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la otra posibilidad. Desde entonces, he vuelto a entrar en el feminismo y a suspenderlo muchas veces.[58]

      Así que, básicamente, estoy buscando lo que en Split Decisions llamo una “política de inconmensurabilidad teórica”, la proliferación de teorías de izquierda sobre el poder con las que podamos relacionarnos como si cambiáramos un par de lentes por otro, poniendo en práctica una teoría y luego otra para ver cuál hace que el mundo sea más inteligible. ¿Cuál de ellas hace que el mundo tenga más sentido? Si llevamos puestos los lentes feministas todo el tiempo, solo veremos lo que estos nos permiten ver, y tal vez no nos permitan ver cosas que el conjunto de ideas feministas aún no incluye.

      JH: No estoy segura de que diría que el trabajo queer como lo vemos en los Estados Unidos y en el mundo siempre simpatiza con este enfoque de “cambio de lentes”. Hay una gran parte de la teoría queer muy dogmática que coincide con cómo suena y se siente el feminismo de la dominación, aunque en clave de las minorías sexuales. Y hay una gran parte de la teoría queer que ejemplifica el tipo de proyecto de movilidad que creo que has dicho que tu propio trabajo ejemplifica.

      Por lo tanto, el proyecto queer que me gustaría ver, que no es ni equivalente ni idéntico a todo el trabajo sobre los derechos queer, sería un intento de enriquecer el vocabulario teórico de la izquierda para que se abra a ver las cosas de otra manera. Es decir, ver no solo el sexo, la sexualidad, el género y la familia de nuevas maneras experimentales, sino tener ese tipo de apertura epistémica sobre muchas cosas.

      AA: ¿Cómo podría tu crítica de la distinción m/f abordar la reproducción y el sexo? Se podría argumentar que ocuparse de la política de reproducción hace aún más difícil que el feminismo se aleje del marco m/f.

      Por supuesto, eso no garantiza una divergencia real. Como muestra tu trabajo, se puede recurrir a un modelo de derechos de las minorías, y vemos que eso sucede todo el tiempo. Pero una y otra vez, la gente me responde desde el campo de trabajo, en el que esta visión se ha reducido a una lista de “minorías afectadas”, preguntando con tristeza: “¿Por qué lo hicimos, cuando lo que vi ahí fuera en la vida erótica y reproductiva de la gente atraviesa la identidad de tantas maneras?”.

      AA: Te alineas con una escuela de pensamiento llamada “estudios críticos del derecho” (CLS, por sus iniciales en inglés). A menudo, estos estudios trabajan con un “análisis distributivo”. Este análisis también es central para otra crítica que ofreces como una forma de entender los giros que ha dado el feminismo m/f: usas la herramienta del análisis distributivo de los CLS para señalar las formas particulares de poder que el feminismo m>f o de la dominación ha invocado, los instrumentos jurídicos que prefiere usar y las formas en que imagina que opera la ley en el mundo. Tal vez la primera cuestión pequeña que podemos abordar sea la explicación de lo que es el análisis distributivo para ti. Luego, podemos preguntarte dónde ubicas tu entendimiento del derecho dentro de las diversas interpretaciones que presentan los CLS. Y, por último, ¿cómo podemos conectar este conjunto de instrumentos y debates de los CLS con el feminismo o con “tomarse un descanso”?

      JH: Los CLS están vivitos y coleando, a pesar de los esfuerzos de tanta gente para declararlos muertos y acabados. Encuentro entre mis estudiantes una necesidad continua de enfoques críticos del derecho y unas ganas inmensas de recibir formación básica en las herramientas desarrolladas para el pensamiento y la acción emancipadores de los CLS.

      Muchas, muchísimas cosas y formas de pensar diferentes se vertieron en los estudios críticos del derecho que llegaron en momentos históricamente distintos y luego de alguna manera se mantuvieron en la tradición. Se remontan al realismo jurídico estadounidense; luego, adoptaron muchas ideas de Marx y del socialismo estadounidense; dieron un brusco giro hacia el posmodernismo con el resto de la intelligentsia estadounidense de izquierda en los años ochenta y noventa; absorbieron las experiencias políticas de los movimientos de derechos civiles y los movimientos Black Power, el movimiento contra la guerra de Vietnam, el movimiento feminista y los movimientos sociales de izquierda relacionados, aunque se alejaron de su base identitaria; y recibieron una enorme influencia poscolonial de los numerosos intelectuales poscoloniales que se acercaron a los CLS para que los ayudara a comprender la avalancha de ideas jurídicas estadounidenses en el espacio mundial y crearon todo un conjunto de nuevos trabajos críticos sobre la colonia y la poscolonia.

      Por lo tanto, comienza con un impulso normativo. A menudo es bastante rudimentario: “No me está gustando lo que veo”. También se puede

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