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algo positivo (como es por sí notorio). Y así, Dios es, por la necesidad de su naturaleza, causa eficiente (por las proposiciones 25 y 16) tanto de la esencia como de la existencia de aquello, lo cual era lo primero. De lo que también se sigue clarísimamente lo segundo que se propone, pues si una cosa que no ha sido determinada por Dios pudiese determinarse a sí misma, la primera parte de esta [proposición] sería falsa, lo cual es absurdo, como hemos mostrado.

      PROPOSICIÓN 27

      Una cosa que ha sido determinada por Dios a operar algo no puede tornarse a sí misma indeterminada.

      DEMOSTRACIÓN

      Esta proposición es patente por el axioma tercero. [69]

      PROPOSICIÓN 28

      Cualquier cosa singular, o sea, cualquier cosa que es finita y tiene una existencia determinada, no puede existir ni ser determinada a operar si no es determinada a existir y a operar por otra causa que también es finita y tiene una existencia determinada; y a su vez esta causa tampoco puede existir ni ser determinada a operar si no es determinada a existir y a operar por otra que también es finita y tiene una existencia determinada, y así al infinito.

      DEMOSTRACIÓN

      Todo cuanto es determinado a existir y operar es determinado así por Dios (por la proposición 26 y el corolario de la proposición 24). Pero lo que es finito y tiene una existencia determinada no ha podido ser producido por la naturaleza absoluta de algún atributo de Dios, pues lo que se sigue de la naturaleza absoluta de algún atributo de Dios, eso es infinito y eterno (por la proposición 21). Luego ha debido seguirse de Dios o de algún atributo suyo en tanto que es considerado como afectado por algún modo, pues nada se da aparte de la sustancia y de los modos (por el axioma 1 y las definiciones 3 y 5), y los modos (por el corolario de la proposición 25) nada son sino afecciones de los atributos de Dios. Ahora bien, tampoco ha podido seguirse de Dios o de algún atributo suyo en tanto que afectado por alguna modificación que sea eterna e infinita (por la proposición 22). Luego ha debido seguirse [de Dios], o bien ser determinado a existir y a operar por Dios o por algún atributo suyo, en tanto que modificado por una modificación que es finita y tiene una existencia determinada. Lo cual era lo primero. Además, y a su vez, esta causa, o sea, este modo (por la misma razón por la que hemos demostrado la primera parte de esta), ha debido ser determinado también por otra, que también es finita y tiene una existencia determinada. Y a su vez, esta última (por la misma razón), por otra. Y así siempre (por la misma razón) al infinito. Q. E. D. [70]

      ESCOLIO

      Como ciertas cosas han debido ser producidas por Dios inmediatamente, a saber, aquellas que se siguen necesariamente de su naturaleza absoluta, y otras mediante estas primeras que tampoco pueden ser ni ser concebidas sin Dios, se sigue de aquí, I. que Dios es causa absolutamente próxima de las cosas inmediatamente producidas por él, y no en su género, como dicen. Pues los efectos de Dios no pueden ser ni ser concebidos sin su causa (por la proposición 15 y el corolario de la proposición 24). Se sigue, II. que de Dios no puede decirse propiamente que sea la causa remota de las cosas singulares, a no ser, tal vez, para que distingamos esas cosas de las que Él produce inmediatamente, o, mejor, de las que se siguen de su naturaleza absoluta. Pues por causa remota entendemos aquella que no está unida en modo alguno con su efecto. Pero todas las cosas que son, son en Dios y dependen de Dios de tal manera que sin Él no pueden ni ser ni ser concebidas.

      PROPOSICIÓN 29

      En la naturaleza no se da nada contingente, sino que todas las cosas son determinadas a existir y a operar de cierto modo en virtud de la necesidad de la naturaleza divina.

      DEMOSTRACIÓN

      Todo lo que es, es en Dios (por la proposición 15), pero de Dios no puede decirse que es una cosa contingente. Pues (por la proposición 11) existe necesaria y no contingentemente. Además, los modos de la naturaleza divina también se han seguido de esta necesaria, no contingentemente (por la proposición 16), y ello, ya en tanto que la naturaleza divina sea considerada absolutamente (por la proposición 21), ya en tanto que sea considerada como determinada a obrar de un cierto modo (por la proposición 27). Además, Dios no solo es causa de estos modos en tanto que simplemente existen (por el corolario de la proposición 24), sino que también lo es (por la proposición 26) en tanto que se los considera como determinados a operar algo. Pues si no fuesen determinados por Dios (por la misma proposición), es imposible, y no contingente, que se determinen a sí mismos. Y al contrario (por la proposición 27), si son determinados por Dios, es imposible, y no contingente, que se tornen a sí mismos indeterminados. Por lo cual, [71] todas las cosas, en virtud de la necesidad de la naturaleza divina, son determinadas no solo a existir, sino también a existir y a operar de cierto modo, y nada se da que sea contingente. Q. E. D.

      ESCOLIO

      Antes de seguir adelante, quiero explicar aquí, o, mejor, advertir, qué hemos de entender por naturaleza naturante y qué por naturaleza naturada. Pues considero que por lo anterior ya consta que por naturaleza naturante hemos de entender aquello que es en sí y se concibe por sí, o sea, aquellos atributos de la sustancia que expresan una esencia eterna e infinita, esto es (por el corolario 1 de la proposición 14 y el corolario 2 de la proposición 17), Dios en tanto que es considerado como causa libre. Por naturada, sin embargo, entiendo todo aquello que se sigue de la necesidad de la naturaleza de Dios, o sea, de cada uno de los atributos de Dios, esto es, todos los modos de los atributos de Dios en tanto que considerados como cosas que son en Dios y que sin Dios no pueden ni ser ni ser concebidas.

      PROPOSICIÓN 30

      El intelecto, finito en acto o infinito en acto, debe comprender los atributos de Dios y las afecciones de Dios, y nada otro.

      DEMOSTRACIÓN

      La idea verdadera debe convenir con su ideado (por el axioma 6), esto es (como es de por sí notorio), aquello que está contenido objetivamente en el intelecto debe necesariamente darse en la naturaleza. Ahora bien, en la naturaleza (por el corolario 1 de la proposición 14) no se da sino una sustancia, a saber, Dios, ni ningunas otras afecciones (por la proposición 15) que aquellas que son en Dios y que (por la misma proposición) sin Dios no pueden ser ni ser concebidas. Luego el intelecto, finito en acto o infinito en acto, debe comprender los atributos de Dios y las afecciones de Dios, y nada otro. Q. E. D.

      PROPOSICIÓN 31

      El intelecto en acto, sea finito, sea infinito, al igual que la voluntad, el deseo, el amor, etc., deben ser referidos a la naturaleza naturada, no a la naturante. [72]

      DEMOSTRACIÓN

      Pues por intelecto (como es de por sí notorio) no entendemos el pensamiento absoluto, sino solo un cierto modo del pensar, el cual difiere de otros modos, a saber, del deseo, del amor, etc., y que, por tanto (por la definición 5), debe ser concebido por medio del pensamiento absoluto, es decir (por la proposición 15 y la definición 6), por medio de algún atributo de Dios, el cual expresa la esencia eterna e infinita del pensamiento. Y debe ser concebido de manera tal que sin él no pueda ni ser ni ser concebido. Y por ello (por el escolio de la proposición 29), debe ser referido a la naturaleza naturada, mas no a la naturante, como también el resto de los modos del pensar. Q. E. D.

      ESCOLIO

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