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que, psicológicamente el participar en un trabajo que no disfrutamos es mucho peor que el estrés que produce el estar desempleado. Seguro te preguntarás: ¿Pero cómo? Y pensarás que no tiene sentido. Pero si lo analizamos te darás cuenta que ésta es una realidad comprobada.

      Si tu trabajo es monótono, aburrido, no te da la expectativa de ascender de manera laboral, y no te da la oportunidad de crecer como individuo, seguramente es un trabajo que detestas. Y, por si esto fuera poco, prepárate, lo peor aún está por venir, porque se ha comprobado que quienes están en esa situación, su salud física y mental sufre consecuencias lamentables. Sí, el quedarte desempleado es muy estresante, pero al menos te deja la oportunidad para las posibilidades. Y esas ¨posibilidades¨ son las que pueden hacer que tengas un cambio radical en tu vida como jamás te hubieses imaginado. Cuando estás desempleado entonces concentras todos tus esfuerzos en encontrar una posición de trabajo que verdaderamente te satisfaga.

      A mí me sucedió y fue terrible, sin previo aviso, me encontré desempleado y me vi forzado a cambiar el rumbo de mis ocupaciones, sin imaginar que esto me llevaría a encontrar mi verdadera vocación, mi verdadero Destino. De tal manera que ahora, puedo reconocer que el estar desempleado inesperadamente, fue una de las mejores cosas que pudieron ocurrirme. Por supuesto que en el momento no lo podía ver así. Pero ahora reconozco que en mi ignorancia fue una de las mejores cosas que pudieron haberme pasado.

      Esto me recuerda mucho una famosa historia del Dr, Camilo Cruz, que narra en su libro "La Vaca". Aquella en la que un sabio y su discípulo iban caminando por una montaña, cuando de pronto ven a lo lejos una pequeña cabaña; al acercarse se dan cuenta de las condiciones de pobreza en la que vivían sus dueños... Pudieron ver la ropa vieja y sucia que vestía aquel matrimonio y sus tres pequeños hijos quienes también andaban descalzos. Queriendo saber más acerca de su situación, el sabio preguntó a esta familia: "¿ Cómo hacen ustedes para sobrevivir aquí, si en este lugar no existen señales de trabajo , ni puntos de comercio?". Entonces el hombre de la casa respondió: " Nosotros tenemos una vaquita, y todos los días nos da varios litros de leche, algunos de ellos los vendemos o los cambiamos por otro tipo de alimento en el pueblo mas cercano. Y la otra parte la usamos para nuestro consumo. Y así vamos sobreviviendo". Luego de despedirse de aquella familia, y mientras iban por el camino, el sabio ordenó a su discípulo: "Regresa, busca la vaquita, llévala al precipicio y empújala por el barranco". El aprendiz no podía creer lo que estaba escuchando, sabía que esa vaquita era el único sustento de aquellas personas, pero aún así fue, y lo hizo. Al cabo de unos años, su conciencia aún le reclamaba este acto, así que decidió regresar a aquel lugar y confesar su falta. Para su sorpresa vio todo aquello muy cambiado, había una casa grande, llena de plantas y flores, y también árboles frutales alrededor... un carro en la cochera y niños jugando. Al acercarse, fue recibido por aquel hombre, (el dueño de la vaquita) y no pudiendo resistir su curiosidad el joven le preguntó cómo había logrado cambiar ese lugar y mejorar el estilo de vida. Y la respuesta fue la siguiente: " Nosotros teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió, y de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas, y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos. Y de esta manera fué como alcanzamos el éxito que sus ojos pueden ver ahora".

      ¿Te das cuenta? Está muy claro. Historias como la de la vaquita, o la de mi desempleo, nos muestran una misma cosa: A veces tienes que "perder" para entonces poder ganar.

      Pero cuando tú decides quedarte en un trabajo que no te gusta, solo por tener la seguridad de un pago. Cuando desempeñas un trabajo el cual tú sabes es como una calle sin salida, que no te llevará a ningún lugar. Un trabajo que no te enriquece como persona. Te encontrarás al final del día tan exhausto, tan cansado, tan frustrado que será difícil, muy difícil, imaginar siquiera un mejor futuro. Todos nosotros deseamos tener trabajos que nos permitan poner en práctica nuestras habilidades y talentos; que nos reten, que nos hagan crecer y sentir que nuestra vida tiene un gran mérito, y nos permitan ver que sí estamos haciendo una gran diferencia en medio de todos estos millones de seres humanos entre los que vivimos. Pero, cuando terminamos trabajando en algo monótono, que nos limita como si nos metieran a la fuerza en una cajita, un trabajo que sentimos nos ¨degrada¨ como personas, entonces como que nos roba la esencia misma de lo que somos como seres humanos... sí, lejos de darnos nos roba.

      Además, al estar en un trabajo que no te gusta corres el riesgo de permanecer en una atmósfera donde constantemente te sentirás empujado hacia abajo, en lugar de hacia arriba, y esta atmósfera cargada de negatividad ocasionará unos niveles de estrés tan grandes que te causarán problemas fisiológicos y mentales.

      Un ejemplo perfecto que te puede ayudar a descubrir cuál es tu situación en relación al trabajo, es imaginando la siguiente escena, y respondiendo la pregunta... Supongamos que es domingo por la noche, mañana debes ir a trabajar... ¿Cómo te sientes? ¿Qué piensas al respecto? Si tu respuesta es algo así como: "nooooo... no quiero ir a trabajar... no puedo creer que siga ahí, pero tengo que hacerlo..." No sólo es la expresión verbal de lo que sientes, sino que seguro tu estómago estará tenso, tu estado de ánimo irritado; no desearás ir a dormir pues no existe la motivación para despertar e ir a ese trabajo, y buscarás excusas para no ir a la cama, como el ver televisión la mayor parte de la noche, ingiriendo excesivamente comida chatarra y terminarás despertando tarde, de mal humor, peleando con tu familia, exactamente las condiciones "no ideales" para presentarte en ese trabajo que odias. Y si le añades a tu mente pensamientos como: ¨ Assshh...Tengo que lidiar con ese cliente y tengo que soportar a mi Jefe¨, etc. En camino a tu trabajo estarás tan deprimido que sentirás que literalmente tienes que arrastrarte para llegar a él. Solamente aquí te muestro como físicamente tu salud puede ser afectada negativamente de la siguientes formas: Aborrecer tu trabajo te puede hacer obeso, puede bajar las defensas de tu sistema inmunológico, te puede robar el sueño necesario para recuperarte cada día, puede arruinar tu relación con tu familia, puede mantenerte en un estado de estrés constante, lo cual terminará acortando la vida normal de tu corazón. Es decir, el mayor peligro al que se enfrentan las personas que detestan su trabajo es: La depresión. Que es definida como una enfermedad o trastorno mental que se caracteriza por una profunda tristeza, decaimiento anímico, pérdida de interés por todo, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración. Y que, en su forma más grave, puede conducir al suicidio.

      Como te puedes dar cuenta, no son sólo pesos y centavos los que estás exponiéndote a perder. Es también tu salud física y tu vida misma la que está en juego al trabajar en algo que no te gusta. Y por otro lado la realidad es que nosotros los seres humanos no fuimos diseñados por Dios para venir aquí a la tierra, solamente para trabajar muy duro y pagar recibos hasta que muramos. Estoy seguro que no es así.

      En el área espiritual.

      Este Libro no es un libro acerca de la existencia de Dios, pero he tenido la necesidad de incluir este capítulo, pues en mi experiencia personal, el tener la FE de la existencia de un ser más poderoso que yo, de alguien mucho más grande que yo, y mucho más inteligente; quien ha venido a formar parte de mi vida al habérselo permitido por una decisión voluntaria cuando yo era muy joven. Indudablemente ha causado un efecto en todas las decisiones que he tomado. Entiendo que Él está dispuesto a pasar a formar parte de la vida de cualquier persona solo si ésta se lo permite. Pues Él es un caballero que no ¨forza¨ a nadie para entrar en su vida. En este peregrinar por la Tierra, es uno como ser humano quien debe decidir si de una forma voluntaria le permitimos interactuar con nosotros cada día o no.

      A mí en lo personal me cuesta mucho más creer que yo haya llegado solo a donde ahora estoy, por mi propia voluntad e inteligencia, que creer que hay un diseño divino que Dios ha creado para mí desde antes de que yo naciera. Él ha compartido conmigo de su gracia ayudándome en esos momentos en los que me sentí tan débil e ignorante en el camino a encontrar mi DESTINO. Por eso, sin duda les puedo decir que necesitaría tener más FE para creer que no hay un Dios ayudándome cada día, que para creer que Él existe y me ha ayudado a alcanzar mi DESTINO. Al final de cuentas, se resume justo en eso: tener FE en su existencia o no tenerla. Cosa que sólo tú puedes decidir.

      No

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