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en el monte Líbano por la mano de Yinon”. Yinon es una palabra hebrea para Mesías.

      Entonces, ellos, literalmente, en el acontecimiento del día de la expiación parafrasearon a Isaías 53 y después se alejaron de él y dijeron, simplemente significa que él será compasivo hacia nosotros. La idea del Mesías mismo muriendo, no es posible, inaceptable. Esa es la razón por la que Jesús fue al Antiguo Testamento, para hablar de su sufrimiento necesario, y los Apóstoles, inclusive, predicaron eso. Ellos no tuvieron interés en eso. Escuche, aquí está el punto, esto es muy importante. Ellos no tenían necesidad de un Salvador. Ellos no tenían necesidad de un sacrificio por el pecado. Nadie, en un sistema de obras, necesita un Salvador. Ellos necesitan a alguien que fuera compasivo con ellos. Ellos le daban la bienvenida a alguien que mostrara empatía hacia ellos.

      Ellos querían a un Rey que fuera compasivo con lo que habían sufrido, y de esta manera a partir de compasión les dieran lo que de hecho merecían. Esa fue la perspectiva del judaísmo antiguo. Esa fue la perspectiva del judaísmo del Antiguo Testamento. Esa fue la perspectiva del judaísmo post Nuevo Testamento. Esa es la perspectiva del judaísmo moderno. El judaísmo nunca se definiría a sí mismo en los términos de Isaías 1: “enfermo de la cabeza a los pies”. Ellos no necesitan un Salvador. Como puede ver, si usted no entiende la doctrina de la depravación y no entiende que usted es incapaz de salvarse a sí mismo por algo que haga, entonces, no necesita usted un salvador que lo salve, usted alcanza la salvación, y cualquier sistema que tiene algún mérito que salva, no tiene lugar para una expiación vicaria sustitutiva.

      Después de que el Señor Jesús vino y la Iglesia nació, la Iglesia interpretó claramente Isaías 53, todos los escritores del Nuevo Testamento como dije lo hicieron, la Iglesia comenzó a predicar a los judíos que Jesús es el cumplimiento de Isaías 53. Ellos no querían oír eso, y entonces, persiguieron a la Iglesia. Mataron a los cristianos, como usted sabe, e inclusive hasta el día de hoy, el judaísmo como institución rechaza a Jesucristo, y rechaza a Jesucristo como el cumplimiento de Isaías 53. Cuando se lo leí hace un momento fue una experiencia conmovedora, ¿no es cierto? Simplemente oírlo leído, porque todo lector cristiano, siente el poder de esta descripción de Jesucristo.

      Usted siente el poder de su obra que lleva el pecado a favor de usted en la cruz. Por otro lado, un judío que lee eso ve algo completamente diferente. Él ve, esta es la interpretación común, a Israel ahí. Este es Israel sufriendo. Israel es el siervo sufriente, quien ha sufrido y sufrido y sufrido y un día entrará en la gloria. La gloria de Israel está por venir, pero en este momento, están atravesando sufrimiento. ¿Injusto quizás? Esta es una perspectiva judía aduladora de Isaías 53, que ellos como un pueblo noble están sufriendo injustamente atravesando por agonías, pero algún día emergerán y llegarán a la gloria prometida a ellos y se convertirán en la nación suprema y bendecirán al mundo entero. Se van a ganar su gloria mediante su religión, mediante su justicia personal y, escuche, mediante su sufrimiento.

      Pero Jesús, no está en Isaías 53. Bueno, esa es la razón por la que Isaías 53 ha sido llamado: “la cámara de tortura de los rabinos”. Isaías 53 ha sido llamado: “la conciencia culpable de los rabinos”, porque usted no puede meter a Israel aquí. Israel no fue alguien que sufrió de manera humilde, no es alguien que sufre de manera humilde. Israel no es alguien que sufre de manera voluntaria. Israel no es un pueblo justo, sin pecado, que está sufriendo injustamente en un sentido, y al mismo tiempo, de manera vicaria por alguien más.

      No hay manera alguna en la que alguien pueda hacer que Israel sea el objeto de Isaías 53. Este tiene que ser Jesús. Pero en este punto, solo quiero señalarle algo que será útil. Israel entonces, Israel en el tiempo de Jesús, e Israel ahora, no tienen necesidad de un sacrificio sustitutivo, no tiene necesidad de un Salvador vicario. No tiene necesidad de un mediador que muera por ellos, lo único que necesitan es un rey compasivo. Solo quieren un gobernante, solo necesitan un rey, no necesitan un Salvador que lleve sus pecados, no necesitan un Salvador que lleve la ira de Dios por ellos, ellos únicamente necesitan un rey que los rescate de todo el sufrimiento y toda la injusticia y el dolor y que les dé la exaltación que ellos merecen debido a su descendencia abrahámica, la promesa davídica y su propia bondad.

      Entonces, cuando usted habla con un judío la pregunta que debe hacerle es: “¿Necesitas un Salvador? ¿Necesitas un Salvador? El cristianismo le ofrece a usted un Salvador. ¿Necesitas un sustituto que muera en tu lugar? ¿Necesitas a alguien que lleve la ira de Dios contra tu pecado?”. Esa es la pregunta. Y eso regresa a la pregunta de todas las preguntas: “¿Cómo puede un pecador estar bien con Dios como para escapar el infierno eterno y entrar al cielo eterno?” Y la única respuesta es: si los pecados de ese pecador han sido completamente pagados y el único que puede hacer eso, es el sacrificio escogido vicario, sustitutivo Jesucristo mismo.

      Diferencia entre judaísmo y cristianismo

      La diferencia fundamental, y esto es algo crítico, la diferencia fundamental entre el judaísmo y el cristianismo es esta: el judaísmo es una religión que magnifica el esfuerzo humano y no necesita un Salvador. El cristianismo es una religión que deprecia el esfuerzo humano y necesita desesperadamente a un Salvador. Esa es la diferencia. Los judíos no necesitan un sustituto que lleve la paga por sus pecados. Dios va a aceptarlos en base a Abraham y en base a su bondad y sus privilegios y sus promesas. Esa es la diferencia. No piense ni por un momento que no hay un valle enorme fijo entre esas dos. Los judíos no necesitan un Salvador que les salve de sus pecados personalmente, únicamente necesitan un liberador para rescatarlos de sus enemigos y de sus dificultades.

      Los cristianos necesitan un Salvador que les salve de sus trasgresiones, iniquidades y pecados personales. Entonces, la pregunta que debe hacerle a cualquier judío es: “¿Necesitas personalmente un Salvador que tome tu lugar y muera bajo el Juicio de Dios por tus pecados?

      ¿Necesitas un Salvador?”. Esa es la pregunta. Y ese es el problema moral de toda la existencia humana. “Mi Siervo”, versículo 11 del 53, “mi Siervo justificará a muchos, Él los hará estar bien con Dios”. ¿Cómo? “Él llevará” ¿qué? “Sus iniquidades. En la expiación, el Siervo de Jehová justifica a muchos”. Él les prometió en el Antiguo Testamento como el que vendría de la nación de Israel, como descendiente de Abraham para venir a través de la familia de David. El Antiguo Testamento dice que nacerá en Belén. Isaías dice que nacerá de una virgen, pero no es hasta que Él llega, que sabemos quién es Él. ¿No podían saber quién era Él? Pero cuando Él llegó, sabemos que Él es Él, porque, en su bautismo, desde el cielo, la voz del Padre dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. ¿Qué estaba diciendo Dios ahí? Él estaba haciendo un eco de Isaías 42:1: “He aquí mi siervo, yo le sostendré, mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu”. Eso es lo que pasó en el bautismo. El Espíritu descendió como paloma. El Siervo sufriente, por el testimonio mismo de Dios y la llegada del Espíritu Santo, no es ningún otro que Jesús. Él es el Cordero de Dios quien quita el pecado del mundo. Entonces, al cerrar, pase a Hechos 8.

      Conclusión

      ¿Usted se acuerda de Felipe y el eunuco en Hechos 8? Y Felipe es guiado por el Espíritu para que vaya al carro de este hombre quien es un oficial en la corte. Y llega a este hombre, él es un prosélito gentil al judaísmo. Él ha estado en Jerusalén, está leyendo Isaías, está leyendo Isaías el profeta, y le pregunta en el versículo 30: “Pero, ¿entiendes lo que lees? Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare?”

      Entonces, Felipe se subió al carro, y el pasaje que estaba leyendo: él fue llevado como oveja al matadero, como cordero ante sus trasquiladores, está en silencio y no abre su boca. En humillación su juicio fue quitado. Él está leyendo a Isaías el profeta. Y él le pregunta en el versículo 30. “Pero, ¿entiendes lo que lees? Él dijo: Y, ¿cómo podré si alguno no me enseñare?

      Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. El pasaje de la Escritura que leía era este:

      Como oveja a la muerte fue llevado; y como cordero mudo que va donde el que lo trasquila, así no abrió su boca. En su humillación no se le hizo justiciar; más su generación ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida”.

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