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más adelante—, Goya, en general, no se refiere a personajes o acontecimientos históricos particulares. Los protagonistas son gente anónima: soldados franceses, guerrilleros españoles, gentes del pueblo. En sus grabados no se da una idealización de las acciones expuestas, convirtiéndolas en acciones heroicas. Todo es carente de sentido, siendo la guerra el marco en el que se da rienda suelta a los instintos más bajos del ser humano. El resultado son esos aterradores amontonamientos de cadáveres, como el que vemos en el impresionante grabado que lleva el número 12: “Para eso habéis nacido”. En él vemos un grupo de cadáveres amontonados, tirados de cualquier modo por el suelo, sobre los cuales se inclina un personaje que está vomitando o echando sangre por la boca (figura 2). El epígrafe del grabado tiene cierta carga de amargo sarcasmo: para eso habéis nacido, o sea, para morir; pero ¿de esta manera? Así pues, no habían nacido para vivir, trabajar, morir a su tiempo —por así decirlo— sino para morir de cualquier manera, de forma brutal, antes de su tiempo… sumidos en la sinrazón.

      Francisco de Goya, “Para eso habéis nacido”, lámina nro. 12 de la serie Los desastres de la Guerra, Real Academia de Nobles Artes de San Fernando, Madrid, 1863

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      Fuente: The New York Public Library (Nueva York, EE. UU.).

      Pero antes de continuar con el comentario de otros grabados, veamos el primero de la serie (figura 3), que, tal como el epígrafe mismo sugiere, cumple una función de preludio: es el anuncio de las escenas que van a aparecer en la serie. Indudablemente, la representación tiene una carga alegórica: parece hacer referencia al desamparo del individuo ante la tragedia que se aproxima. Y, además, tiene cierta connotación religiosa: evoca la imagen de Cristo en el Huerto de los Olivos: ese pasaje del Nuevo Testamento en el que Cristo, después de la última cena, se retira al olivar de Getsemaní para orar. Allí se apodera de él la angustia y pide al Padre que aparte el cáliz de sufrimiento y tristeza de él. En la Iglesia católica esta es la primera escena que conforma el llamado viacrucis. Iconográficamente, la imagen que encontramos en esta primera lámina de Los desastres guarda relación con la representación que Goya mismo hizo de la oración en el huerto en un pequeño cuadro compuesto, años después, en 1819 (figura 4).

      Francisco de Goya, “Tristes presentimientos de lo que ha de acontecer”, lámina nro. 1 de la serie Los desastres de la Guerra, Real Academia de Nobles Artes de San Fernando, Madrid, 1863

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      Fuente: The New York Public Library (Nueva York, EE. UU.).

      Podríamos decir que esta primera lámina de Los desastres constituye el anuncio de los padecimientos que van a sufrir las gentes en España durante la guerra representada. Las siguientes imágenes de la serie nos muestran directamente la violencia de una guerra en la que, en buena parte, interviene una población civil armada de cuchillos, hachas y picas, contra las tropas del ejército francés.

      Francisco de Goya, La oración en el huerto, 1819

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      Fuente: Wikipedia.

      El epígrafe de la lámina nro. 2 (figura 5), “Con razón o sin ella”, expresa lo que, a mi modo de ver, constituye el leitmotiv de este primer grupo de Los desastres: ¿quién tiene razón o deja de tenerla para hacer lo que hace? Quizás se podría parafrasear como: “Esto va más allá de toda razón”. Los protagonistas están todos colocados en un primer plano, de modo que la atención del espectador está dirigida total y directamente a los actuantes. Los españoles en lucha son gente del pueblo, sus rostros son visibles y muestran una expresión trágica y de furia. Por el contrario, los rostros de los soldados franceses, que tienen frente a sí, no los vemos: es como si el artista los representara como parte de una maquinaria inhumana.

      Francisco de Goya, “Con razón o sin ella”, de la serie Los desastres de la Guerra, Real Academia de Nobles Artes de San Fernando, Madrid, 1863

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      Fuente: The New York Public Library (Nueva York, EE. UU.).

      Francisco de Goya, “Lo mismo”, de la serie Los desastres de la Guerra, Real Academia de Nobles Artes de San Fernando, Madrid, 1863

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      Fuente: The New York Public Library (Nueva York, EE. UU.).

      Curiosamente, el grabado que le sigue, lleva por título “Lo mismo” (figura 6). Para narrar el conflicto, Goya usa con cierta frecuencia en la serie una concatenación de escenas con títulos que expresan explícitamente la conexión de unos con otros. Si en la escena del grabado anterior eran los civiles los abatidos a tiros, con o sin razón, como el artista mismo dice, en la siguiente son los soldados franceses los que son rematados, siguiendo el mismo lema. El hacha del español —a la derecha del espectador —se perfila nítidamente ante el trasfondo de aguada. La mano alzada del soldado francés que está caído en el suelo interrumpe la línea diagonal que va desde el hacha hasta la mano del otro español situado a la izquierda y que está encima de otro soldado al que va a asestar una puñalada. Este tipo de composición, de figuras colocadas en una línea diagonal que se ve interrumpida por motivos o detalles perpendiculares u oblicuos escorzados, creando una tensión especial, es muy frecuente en estas láminas y Goya lo maneja magistralmente.

      En el asunto narrado —otra ejecución por parte de soldados napoleónicos— los diversos momentos de la acción se nos presentan en forma secuencial: el momento de la inminente ejecución en la parte central de la composición, la realización de la ejecución en el plano posterior y, en un primer plano, el resultado de la ejecución (la figura del que está ya muerto en el suelo). El título del grabado —como el de tantos otros de la serie— resulta intrigante. Según mi interpretación, en línea con la idea de la sinrazón, se refiere a que no hay ninguna solución para tanta atrocidad. La figura del condenado que va a morir, al igual que la del muerto del primer plano y los soldados del segundo, se perfila nítidamente contra el trasfondo oscuro; y los cañones de los fusiles que aparecen a la derecha del grabado forman una zona de tensión de gran intensidad.

      Otro grupo significativo de los grabados del primer grupo tiene a las mujeres por protagonistas. En varias láminas son presentadas como víctimas de violaciones, mientras que en otras escenas aparecen como activas participantes en la lucha. Ejemplos de este último tema son las láminas nro. 4 (“Las mujeres dan valor”) y nro. 5 (“Y son fieras”, figura 8).

      Francisco de Goya, “Y no hay remedio”, lámina nro. 15 de la

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