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Sermones temáticos sobre Isaías 53. John MacArthur
Читать онлайн.Название Sermones temáticos sobre Isaías 53
Год выпуска 0
isbn 9788417620356
Автор произведения John MacArthur
Жанр Документальная литература
Издательство Bookwire
Oración
Padre, te damos gracias por nuestro tiempo esta mañana, un tiempo para celebrar, un tiempo para regocijarnos, un tiempo para adorar, un tiempo para contemplar la grandeza de tu Palabra y tu Hijo y nuestro Salvador. Sé con nosotros para bendecirnos, oramos el día de hoy, en su nombre maravilloso oramos. Amén.
02_El siervo sorprendente de Jehová
He aquí que mi siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado, y será puesto muy en alto. Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres, así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán lo que nunca le fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído.
Isaías 52:13-15
BOSQUEJO
— Introducción
— El Mesías esperado
— El Mesías revelado
— El Mesías rechazado
— El Mesías rey
— El Mesías sacrificado
— Una revelación asombrosa
— Una humillación asombrosa
— Una exaltación asombrosa
— Un rechazo asombroso
— Oración
SERMÓN
Introducción
Para aquellos de ustedes que están congregándose con nosotros, hemos estado esperando un estudio del Antiguo Testamento aquí en Grace Church. Después de muchos años en el Nuevo Testamento y unas cuantas visitas en el Antiguo, y recientemente acabamos de embarcarnos en ese estudio del Antiguo Testamento, y estamos comenzando a estudiar una profecía, en particular, en el Antiguo Testamento que se encuentra en el capítulo 53 de Isaías.
De hecho, la profecía en el capítulo 53 de Isaías comienza al final del capítulo 52. Si yo pudiera hacer lo que quisiera, haría que comenzara, el capítulo 53, tres versículos antes simplemente para incluir la profecía en una sección; realmente comienza en el capítulo 52 en los versículos 13 al 15. Ese va ser el texto para nuestro estudio: “He aquí que mi siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado, y será puesto muy en alto. Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres, así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído”. Esto habla de Jesucristo 700 años antes de que Él naciera, y también lo hace el capítulo 53, y también lo hace esta sección entera de Isaías, con muchos capítulos, dirigidos a la persona del Mesías, quien fue, ningún otro que, el Señor Jesucristo.
Para nosotros, como cristianos, regresamos al Antiguo Testamento y vemos a Cristo por todos lados a lo largo del Antiguo Testamento, porque el Antiguo Testamento profetiza, promete, predice su venida; Él es el Salvador, el único Salvador que el mundo jamás conocerá, el único camino al cielo, el único Redentor. Entiendo que hay 20 o más religiones primordiales en el mundo, hay unos 300 segmentos separados de esas 20 religiones; además, hay formas de religión innumerables en términos de tribus, tradiciones y sectas; y después hay millones de millones de sistemas de creencias personales. Uno tendría dificultad en contar todas las deidades imaginarias que existen en las mentes de la gente.
No obstante, todas excepto por el cristianismo, son religiones falsas; todas, excepto el cristianismo, son engañosas. Solo hay un Dios, solo hay un Salvador. El único Dios es el Creador y Redentor quien nos es presentado en las páginas de las Sagradas Escrituras, quien vino al mundo en la forma del Señor Jesucristo, quien es el único Salvador, y, por cierto, el único Dios en toda la religión que murió y resucitó para dar perdón y salvación a los suyos, es el Señor Jesucristo; el Dios verdadero. Solo el cristianismo, únicamente el cristianismo presenta a un Salvador, y solo hay una verdad y es la verdad del cristianismo, y solo hay un Salvador y es el Señor Jesucristo.
Únicamente el cristianismo enfrenta la realidad de que ninguna persona puede ganarse su camino a Dios, ninguna persona puede ganarse el perdón, ninguna persona puede ganarse la salvación, ninguna persona puede ganarse el cielo mediante la bondad, moralidad, la actividad religiosa, la ceremonia o el ritual. La Biblia es muy clara en que la salvación es un regalo para aquellos que saben que no se la pueden ganar y claman por misericordia, colocando su confianza para el perdón y salvación y el cielo, en el Señor Jesucristo, quien murió por sus pecados y en su lugar, y resucitó triunfalmente de los muertos; la confirmación divina de que Él había satisfecho de manera plena la justicia y la ira de Dios, y la salvación fue hecha disponible. Toda la gente es pecadora, todos los que han vivido son pecadores, todos son incapaces de salvarse a sí mismos, todos necesitan un salvador. Solo hay un Salvador, Jesucristo, quien murió y resucitó y salvará a los suyos, y los llevará a todos ellos al cielo. Ese es el mensaje de las Sagradas Escrituras y esa es la verdad.
Y esa es la razón por lo que la muerte y la resurrección de Jesucristo son celebradas como lo son por los cristianos, es el acontecimiento más grande en la historia del mundo. Pero para colocarlos en el lugar en donde está Isaías, conforme él escribe acerca de esto, unos 700 años antes de que sucediera, regresemos un poco. Regresemos al tiempo antes de que Jesús murió y antes de que resucitara de los muertos, y veamos si podemos entrar un poco a la mente del judío.
El Mesías esperado
Los judíos siempre habían esperado al Mesías, lo cual significa el Ungido, lo cual simplemente es una manera de identificarlo como el Rey. Se les había prometido grandeza, se les había prometido prosperidad como una nación desde el principio porque el padre de esa nación fue Abraham, y Dios hizo un pacto con Abraham y se lo repitió a sus hijos los patriarcas, y después lo repitió a lo largo de la historia de Israel de que Dios un día salvaría esa nación, tanto temporal como espiritualmente, y traería gloria y sanación, y mediante esa nación, al mundo. Dios bendeciría a esa pequeña nación, Israel, y los haría una bendición. Ellos esperaban que esa promesa fuera cumplida. La promesa fue hecha a David, de que el que vendría cumpliría todo esto y estaría en la línea de David, un hijo real, quien saldría de la descendencia de David quien sería el Rey, el Ungido, el Mesías, quien cumpliría todas las promesas de gloria y bendición a Israel y mediante Israel. Estaban esperando a su rey.
Él los libraría de sus enemigos, de sus circunstancias malas y de todo su sufrimiento, Él cumpliría todas las promesas de pacto del Antiguo Testamento de bendición y prosperidad, y la nación, influencia y paz, y justicia a ellos, y mediante ellos al mundo. Los judíos estaban esperando al rey venidero, toda generación; inclusive usted podrá decir que toda familia de personas judías, desde que las promesas fueron dadas desde el principio Abraham y a David, y fueron reiteradas a los profetas a lo largo de su historia, todos estaban esperando la llegada del rey, estaban esperando un rey, un rey como el rey que escogieron originalmente, Saúl, alguien grande y poderoso; estaban esperando a alguien con poder militar, alguien quien fuera un gobernante dominante, a alguien que fuera triunfal, alguien quien los librara de todas las cosas que odiaban, todas las cosas que resistían, todas las cosas que resentían y los guiara a la gloria, y mediante ellos, trajera paz y justicia al mundo. Y ellos sabían qué esperar porque el profeta dijo que el Mesías sería un hombre que sería la simiente de una mujer, Él sería un hombre.
Pero el salmista también dijo: “David lo llamará Señor. Él será un hombre, y, sin embargo, será Dios”, ¿cómo puede ser eso? Isaías les dio una pista cuando dijo: “He aquí la virgen