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York, EE. UU.).

      Hay un grabado muy enigmático en los “Caprichos enfáticos”, el nro. 69, donde un esqueleto rodeado de figuras monstruosas está escribiendo algo en un papel, en el que ha puesto la palabra: “Nada” (figura 20). Tal vez, Goya hubiera pensado poner este grabado como último de la serie, a modo de cierre o colofón. La palabra “Nada” podría interpretarse como una especie de resumen sombrío y desesperado de todos los “desastres” representados en la serie: todo este dolor y males padecidos han sido inútiles, sin sentido.

      Francisco de Goya, “Nada. Ello dirá”, lámina nro. 69 de la serie Los desastres de la Guerra, Real Academia de Nobles Artes de San Fernando, Madrid, 1863

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      Fuente: The New York Public Library (Nueva York, EE. UU.).

      Pero, a fin de cuentas, el grabado no ha sido colocado al final. Los grabados 79, 80 y 82, con los que acaba la serie, vienen a formar un contrapunto con el cual parece surgir un rayo de esperanza. Al mismo tiempo parecen ser un reflejo de las ideas que Goya había adoptado en los años anteriores: el ideario de la masonería. Es probable —aunque no se ha podido demostrar con documentos escritos fehacientes— que Goya haya sido miembro de alguna de las tres logias francmasónicas que hubo en Madrid y que después de la guerra fueron destruidas.

      Examinemos, al respecto, los dos grabados siguientes: “Murió la verdad” (nro. 79, figura 21) y “Si resucitará?” (nro. 80, figura 22). En la lámina nro. 79 esa “Verdad” que ha muerto es representada como una mujer joven con los pechos descubiertos y vestida de blanco, rodeada de siniestros frailes y eclesiásticos que, según parece, van a enterrarla. Si nos fijamos en la figura que aparece a la derecha del espectador, vemos que representa a la Justicia, con la balanza en su mano izquierda y que con la mano derecha se está tapando la cara, en un gesto de aflicción o indignación por lo que está pasando. El grabado que le sigue, enlaza con él: “Si resucitará?”. La mujer tendida en el suelo y que irradia luz, que vuelve a representar a la Verdad, está todavía rodeada de fuerzas oscurantistas, pero irradia luz. La partícula “Si” que encontramos en el título, es en cierto modo ambigua, puesto que por una parte expresa duda, pero, por otra, tiene un valor adversativo. Partiendo de esta segunda acepción, podríamos, pues, concebir el significado de este grabado en un sentido positivo, como una expresión de esperanza.

      Francisco de Goya, “Murió la verdad”, lámina nro. 79 de la serie Los desastres de la Guerra, Real Academia de Nobles Artes de San Fernando, Madrid, 1863

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      Fuente: The New York Public Library (Nueva York, EE. UU.).

      Francisco de Goya, “Si resucitará?”, lámina nro. 80 de la serie Los desastres de la Guerra, Real Academia de Nobles Artes de San Fernando, Madrid, 1863

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      Fuente: The New York Public Library (Nueva York, EE. UU.).

      Según algunas interpretaciones, Goya estaría haciendo referencia con el sepelio de la Verdad a la muerte de la libertad constitucional, a la abolición de la Constitución de 1812, abortada por las fuerzas reaccionarias. Pero a mi modo de ver, y en ello sigo la exposición que hace Gerard Dufour en su obra Goya durante la Guerra de la Independencia, se trataría más bien de un concepto procedente de la masonería: la ver dad, simbolizada por la luz (procedente del oriente), constituye lo esencial de la búsqueda de los francmasones. Hay varios dibujos de Goya incluidos en el llamado Álbum C (hechos entre 1812 y 1814) que corroboran esta idea. Veamos uno de ellos muy significativo al respecto; se titula “Lux ex tenebris” (figura 23). Esta representación es de claro signo masónico. Tengamos en cuenta que, junto con la escuadra y el compás, la Biblia forma una las “Tres Grandes Luces” de la Francmasonería y se abre durante la logia en el primer capítulo del Evangelio según san Juan (Juan 1: 5). Y al comenzar la sesión en la logia, se pronuncia la frase “La luz brilla en la oscuridad”.

      Imagen elaborada a partir de Francisco de Goya, “Lux ex tenebris”, dibujo nro. 117 del Cuaderno C, s.f.

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      Fuente: Museo Nacional del Prado (Madrid, España).

      Y el último grabado de Los desastres, que lleva el título de “Esto es lo verdadero” (figura 24), expresa la idea de Goya de un mundo mejor, en él la Paz, encarnada en la figura de la mujer coronada por una rama de olivo, está junto a un hombre que, por lo visto, personifica el Trabajo; la mujer, que tiene a su lado una oveja y una cesta con hortalizas, señala los frutos de la tierra.

      Francisco de Goya, “Esto es lo verdadero”, lámina nro. 82 de la serie Los desastres de la Guerra, Real Academia de Nobles Artes de San Fernando, Madrid, 1863

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      Fuente: The New York Public Library (Nueva York, EE. UU.).

      Bibliografía

      Álbum de Cean. Londres: The British Museum, 1975.

      Blas, Javier y Manuel Matilla. El libro de los desastres de la guerra, 2 volúmenes. Madrid: Museo del Prado, 2000.

      Bozal, Valeriano. Francisco Goya. Vida y obra. 2 volúmenes. Madrid: TF. Eeditores, 2005.

      Canellas, Ángel, ed. Francisco de Goya. Diplomatario. Zaragoza: Institución Fernando el Católico, 1981.

      Cruz Valdovinos, Jose Manuel. Goya. Barcelona: Salvat, 1984.

      Diplomatario de Francisco de Goya. Ángel Canellas López. Publicación número 826 de la Institución “Fernando el Católico”. Zaragoza, 1981.

      Dufour, Gerard. Goya durante la guerra de la independencia. Madrid: Cátedra, 2008.

      Glendinning, Nigel. “A Solution to the Enigma of Goya’s ‘Emphatic Caprices’, nos. 65-80 of The Disasters of War”. Apollo CVII, nro. 193 (1978), 186-191.

      Goya en tiempos de guerra. Madrid: Museo del Prado, 2008.

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