.

      Quizá por asociación de ideas, Pastora me cuenta –ya desde el baño– que ya han detenido al actor porno.

      –¿Qué actor porno? –pregunto.

      Pastora sale del baño, algo perpleja, cepillándose su larga y morena cabellera. La estampa merecería un retrato o un poema si yo fuera capaz de pintar o de escribir poemas.

      –No irás a decirme que no te has enterado… ¿Es que no lees la prensa ni escuchas la radio?

      –Me he tomado unos días de descanso. Últimamente solo escucho programas deportivos.

      –Hay vida más allá de la Eurocopa. Me marcho. No quiero llegar tarde.

      –¡Pero antes dime qué ha pasado!

      –Busca en Internet. Te advierto de que la noticia no es nada agradable. Adiós.

      Después de un frugal desayuno –un café solo y un zumo de naranja natural–, enciendo el ordenador y me conecto a Internet. No es nada difícil encontrar la noticia, que se ha expandido estos días por la Red como si de una bomba de racimo se tratase. Seguramente soy una de las pocas personas del planeta que no se ha enterado de que un desalmado, un actor porno canadiense, descuartizó a su novio días atrás y envió algunas partes del cuerpo mutilado a varios políticos.

      La primera imagen que veo del asesino (un joven de ojos azules de perturbador atractivo físico, los labios pintados de rojo, la mirada arrogante) me altera el ánimo. Pocas veces una imagen –masculina y femenina a la vez– ha logrado transmitirme con tanta fidelidad el grado de descomposición moral de la persona retratada. Aunque quizá todo se deba a mi predisposición: sé de antemano que se trata de un asesino y descuartizador de cadáveres.

      Dedico al menos un par de horas a ponerme al tanto del suceso, y cuanto más leo más espeluznante me resulta todo.

      Como llego con cierto retraso a la noticia, dispongo ya de bastantes datos facilitados por los medios de comunicación. Esto es lo que sé hasta el momento: este raro sin escrúpulos se llama Eric Clinton Newman, aunque en 2006 adoptó el nombre de Luka Rocco Magnotta. Canadiense, actor porno, asesino: ya lo he dicho. Por motivos que no han sido desvelados –¿acaso puede haber un móvil para semejante acción?–, este individuo asesinó a su novio, un estudiante chino, y desmembró su cuerpo con un picador de hielo. Luego envió algunas partes de su cadáver a la sede de varios partidos políticos de su país.

      Magnotta grabó en un vídeo el momento en el que descuartizaba a su novio –en un diario acabo de leer, al contrario de lo que se dice en otros, que la víctima no era su pareja– y luego lo publicó en Internet. Las autoridades, alertadas de estos incidentes, no tardaron en dictar una orden de caza y captura y prohibir la divulgación del vídeo, pero algunos amantes de lo morboso y de lo macabro insistieron en su divulgación.

      La acción de Magnotta podrá resultar insólita pero no inédita. Ya había enviado avisos. Avisos preocupantes. La Interpol, sin ir más lejos, andaba tras su pista por descuartizar a unos pobres gatos en 2011. De personalidad egocéntrica y exhibicionista, lejos de esconder sus crímenes, publicaba macabros vídeos en Internet donde daba cuenta de ellos.

      Su familia, horas después de que se conociera el suceso, explicó a algunos medios de comunicación que nada sabía de él, pues se había portado muy mal con ellos y desde hacía bastantes años no mantenían el menor contacto.

      ¿A qué asidero ético se aferraba este joven? Al parecer, a ninguno. El historial es elocuente: sexo, películas porno, sadomasoquismo, exhibicionismo en Internet, asesinato y mutilaciones de gatos y ahora de personas, afán de notoriedad, percepción macabra de la realidad…

      Magnotta, un ser a todas luces atípico, había sido detenido días atrás en un cibercafé de Berlín, donde se encontraba rastreando en la Red las noticias publicadas sobre su persona. (Todo parece indicar que lo hizo más por egocentrismo que por el instinto de supervivencia propio de un fugitivo.) Lo imagino en un habitáculo del ciber-café, feliz, satisfecho de sus desmanes, mientras el mundo trataba de explicarse por qué suceden este tipo de cosas.

      Fue precisamente el encargado del cibercafé quien llamó a la Policía, que se personó en el local a los pocos minutos. Magnotta no pudo ofrecer resistencia. Al principio dio un nombre falso, creyendo ingenuamente que así despistaría a sus captores. No coló. “Me habéis pillado”, terminó por decir. Pese a que había emprendido la huida (desde Canadá a Berlín pasando por París), podría pensarse que en el fondo estaba deseando que lo detuvieran y frenaran de una vez por todas a esa mala bestia que llevaba dentro.

      Nombre: Eric Clinton Newman. Nombre de adopción: Luka Rocco Magnotta (nacido en 1982)

      Nacionalidad: Canadiense

      Categoría: Raro autodestructivo

      Palabras clave: Actor porno, pornografía, sadomasoquismo, canibalismo, exhibicionismo, asesinato, descuartizamiento, policía, redes sociales.

      Referencias de interés:

      Hechos de Hoy, Actor porno, sospechoso de descuartizar un cuerpo y enviar trozos por correo, 30-5-2012 Eva Sáiz, La policía identifica a la víctima del descuartizador de Montreal, El País Internacional (Washington), 2-6-2012 M. A., Rocco Magnotta, de actor porno a macabro y escurridizo asesino, ABC, 2-6-2012

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