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lo exclusivamente científico hasta reflexiones sobre la vida cotidiana, la sociedad y los valores universales ligados a la medicina. Cabe resaltar acá una conferencia sobre alcoholismo pronunciada en Buga en 1914 en la que se halla la primera referencia publicada sobre la lucha que Bejarano libró a lo largo de su vida en contra de este problema33.

      En sus trabajos más extensos encontramos reflexiones sobre temas de interés primordial durante su trayectoria intelectual, como la maternidad, la alimentación, los vicios, la Cruz Roja, entre otros34. Lo que caracteriza a dichas obras es la presentación de un esquema narrativo que entrelaza el contexto histórico y la crítica social con el conocimiento técnico y científico de los elementos expuestos. La contextualización histórica amplia no se utiliza solamente como un recurso literario, sino también, como un mecanismo de legitimación del saber, es decir, algo que permite dar un carácter de objetividad y veracidad a sus escritos. La crítica social trasciende en ocasiones los ámbitos académico y político, dejando ver uno de los rasgos típicos de los intelectuales. Por último, el aspecto técnico y científico de su producción escrita (la especificidad de su conocimiento) no solo forma parte de su condición de profesional; también es utilizado como estrategia discursiva frente a diferentes destinatarios y en diferentes contextos, con sus respectivas consecuencias políticas y sociales.

      Gran cantidad del material de opinión sobre Jorge Bejarano se halla a partir de la década de 1920. Desde muy temprano, la prensa bogotana, principalmente El Tiempo, comenzó a interesarse por este personaje gracias a las relaciones sociales que estableció cuando regresó a la capital en 1917. Entrevistas y comentarios sobre su trabajo en el Concejo, el Ministerio y en las oficinas y dependencias a las que estuvo vinculado, sus planes de gobierno en épocas de campaña electoral y una columna de opinión forman parte del repertorio de Jorge Bejarano35. Comentarios Médicos, por ejemplo, es el nombre de la columna que dedicaba El Tiempo a las reflexiones de Jorge Bejarano desde 1940. Su antecedente inmediato fue la “Página Médica”, aparecida por primera vez en abril de 1929 y que perduró hasta bien entrados los años cincuenta. En esta sección, a cargo de Bejarano, se trataban asuntos exclusivamente médicos y sanitarios, por lo que la expresión abierta de opiniones frente a diversos temas debía hacerse por otro medio: editoriales o columnas de opinión. Tal necesidad, sumada a factores coyunturales de 1940, motivó la aparición de “Comentarios Médicos”. Esta columna estándar, ubicada en el centro de la página 4, junto al Editorial, cuya extensión no superaba usualmente las 1200 palabras, mezclaba cuestiones sanitarias con asuntos políticos, sobre la base de un lenguaje técnico, pero sencillo, dirigido a diversos destinatarios, principalmente, miembros de las élites.

      Diferentes artículos fueron tomados también de la prensa para contextualizar la época, los asuntos y los problemas relacionados con Jorge Bejarano. Sin perjuicio de la información que de allí se obtiene, la crítica de este tipo de fuentes prevaleció sobre su uso directo, teniendo en cuenta que la prensa escrita ha sido utilizada primordialmente como medio de expresión de los grupos políticos dominantes. Su influencia, su tiraje y su tiempo de circulación reflejan también la capacidad económica de los dueños de estos medios, de modo que la independencia, la objetividad y la veracidad de las informaciones solo pueden ser analizadas mediante la contextualización, la comparación y la crítica.

      Todas estas fuentes se organizaron de dos maneras: en primer lugar, se agruparon cronológicamente por décadas para tener un registro más claro de la cantidad de fuentes obtenidas; en segundo lugar, se separaron los textos de Jorge Bejarano teniendo en cuenta una estructura temática: sus obras principales, los artículos científicos, las columnas de opinión y los discursos políticos en épocas de campaña proselitista.

      Las fuentes se sometieron a análisis de contenido para identificar los elementos más relevantes de su discurso en cada periodo histórico (las unidades de registro, las macroproposiciones, etc.)36. A partir de un análisis cuantitativo elemental, en el que se resaltaron los conceptos que más se repetían en cada fuente, se fueron construyendo las unidades de registro (política, mujer, educación, etc.). Dichas unidades se organizaron en una base de datos que relaciona cada una de las fuentes escritas por Jorge Bejarano (desde 1913 hasta 1966) con la cantidad de veces que aparece la unidad de registro. Para el caso de fuentes como los Anales del Concejo o los Anales del Congreso, donde se relacionan las intervenciones de Bejarano en estas dos corporaciones, se elaboró otra base de datos que registraba la fecha de cada sesión, la participación o ausencia de Bejarano, la forma como había participado, lo que el intelectual había dicho o lo que se había dicho sobre él.

      Luego se aplicaron técnicas de análisis discursivo para casos específicos (como las concepciones sobre la mujer o el seguimiento de la prensa en algunos contextos electorales)37. El análisis discursivo partió en un primer momento de los resultados del análisis de contenido, que luego derivaron hacia una revisión de la estructura de las fuentes: su concordancia y coherencia temática, el estilo del discurso, los parámetros de enunciación utilizados por Bejarano, entre otros elementos. Posteriormente, entramos en una fase del análisis que implica la interpretación de los contextos en los que se plantea el discurso, los otros discursos de los que toma referentes o a los que quiere dar respuesta y los efectos que produce, es decir, el entorno de intertextualidad. Este análisis fue muy relevante para identificar los cambios y continuidades en el pensamiento del intelectual y para identificar la forma como Bejarano asumió la práctica de la academia y de la política. Por último, todo lo anterior se complementó con análisis cualitativos para interpretar acontecimientos y contextos específicos de su vida38.

      El Diccionario de la Real Academia Española define higiene como la parte de la medicina que tiene por objeto la conservación de la salud y la prevención de las enfermedades, y salud como el estado en que el ser orgánico ejerce normalmente todas sus funciones. En la actualidad, para la gente del común, el término higiene está asociado exclusivamente a limpieza y aseo; sin embargo, para la medicina de la primera mitad del siglo XX, la higiene estaba asociada a todos los elementos del entorno social que permitían a las personas tener salud física y mental: alimentación, vivienda, acceso a servicios como agua y alcantarillado, vestuario, deporte, recreación, educación, justicia y acceso a los servicios médicos, entre otros. La higiene se configuró como una categoría sociológica, pues atendía gran parte de los asuntos inherentes a la sociedad.

      Fue el mismo Jorge Bejarano quién recalcó la importancia de la higiene como categoría sociológica al criticar el cambio de nombre que se le dio al Ministerio de Higiene por Ministerio de Salud Pública en 1953:

      De la mismísima Grecia nos vino el vocablo que ahora repudiamos. Esculapio, dios de la medicina, dio a su hija el nombre de Higieia, que desde entonces se consagró como diosa de la salud. Así pues, “sano”, “salud” es lo que traducen los vocablos “hygiees” e “hygieia”, vocablos contemporáneos de la cultura del hombre, y que nosotros los médicos estamos obligados a perpetuar por su origen médico y a traducir como el arte de vivir en plena salud; como el conjunto de normas para preservarla y conservarla; como ciencia de la vida porque enseña al hombre a rodearla de ambiente propicio para lograrla; porque lo magnifica y hace libre enseñándole a desarrollar y conservar las facultades del cuerpo y del espíritu y porque en fin, prolonga la existencia, haciéndola grata y amable a quien la disfrute. La salud pública, no es la higiene misma. Es el resultado de su aplicación. Es su consecuencia.39

      La higiene, y todos los elementos asociados a ella, formaba parte de la cognición social de muchos miembros de la clase política, lo cual le permitió trascender lo eminentemente médico para llegar al campo de la ideología. Esta, por su parte, es la forma como se manifiestan ciertos comportamientos, valores y representaciones en un grupo social y actúa como un eje que transversaliza todos los aspectos individuales y colectivos en los que dicho grupo está inmerso. La ideología se manifiesta con acciones políticas directas y se difunde por medio de estrategias discursivas. Según el lingüista Teun van Dijk, las ideologías:

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