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interpretativas preferidas por el profesor: es un compañero de viaje, un material de trabajo y consulta para profesores y estudiantes que, además, rezuma amor por el magisterio.

      El segundo motivo para dar la bienvenida a este libro es la forma de abordar la historia americana. En efecto, los autores han trazado un plan de exposición compuesto de cinco grandes capítulos, cada uno de los cuales despliega la ya se ñalada interacción entre la América Latina y la del Norte, en particular los Estados Unidos, relación creciente a medida que avanzamos en el tiempo. No es extraño que el capítulo quinto, dedicado a las cuatro últimas décadas del siglo xx, sea el más extenso no sólo en términos unitarios, sino también proporcionalmente (alcanza casi un tercio del texto efectivo). En este sentido, el equipo coordinado por Joan del Alcàzar, se sitúa en un campo muy próximo a la concepción de la historia-problema –l’histoire-problème– que en su momento planteara Lucien Febvre como una clave de la cientificidad de la historiografía. Como se sabe, la historia-problema busca en el pasado de las sociedades respuestas a los grandes problemas del presente, lo cual significa apelar a las interrogantes, conceptos e interpelaciones que resultan disponibles desde una asunción plena del contexto contemporáneo desde el que se investiga, se enseña, se lee y se vive. Quienes practican la historia hacen las veces de grandes exploradores del pasado que buscan en él no tanto las curiosidades, sino sobre todo las inquietudes. Están más interesados por los procesos que por los acontecimientos, sin por cierto despreciar o menoscabar la consideración y el conocimiento riguroso de éstos últimos. Aunque nuestros autores no lo planteen explícitamente, cualquier lector o lectora advertirá, si lee el libro con atención, la presencia de una dialéctica entre pasado y presente, en particular en cuanto atañe al problema que hace de hilo conductor (implícito, pero visible para quien mire bien) de la exposición, esto es, la construcción de diferentes y variables órdenes político-sociales.

      Se ha dicho antes que un tercio del libro se ocupa de las últimas cuatro décadas del siglo xx. Ello no es sólo el reconocimiento a la intensidad del movimiento histórico del continente americano durante esa etapa, ni a la mayor interacción entre la América latina y la anglosajona en ese período. Antes bien, constituye una explícita asunción de la posibilidad y la necesidad de encarar el estudio científico de la historia del tiempo presente –historia actual, historia coetánea, historia inmediata, historia reciente, o como se la quiera llamar–, apelando a lo mejor de la caja de herramientas y de reglas propias del oficio y contrariando, con sólido sustento, la fuerte y todavía predominante corriente que desdeña como objeto de análisis historiográfico los procesos y acontecimientos ocurridos en el pasado reciente. Al hacerlo, no sólo definen una orientación metodológica, también aportan evidencia empírica al proceso de transformación de la propia historiografía actualmente en curso en buena parte del mundo, controversia y debate en los cuales se observa, para bien de la disciplina, la adhesión y participación de un creciente número de historiadores.

      Para los latinoamericanistas –y para los simples lectores latinoamericanos– el libro tiene un mérito adicional: ofrece una lectura sin prejuicios de la historia de nuestra región, lejos de esas visiones tópicas de la historia continental que han oscilado entre lo epopéyico y el victimismo. Es una lectura hecha desde universidades españolas que han mandado al desván de los recuerdos la grandilocuencia imperial de la hispanidad (no es asunto menor recordar que el original está en lengua catalana), pero sin caer en los lugares comunes de esa historia políticamente correcta de la América Latina llena de coartadas para un discurso exculpatorio e irresponsable del propio destino.

      De este modo, al margen de coincidencias y discrepancias –que lealmente podrían señalarse, si bien no es adecuado hacerlo hic et nunc–, todo lector encontrará en este libro un formidable estímulo para conocer más y mejor la historia americana, con su especificidad, originalidad y dialéctica.

      Por último, no debe pasar desapercibida la originalidad de esta mirada sobre América Latina por parte de una historiografía española nueva, desde un contexto ibérico renovado y desafiante. Ese espejo se proyecta sobre una América Latina que se debate entre la desazón y la esperanza, entre la injusticia ancestral y las expectativas de cambios efectivos para la prosperidad de sus pueblos. Comprometidos con el objetivo de producir un conocimiento crítico sobre el proceso histórico del continente, los autores de este libro demuestran que es posible ver con extraordinaria claridad, desde el Mediterráneo, la historia de nuestro continente y sus desafíos. Bienvenidos pues a esta historia contemporánea de América, estimados lectores. Al concluir su lectura, no quedarán en estado de indiferencia.

      Waldo Ansaldi

       Universidad de Buenos Aires

      Gerardo Caetano

       Universidad de la República, Uruguay

      Leonardo Curzio

       Universidad Nacional Autónoma de México

       Introducción

      Este libro, que puede ser útil para el lector no universitario interesado en la materia, es el resultado de una necesidad compartida por los cuatro profesores que hemos trabajado en su elaboración: la de ofrecer a nuestros estudiantes un texto de trabajo, consulta y referencia para el estudio de la Historia Contemporánea de América. Además, es fruto de la estrecha colaboración a la que hemos llegado sus autores, docentes de las universidades de Valencia, Alicante y las islas Baleares; cuatro profesores de Historia Contemporánea de América que hemos unido nuestras fuerzas para construir, finalmente, el libro que tiene en sus manos.

      El problema por resolver, aquél que fue la chispa que puso en marcha la iniciativa, venía determinado por la exigencia de alcanzar la mayor calidad posible en nuestra docencia en una asignatura que se imparte en todas las universidades españolas y en buena parte de las americanas, tan amplia y compleja como la misma historia contemporánea de América.

      Una asignatura que nos obliga a hablar de la evolución histórica de todo un continente tan grande y heterogéneo como es el americano, con sus dos grandes áreas: la latina y la anglosajona. La propia configuración de la asignatura nos ha obligado desde hace años a reflexionar continuamente respecto a cómo abordar su docencia. Hemos sido conscientes siempre de dos peligros que nos amenazan, por exceso o por defecto: o bien proponemos unos programas amplios, con el riesgo de banalizar los diversos temas en ellos contemplados, teniendo presente la falta de tiempo de docencia real; o bien reducimos drásticamente el temario, con todo lo que esto podría significar de empobrecimiento en la formación de unos estudiantes que puede que sólo con nuestra asignatura trabajen sobre América durante su licenciatura. Es evidente que debemos huir decididamente del primer peligro, pero… ¿no provocará esto que caigamos en el segundo? El lector, con el libro que tiene en sus manos, podrá juzgar si lo hemos conseguido.

      Tal y como más tarde insistiremos, estamos hablando de América, de todo el continente americano. Es decir –y aunque parezca una obviedad es necesario insistir–, debemos abordar los procesos históricos tanto de los Estados Unidos y Canadá como de América Latina. Con la finalidad de que los estudiantes entiendan la evolución histórica americana es necesario que hablemos de los diversos procesos de independencia; de sus consecuencias en las tierras del norte y en las meridionales (la guerra de Secesión y la época de los caudillos, respectivamente); de la integración de las economías del sur en el sistema capitalista como economías de exportación durante la época oligárquica; de la constitución de los Estados Unidos como gran potencia y de su participación en la historia mundial y, singularmente, en la de América Latina; de la evolución interna de los Estados Unidos desde la crisis de 1929; de los populismos latinoamericanos; y, finalmente, de América a partir de 1945: la lucha por los derechos civiles y las repercusiones internas de la guerra de Vietnam junto con la revolución conservadora de Reagan en los Estados Unidos y el retorno de los demócratas con Clinton; y de la revolución y las alternativas revolucionarias, de las dictaduras junto con la Década Perdida y las transiciones a la democracia en América Latina.

      Nos situamos, abordando el objeto de estudio desde este plano amplísimo y a la vez integrador, en

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