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       7. Cómo utilizar en terapia el modelo de las cuatro experiencias del cuerpo

       SEGUNDA PARTE: A MODO DE INTERVENCIÓN

       CAPÍTULO 1 IDENTIFICACIÓN Y PRIMERAS INTERVENCIONES PARA LOS PROFESIONALES DE SALUD

       1. Evidencias estadísticas

       2. La llegada del paciente a la consulta del profesional de salud

       3. Las preguntas que facilitan la anamnesis de un TAI

       4. Diagrama tridimensional para comprender y evaluar riesgo TAI

       5. Primeras intervenciones del profesional de la salud

       6. Cómo hacer una derivación eficiente

       CAPÍTULO 2 GUÍA DE TRATAMIENTO

       1. Principios del tratamiento

       2. Evidencias para el tratamiento de los TAI

       3. Evidencias para el tratamiento psicoterapéutico

       4. La distribución de tareas en el tratamiento

       5. Siete casilleros para saber qué hacer

       6. El tratamiento según el tipo de paciente

       CAPÍTULO 3 EL EQUIPO EN LOS TRASTORNOS DE ALIMENTACIÓN

       1. La unidad de trastornos de alimentación y sus equipos de tratamiento

       2. El sistema está vivo

       3. Características de la interfaz equipo-caso clínico

       4. La familia como caso clínico en los trastornos de alimentación

       5. Los ejes diagnósticos y los trastornos de alimentación

       6. El inconsciente de la interfaz equipo-caso clínico

       7. Comunicando en la interfaz equipo-caso clínico

       8. Un modelo para representar el devenir relacional

       9. Un modelo lleno de afectos y defensas

       10. Propuestas para salir del impasse

       11. Organización de la unidad para sostener la identidad del equipo tratante

       CAPÍTULO 4 EL TRABAJO DEL TERAPEUTA FAMILIAR

       1. Intervenciones en crisis

       2. La terapia familiar propiamente tal

       3. La construcción de las unidades terapéuticas de sentido

       4. La Unidad edípica: Unidad base del trabajo terapéutico relacional

       CAPÍTULO 5 EL TRABAJO DEL SIGNIFICADO EN TERAPIA

       1. Semiosis distribuida en terapia familiar

       2. Los cuentos rusos

       3. Lógicas morfosintácticas

       4. Funciones narrativas: los movimientos lógicos de una narración terapéutica

       5. A modo de ejemplo clínico

       6. Los efectos de afecto asociados a las unidades de sentido

       TERCERA PARTE: UN CUENTO PARA DESCIFRAR LOS INICIOS

       Los inicios del pesar

       BIBLIOGRAFÍA

      PRÓLOGO A LA TERCERA EDICIÓN

      Este libro va en su tercera edición. Desde la primera en el año 2010 han ocurrido varias cosas. La primera es la multiplicación de investigaciones que conciernen al tema, y la segunda, la organización y proliferación de los equipos multidisciplinarios en el país y en el mundo.

      En este tiempo han cambiado ciertos énfasis etiológicos, demostrándose, por ejemplo, la importancia de la epigenética. Un punto de vista lamarquiano se propone como otro filón en la reflexión acerca de los trastornos de alimentación. El tema de la trasmisión del trauma y del aprendizaje molecular nucleotídico en el corazón del ADN pone luces de alerta frente a la historia familiar. Advierte que, si en la familia hubo vivencias de maltrato o peor, abuso, la paciente que tenemos en frente se comportará como si ella misma hubiera sido abusada. Los silencios en la respuesta reparatoria de sus tejidos serán más largos y probablemente los medicamentos parecerán no funcionar y la terapia requerirá más frecuencia y compasión.

      Durante estos diez años, las consecuencias de la desnutrición sobre el tejido cerebral se han hecho evidentes con las tecnologías de imágenes cerebrales funcionales. La neurociencia ha mostrado cómo la integración tisular permite una respuesta adaptativa suficiente para el contexto, cómo se deterioran y recuperan. Tanto en la búsqueda etiológica como en la terapéutica han surgido grupos de investigación con modelos animales y con laboratorios donde humanos sanos y enfermos se prestan para ser estudiados en sus funciones cognitivas y sus estados emocionales. La gran dispersión de investigaciones ha dado por resultado que podamos crear nuevas intervenciones y acelerar la cura si llegamos a tiempo. La neuropsicología, por una parte, y la terapia basada en la familia, por otra, así como un plan de alimentación que desde el inicio incorpore variedad y calorías han ganado terreno en la evidencia de sus resultados.

      Lo que no ha variado es la patología misma. Se sigue presentando con la tozudez de siempre. Los pensamientos acerca de la imagen corporal que torturan el sistema límbico hacen sentir a la paciente en minusvalía, en disolución del yo. La hacen vivir un infierno de malestares, incomodidades, impotencias. Un estado general de la conciencia enrarecido, con venenos cognitivos que malogran el bienestar. Siguen pensando que esto se controla manejando la ingesta. Como si el estado de restricción pudiera amparar la tristeza, la angustia, la impotencia. Otras niñas no pueden restringir porque necesitan la ingesta, y ojalá la prohibida, para sobrevivir al infierno. Son las que atracan. Algunas vomitan, otras, no. Se habla de “ellas” porque sigue siendo una patología más frecuente en mujeres (9-8 mujeres:1 hombre). Aquello que se repite es una sensación de tono negativo que da origen a pensamientos y sensaciones desagradables relativos al cuerpo que la llevan a buscar alguna salida compensatoria. Este proceso patológico como un nudo ciego es difícil abrirlo para soltarlo. Este procedimiento compensatorio patológico es un sistema coherente firmemente articulado. Una fortaleza que no es posible desarmar sino utilizando variadas estrategias nutricionales, del cuidado, farmacológicas, sociales y cognitivas. Así y todo, algo de estas ruinas pueden quedar allí en la psiquis. Una muralla, una torre de vigilancia, una bandera de dependencia disfrazada de autonomía. Es decir, zonas de acceso vetado: emociones que no llegan a la conciencia. Alexitimia. Barreras autísticas. Espacios amurallados que son restados de la experiencia vivencial. Espacios que pueden complicar las relaciones íntimas. Torres de vigilancia que monitorean la ingesta, el peso, que la hacen compararse con otros, que iluminan con focos ciertos aspectos del cuerpo culpándola de no ser capaz de cambiarlo: una mandíbula que no es suficientemente prognática; una barbilla que no termina el perfil donde debiera; un pequeño bulto en el abdomen bajo; un brazo levemente alado; una segunda barbilla que aparece en ciertas posiciones; la entrepierna que se toca. Dismorfofobias

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