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Recursos del subsuelo, siglos XVI al XX. Inés Herrera
Читать онлайн.Название Recursos del subsuelo, siglos XVI al XX
Год выпуска 0
isbn 9786070254444
Автор произведения Inés Herrera
Жанр Математика
Издательство Bookwire
A LARGO PLAZO, LA AFLUENCIA de plata americana a Europa, a partir del siglo XVI, provocó una creciente subida de precios y una pérdida del poder adquisitivo. Entre 1530 y 1640 la relación entre el precio de la plata y el oro varió en 50%. A esto habría que agregar el considerable aumento de los costos de extracción y desagüe, al profundizarse las labores mineras; la baja demográfica del siglo XVII, que disminuyó la oferta de indios de repartimiento y aumentó el número de los operarios libres, con la consiguiente subida del costo de la mano de obra; una baja en las utilidades; y una disminución de las importaciones de mercurio.
El descenso en el abastecimiento de mercurio fue el obstáculo final que hizo imposible la superación de las demás dificultades; mismas que existían antes de esa fecha, sin haber provocado consecuencias negativas.14
En 1635 los Fugger, arrendatarios de la mina de Almadén (principal productora mundial de azogue), se declararon en bancarrota y las exportaciones de este insumo a la Nueva España se redujeron a la mitad. Diez años más tarde, la Corona aplicó una política discriminatoria a México y dio preferencia a Perú en las remesas de mercurio a sus colonias.15
De 1630 a fines del siglo XVII la curva de producción de la plata fue de tendencia estática y estuvo bajo la influencia de la producción de Zacatecas y San Luis Potosí. A mediados de siglo cuando en Zacatecas bajó la producción, luego del auge de 1615 a 1630, la bonanza del Parral y de Minas Nuevas, sostuvo de manera parcial la tendencia. En esas fechas, en el volumen total de producción intervinieron también con montos importantes las minas del norte y del centro de la Nueva España (véanse gráficas 3 a 5 del anexo estadístico).16
A mediados del siglo XVII se desarrollaron también en la costa noroccidental de Nueva España reales como el de San Juan Bautista, Nacozari y Ostimury, alrededor de los más productivos depósitos de plata del sur y centro de Sonora;17 tiempo después hubo hallazgos menores en tomo al mineral del Parral (véase el mapa 2 del anexo estadístico). Mas la contracción de la producción fue un fenómeno generalizado en las grandes explotaciones; en el caso de Pachuca se registró una baja importante en la cuarta década del siglo XVII; y en el mismo Parral, después de mediados de siglo.18
La crisis del siglo XVII provocó una reorganización productiva de profundas consecuencias en el siglo XVIII: menos mano de obra indígena en labores mineras, mayor utilización de asalariados, nuevas formas de aprovisionamiento de insumos productivos, mayor utilización del método de fundición, búsqueda de nuevos yacimientos y exploración de vetas conocidas.19
Peter Bakewell propone una periodización de la región minera del norte de México en toda la época colonial. Para él hay cuatro zonas relevantes y duraderas: Zacatecas, Durango, Guanajuato y San Luis Potosí; así como otras de segunda categoría, como Sombrerete, Chihuahua, Bolaños y Rosario (Cosalá y Álamos).20 Asimismo, distingue dos grandes periodos, el dominado por Zacatecas desde mediados del siglo XVI hasta 1730; y el de Guanajuato, que comienza con el declive zacatecano. Zacatecas se vio sobrepasada por algunas zonas mineras como Durango y San Luis Potosí, en diferentes épocas. Después de 1810 recuperó el segundo lugar y poco tiempo después excedió a Guanajuato.
Para las zonas secundarias la explicación es más complicada; pero señala que los periodos de alta producción son transitorios y que sus bonanzas tuvieron honda influencia en las tendencias de producción del norte, en su conjunto.
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14 Mervin F. Lang, op. cit., p. 30; y Cuauhtémoc Velasco Ávila et al, Estado y minería en México (1767-1910), FCE, México, 1988, p. 24. [regresar]
15 Claude Morin, Michoacán en la Nueva España del siglo XVIII. Crecimiento y desigualdad en una economía colonial, FCE, México, 1979, p. 99. [regresar]
16 Peter Bakewell, "La periodización de la producción minera en el norte de la Nueva España durante la época colonial", op. cit., p. 36. [regresar]
17 Robert C. West, op. cit., p. 6. [regresar]
18 lbidem, p. 14. [regresar]
19 Cuauhtémoc Velasco Ávila et al, Estado y minería en México (1767-1910), op. cit., p. 27. [regresar]
20 Peter Bakewell, "La periodización de la producción minera en el norte de la Nueva España durante la época colonial", op. cit., pp. 33-36. [regresar]
El auge minero del siglo XVIII
UN NUEVO CICLO DE AUGE de los metales preciosos se registró en el siglo XVIII —con una baja marcada a mediados de siglo— y acabó en la segunda década del siglo XIX. Los límites cronológicos de este nuevo ciclo y las causas de su apogeo varían según los autores.
La historiografía tradicional puso énfasis en el elevado crecimiento de la producción minera novohispánica, bajo el impulso de las reformas borbónicas. Esta idea la fundamentó con documentación oficial Alejandro von Humboldt al comenzar el siglo XIX21 y la retomaron los historiadores posteriores. En el siglo XX Enrique Florescano e Isabel Gil desarrollaron esta hipótesis en su conocido ensayo acerca del crecimiento económico en la época borbónica.22
Frente a esta posición surgió a mediados de la década de los ochenta una reinterpretación del ciclo de auge del siglo XVIII basado en estadísticas mineras deflactadas por el índice de precios agrícolas, y en el estudio de otros factores como el valor real de la plata en los mercados internacionales, el valor intrínseco de la plata, la relación entre plata pasta, quintada y labrada, e ingresos fiscales, entre otros, que permitió, según sus autores, determinar con precisión el valor de los metales preciosos.
Con base en los resultados de estas investigaciones se afirmó que la producción minera creció en la primera mitad del siglo XVIII a un ritmo mayor que en la segunda, cuando sólo mantuvo su tendencia gracias al apoyo fiscal y a los recursos de otros sectores.23 Pérez Herrero afirma
que la producción de plata en el virreinato de la Nueva España durante la segunda mitad del siglo XVIII, medida en valores constantes (y no en valores nominales, valores corrientes o en kilogramos) no tuvo el ascenso espectacular que las cifras oficiales subrayan, sino que incluso descendió a finales de la época colonial, antes de los movimientos de independencia y no como consecuencia de ellos.24
Una posición semejante a las