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los obstáculos al modelo democrático de Dewey y lo que para él resulta de suma importancia; considerar al conocimiento como el poder de concientización y desmitificación para formar un público democráticamente efectivo. Además, ofrece varias recomendaciones para la producción, difusión y utilización del conocimiento en general y del conocimiento científico en particular.

      Dewey nos deja un marco de fundamentación complejo y rico para quienes defienden la pertinencia epistémica y política de la opinión pública, la cual, entre otras condiciones, es constitutiva e inseparable de un genuino modelo democrático.

      "Neutralidad axiológica y filosofía política de la ciencia y la tecnología" es el título del trabajo de José Miguel Esteban. La neutralidad axiológica de la ciencia y la tecnología es una tesis que se ha sometido a diferentes críticas. Tales consideran que los instrumentos con que se evalúan los procesos que utilizan científicos e ingenieros están cargados de valor; valores epistémicos, económicos, políticos, sociales. Éstos determinan los objetivos que la ciencia y la tecnología persiguen y los medios que utilizan para alcanzarlos. Es necesario esclarecer el tipo de valores al que responde la producción de conocimiento y sus aplicaciones para entender la injerencia que tienen en la sociedad.

      En el texto se plantea el pluralismo axiológico, su consideración incluye la reflexión acerca de los valores desde los que se definen los objetivos y los medios con los que se pretende alcanzarlos, tratándose de establecer un contrato social en el que tengan cabida valores que procuren el bienestar social y no el predominio de los determinantes valores empresariales y políticos que pudieran estarse ocultando detrás de esa "neutralidad".

      John Dewey establece que la inteligencia es el proceso de rehacer lo viejo uniéndolo a lo nuevo, la transformación de la experiencia pasada en conocimiento, y la proyección de ese conocimiento en nuevos fines y propósitos. Para lograrlo es necesario responder congruentemente a ese pluralismo axiológico, el cual estaría formado por las inquietudes e intereses de la sociedad, por ser ella misma la que delibera con respecto a su pasado y decide por el bien de su futuro, en una participación informada que es necesaria para el sano funcionamiento del sistema democrático.

      Cierra la sección el trabajo de Ricardo Gómez "Una nueva unidad no estándar de análisis". El autor sostiene que existe una nueva unidad de análisis para el conocimiento científico. Ésta se opone a la radical separación entre teoría y hechos, a la obsesión por el método (lógico-deductivo) y a la neutralidad valorativa de la concepción estándar de la ciencia.

      La nueva manera de entender el conocimiento científico se amplía sincrónica y diacrónicamente abarcando grandes unidades de estudio; paradigmas, proliferación de teorías, programas de investigación. Ante el abandono de la demarcación entre contextos pierde relevancia el método y se hace flexible ante los distintos valores a los que responde, dándole importancia a los aspectos históricos, políticos o sociales. Ello no significa que los filósofos no estándar de la ciencia hayan abandonado la racionalidad, sino que ésta se ha ampliado, incluyendo la discusión racional de valores y objetivos, así como la presencia de argumentos no siempre lógicamente conclusivos.

      La economía neoliberal es una unidad de análisis cuya crítica puede ser comprendida a través de esta concepción más rica de racionalidad. Para lograrlo, Gómez establece las partes que constituyen el "marco teórico" de esta unidad de análisis, pues el entendimiento de éstas ayuda a asumir una postura crítica respecto al sistema económico, sus medios, sus fines y la visualización de sus consecuencias.

      En sí mismo, el neoliberalismo no admite objeciones, pues ya había sido sometido a una demostración metodológicamente científica que, por la vía estándar, dejó al mundo convencido de su viabilidad, asumiendo sus presupuestos acríticamente. El análisis no estándar desenmascara la racionalidad meramente instrumental por medio de la cual niegan la posibilidad de la complementariedad con la racionalidad práctica, dejando fuera toda connotación política en un mundo en el que lo económico tiene obvia injerencia en lo social.

      Javier Echeverría abre la tercera sección del libro: Ciencia Tecnología y Sociedad. En su texto "Política de la tecnociencia. Los macroprogramas Converging Technologies como ejemplo" señala que el origen de la política científica se remonta a la época de la Segunda Guerra Mundial y a la decisión del gobierno estadounidense de mantener las estructuras científicas generadas durante la guerra, remodelándolas y diseñando nuevos objetivos, impulsando la ciencia y la investigación básica como una acción estratégica para el país, contribuyendo con su predominio.

      Ello implicó un profundo cambio en la estructura de la práctica científico- tecnológica, una revolución tecnocientífica que se ha ido expandiendo desde 1950 por las diversas disciplinas y países, y que se diferencia del estudio de la anterior concepción de ciencias modernas por tres aspectos fundamentales entre "y" y "la"; en las tecnociencias contemporáneas, 1) la ciencia debe insertarse en un sistema más amplio que incluye, además de científicos, a ingenieros, técnicos, empresarios, políticos y militares, toda una agencia científica que se encarga de ir gestionando lo que gira alrededor del proceso tecnocientífico (investigación-desarrollo-innovación), 2) el componente financiero y económico de los proyectos tiene una función determinante y 3) existe una simbiosis entre ciencia, ingeniería y tecnología como condición necesaria para la actividad tecnocientífica.

      Así es como logra modificarse la estructura interna de la práctica científica por una estructura organizativa de tipo empresarial, administrativa, política y jurídica de soporte, en donde no se divisa la diferencia entre lo estrictamente interno y lo externo, entre la teoría y la praxis, y por lo que es necesario contar con una filosofía de la práctica tecnocientífica para hacer una filosofía de la tecnociencia.

      El resultado de la investigación tecnocientífica es validada por los desarrollos tecnológicos y la innovación, por los mercados y las sociedades, quienes aceptan o rechazan las propuestas que les son poco a poco insertadas para beneficio económico de los grupos que dirigen la tecnociencia. La innovación se convierte en la parte más importante del proceso tecnocientífico y ésta es medida de acuerdo con la mejora que supone en la competitividad entre las empresas o agencias científicas. La tecnociencia no sólo pretende conocer mejor el mundo, además tiende a transformarlo, sobre todo a modificar a las personas y a las sociedades. El ámbito de contrastación de las tecnociencias son las sociedades, por lo que resulta imprescindible hacer filosofía social y política de la ciencia. Hay que analizar y criticar las políticas científicas que promueven algunos de los proyectos tecnocientíficos pues, al ser propuestos por empresas, los conocimientos científicos pueden ser parte de un simple instrumento para el logro de sus objetivos, los que poco tienen que ver con el avance en el conocimiento y mucho con finalidades empresariales, políticas y militares.

      El trabajo de Juan Carlos García Bermejo Ochoa se titula "Paradojas y cuestiones abiertas en la política de fomento de la innovación tecnológica". En este texto se hace una útil reflexión alrededor de los mecanismos habituales de protección de los derechos de propiedad intelectual e industrial, ésta es guiada por los planteamientos de la tradición económica neoclásica, pues reflejan una actitud creciente de revisión crítica y son referencia para respaldar teórica y políticamente esos mecanismos.

      Esta revisión es importante por los continuos avances en los procesos de producción y distribución (cambios técnicos) de los bienes intelectuales y de su condición excluyente o no excluyente. Resulta una consideración valiosa, pues, al tratarse de conocimientos, cabe la pregunta de si deberían ser del dominio público o no.

      Desde el punto de vista económico, los mecanismos de protección de los bienes intelectuales e industriales vigilan las ganancias obtenidas a través de ellos, al mismo tiempo, resultan un obstáculo para que la sociedad no pueda libremente alcanzar esos bienes a su favor. Los conocimientos y sus mecanismos de protección, responden a intereses privados, a la búsqueda de ganancias, y cualquier intento social por llegar a tales conocimientos resulta ilegal y representa pérdidas para las industrias y autores que los desarrollaron.

      El cambio tecnológico es uno de los factores determinantes del crecimiento económico y del incremento en el nivel

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