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sucede esto? ¿Y en qué medida estamos aprovechando la sabiduría de los consejeros y psicólogos en nuestras congregaciones?

      ¿Qué puede aportar el pensamiento cristiano al estudio de la sabiduría?

      Además de encontrar interesante la psicología de la sabiduría, también me resulta frustrante. Cuando los psicólogos positivos comenzaron a estudiar las virtudes hace un par de decenios, fueron a la literatura religiosa y espiritual para saber de las virtudes y las potencias del carácter y, sin embargo, la mayoría de los científicos sociales simplemente han ignorado lo que las principales religiones del mundo tienen que enseñarnos acerca de esas mismas virtudes.

      El trabajo científico sobre la sabiduría es útil y fascinante, pero la idea más revolucionaria que he encontrado sobre la sabiduría es la diferenciación teológica entre la sabiduría convencional y la crítica. Esta diferenciación vino a ser el núcleo de nuestro programa de mentoring de sabiduría para la iglesia. Más exactamente, Jesús, el mayor ejemplo de sabiduría crítica de la historia, vino a ser el centro de atención de estos grupos. En Jesús vemos a alguien que muestra una increíble amabilidad y amor hacia los desfavorecidos, incluso cuando expresa su indignación por las injusticias de la religión institucionalizada. En el que puede ser el versículo fundamental de la Biblia, Juan describe a Jesús como lleno de gracia y de verdad (Jn 1:14). Es increíblemente amoroso, perdonador y misericordioso, y se mantiene firme ante la injusticia, la traición, la codicia y la opresión. Ser como Jesús, encarnando la sabiduría crítica, es nuestro telos.

      La psicología de la sabiduría puede beneficiar a la iglesia

      Quizás, lo más emocionante de la conferencia de Paul es que fue útil para la iglesia. Los jóvenes adultos aprendieron de los mentores de sabiduría, y se parecieron más a Jesús en el proceso. La iglesia también dio forma a un tipo de diálogo enriquecedor con la psicología que hace que las congregaciones sean relevantes en una época en la que se venera a la ciencia quizás en demasía.

      En la reunión final con nuestros mentores de sabiduría, una de las preguntas que más me bendijo fue la que nos hizo un líder de un grupo de edad, que también era pastor administrador: ¿podían seguir usando el programa —preguntó el líder— una vez concluido el estudio? Qué bendición fue ver esta cooperación abierta entre la psicología y la iglesia, capaz de producir artículos académicos y libros a la vez que contribuye a la salud de los jóvenes cristianos. Todos ganan. Todos se esfuerzan por ser cada vez más entendidos.

      La sabiduría en la consejería cristiana

      Aunque no consideramos que los grupos de mentores en el estudio de Paul fueran consejeros, pienso que quienes vienen solicitando consejería están buscando ayuda porque se enfrentan a los mismos problemas que plantea la vida que expusimos a nuestros grupos de mentores. La gente acude en busca de ayuda porque se enfrenta a circunstancias difíciles y desea que un compañero los acompañe a través del valle tenebroso. Vienen buscando sabiduría, encarnada en la persona del consejero.

      En la consejería proporcionamos una gran cantidad de sabiduría convencional, y la consejería cristiana está modelada por el pensamiento cristiano. En la mayoría de los modelos de consejería, esto no se hace mediante la enseñanza o la información directa dada por el consejero al paciente, sino más bien mediante un análisis guiado a medida que el paciente va analizando sus sentimientos, creencias, suposiciones, comportamientos y prioridades. Observa en la siguiente situación hipotética cómo el consejero guía al paciente a la sabiduría convencional:

Paciente: La ansiedad por todo esto me ahoga. Todo lo que me dice ella es que ya no sabe si me quiere, pero yo quiero saber lo que eso significa en cuanto a nuestro futuro. ¿Se va a ir o se va a quedar? Y cada vez que le pregunto, ella se vuelve y se va, como si hubiera sacado un tema tabú.
Consejero: Y luego, cuando ella se va, su ansiedad se desboca.
Paciente: Exacto. Lo que digo es, ¿no tengo derecho a saber? Hace dieciocho años, mi esposa prometió delante de Dios y de doscientas personas que estaríamos juntos para siempre. ¿Qué significó aquello para ella?
Consejero: (Pausa) Y todo eso le oprime, la sensación de que ella le prometió algo a Dios, a sus amigos y familiares, y a usted mismo, y ahora ella puede estar incumpliendo esa promesa.
Paciente: (Una pausa larga; sollozos)
Consejero: Hable de su ansiedad, pero también noto mucha animosidad hacia su esposa. (El consejero está tratando de ayudar al paciente a ver sus otras emociones, además de la ansiedad respecto del futuro).
Paciente: ¿Tiene ella derecho a hacer eso?
Consejero: Esa es una buena e importante pregunta. Cuando usted pregunta, “¿Tiene derecho a hacer eso?”, ¿qué nota en usted mismo? (El consejero está haciendo que el paciente se mire a sí mismo).
Paciente: Es terrible. Estoy bloqueado. No puedo pensar ni hacer bien mi trabajo, ni siquiera mantener una conversación que tenga sentido. Simplemente, me supera. Tengo ganas de enviarle un mensaje o llamarla y obligarla a que me diga lo que va a pasar. Es como si ella tuviera todo el control y yo ninguno.
Consejero: Quiero estar seguro de que tengo este derecho. Le agobia la ansiedad y la incertidumbre sobre el futuro, y comienza a pensar lo injusto que es todo — ¿Qué derecho tiene ella? Luego, los sentimientos casi se desbocan hasta que usted encuentra un modo de hablar con ella. Así que se acerca a ella, esperando obtener algún sosiego.
Paciente: Sí. Pero no me da ninguna seguridad. Solo más rechazo.
Consejero: Entonces no le está funcionando muy bien.

      La sabiduría convencional tiene que ver aquí con lo que los asesores denominan dinámica de persecución y alejamiento en las relaciones conflictivas. Cuando una persona se siente cada vez más insegura, la tendencia es perseguir a la contraria. En este caso, la esposa del paciente se siente ya asfixiada, por lo que decide alejarse más de su marido, que es quien la persigue. El ciclo se repite, de modo que los dos cónyuges se sienten cada vez más agobiados y alterados. Hacer que el paciente entienda este círculo vicioso puede ser útil para recomponer la dinámica de la relación, y si su esposa quiere participar en el asesoramiento, puede ser especialmente beneficioso tener a ambos cónyuges conscientes del ciclo.

      En la consejería cristiana también cabe la sabiduría crítica: ayudar a que el paciente piense saliéndose fuera de su encasillamiento y que pruebe con algo totalmente diferente. Nota cómo para evitar su propia ansiedad, persigue a su esposa con más fuerza. Esto, no solo no funciona, sino que además acaba exacerbando la ansiedad que previamente trataba de evitar. Las estrategias evasivas en general tienden a acrecentar el problema que se quiere evitar. La sabiduría crítica nos invita a adoptar un modo de ser diferente, un nuevo paradigma, incluso si tal cosa parece inaceptable al principio.

Consejero: Entonces, no te está funcionando muy bien.
Paciente: No, la verdad es que no.
Consejero: Permítame el atrevimiento. Está bastante claro cómo quiere usted que sea su esposa; quiere que lo ame, que cumpla sus compromisos con usted y con Dios; pero cambiemos de dirección por un momento. Usted está es un momento crítico de su vida. ¿Quién quiere ser?
Paciente: Eh… No sé a qué se refiere.
Consejero: Solo retroceda y observe por un momento. Hay una pareja:

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