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Uno4 de la extrañeza de su ser” (§ 57), ni pensar el existir propiamente como una “aprehensión modificada” del existir impropio (§ 38).

      Permíteme, para empezar nuestra entrevista, una vuelta atrás a los textos más primerizos en los que te enfrentas a Heidegger, con el fin de indicar los hilos que desarrollas ahí y cuyo entramado lo constituye, a mi entender, la cuestión del “ser singular plural”.

      En Ego sum (1979), prestas oído al “susurro del sujeto” en el cogito y “desbordas” a Heidegger mostrando que no oye ese susurro, y que eso lo conduce a hacer recaer “el sujeto-que-se-enuncia” en “el sujeto de la representación”, pasando por alto el hecho de que, al mismo tiempo que se enuncia, el ego “se desmorona” y revela así “la inestabilidad innata” del sum al mismo tiempo que “la insustancial sustancialidad” del sujeto.

      Jean-Luc Nancy (jln): Permíteme empezar extrayendo lo siguiente al principio de tu pregunta: “el modo de ser propio del Dasein tiene lugar en su mismísimo modo de ser impropio (dicho de otro modo, en la mismísima existencia cotidiana del ‘Uno’); es necesario inscribir la ‘cuestión del ser’ en una analítica, no ya existencial, sino ‘co-existencial’”.

      Das la impresión de que la co-existencialidad estaría vinculada al “modo impropio” o al “uno”. Lo cual en un sentido está fuera de duda, pero no según lo que sugiere tu frase, a saber, que el “uno” sería el lugar primordial del “co-”, a lo cual se podría objetar (pasando por alto la cuestión de la “modificación” de lo impropio en propio) que el “co-” sería competencia –al menos en un primer momento– de lo impropio. Con una fórmula que el francés torna malsonante, el on serait con [el uno sería gilipollas], lo cual no carecería de cierta resonancia con la descripción heideggeriana del Man. En términos más depurados, la coexistencia sería competencia en primer lugar de la impropiedad o de la no-propiedad.

      Me parece necesario descartar esa hipótesis, que he creído notar que afloraba en tu frase, aunque sé que no es esa tu intención.

      Pero, al mismo tiempo, esta pequeña puesta a punto permite conceder toda su relevancia a los dos asuntos que destacas: la copertenencia entre propio e impropio, la coexistencia y/o la coexistencialidad del o de los Dasein en el Mitdasein. Creo en efecto, por un lado, que esas dos correlaciones son muy importantes y que, además, tienen correlación entre sí.

      Al mismo tiempo, lo que acabo de escribir me ha llevado a utilizar unos términos discutibles, y eso en dos ocasiones.

      Por una parte, cuando he escrito: “lugar primordial” y, más adelante, “en primer lugar” para indicar la supuesta pertenencia del co- al registro del uno. Es decir, a un solo lado del tabique cuya mención por parte de Heidegger has recordado. Al expresarme de esa manera, confirmo ya la posición de ese tabique y lo refuerzo incluso en anterioridad, lo cual corre el peligro de orientarnos mal después, puesto que, precisamente, se trata de preguntarse, quizá, si se da anterioridad e incluso –¿quién sabe?– si se da ese “tabique” o, al menos, cómo y de qué material está hecho...

      Por otra parte, también me he expresado torpemente cuando he contrapuesto una manera malsonante de hablar a una manera depurada. Descubro con posterioridad que, al acatar el buen uso académico que ha de hacer que me retenga de escribir la palabra “con” (“gilipollas”) en su sentido popular francés (proveniente del latin cunnus y no de cum, a diferencia, por ejemplo, del con italiano o español), acato un desprecio heideggeriano de la vulgaridad que, como he señalado en otro sitio, Derrida pone en tela de juicio o en un aprieto. (Recuerdo brevemente que se trata del presunto “concepto vulgar del tiempo” y, por otro lado, de la vulgaridad erótica. Hablo de ello en un texto que ya he pronunciado pero que no está publicado, “Jouis anniversaire”.) Ahora bien, ese desprecio bien podría pertenecer al estrato o al contenido efectivo del pensamiento que ofrece resistencia a aquello que él mismo señala como modificación o modalización (las dos traducciones son equivalentes si se tiene en cuenta el texto de Sein und Zeit) de lo impropio en propio. No me detengo tampoco por el momento: sin duda habrá que retomar todo esto.

      Pero, llegados a este punto, retomo la lectura de tu pregunta.

      Has

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