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Rimas. Bartolome Mitre
Читать онлайн.Название Rimas
Год выпуска 0
isbn 4057664169006
Автор произведения Bartolome Mitre
Жанр Языкознание
Издательство Bookwire
Solon, comprendiendo todo el partido que podia sacarse de la poesía para imprimir al pueblo un movimiento eléctrico y sublime, haciéndose el insensato, infringió el decreto sobre Salamina, entonando en la plaza pública un cántico guerrero, por medio del cual, el futuro legislador, cual otro Tirteo, logró encender el entusiasmo popular. El pueblo pidió á gritos el ataque de Salamina, y Solon haciéndose general en gefe, y cambiando la lira por la espada, tomó á Salamina á la cabeza de quinientos hombres.
Al dejar para siempre las playas de la Grecia, yo le impongo por todo castigo, que coloque ese lauro militar sobre las sienes de la poesía, para que otra vez se mida un poco, antes de calificar de estéril á la que tantos hechos gloriosos, tantas acciones generosas, tantas ideas sublimes y tantos sentimientos nobles ha sabido producir.
No es este y el de Tirteo, el único lauro guerrero que la poesía puede revindicar para sí.
Dando un salto al través de los siglos, trasladémonos á la risueña Italia, que Vd. ha visitado con religioso respeto, segun nos cuenta en sus Viages.
Si es que ha leido la historia del mediodia de la Europa, debe acordarse que el emperador Luis II, cautivo del duque de Benevento, debió su libertad á una cancion compuesta por sus soldados. Esta cancion, que es el monumento mas antiguo de la baja latinidad, reunió en torno de la bandera caida del monarca á sus antiguos soldados dispersos por toda la Italia, que marchando valientemente contra Adelghiso, duque de Benevento, lograron rescatar de su cautiverio al ilustre prisionero.
Sin la poesía, la humanidad contaría esta accion generosa de menos en el catálogo de los grandes hechos que la honran y dignifican.
¿Quién ignora la influencia que la poesía tuvo en la batalla de Hastings? La historia nos cuenta que próximos á chocarse los ejércitos de Haroldo y de Guillermo el Conquistador, un caballero normando, dando espuelas á su caballo, entonó entre los dos ejércitos el célebre canto carlovingiano, que conocemos desde aquella época con el título de «Cancion de Rolando», y que es la mas sublime epopeya de la edad media. El poeta, presentando el ejemplo de paladin de Roncesvalles, y evocando los gloriosos nombres de Carlo Magno, de Oliverio y de Turpin, logró inflamar el entusiasmo de los normandos, escitándolos á vencer ó morir, y por eso vencieron, repitiendo en coro la «Cancion de Rolando». Dán testimonio de esto el poeta Wacé, y los historiadores Guillermo de Malmesbury, Mateo de Paris, Ralph Hyden, Alberico y Mateo de Westminster.
La influencia de la poesía no fué menos decisiva en la revolucion de los Paises Bajos. Es sabido que el alma de esa revolucion fué el famoso Marnix de Saint-Aldegonde, político, escritor, orador, teólogo, renombrado diplomático y uno de los célebres hombres de guerra de sus dias. Pues bien; cuando el duque de Alba ocupó los Paises Bajos en 1569, degolló 18,000 hombres y proscribió 100,000. El príncipe de Orange, á la cabeza de 24,000 hombres, no pudo triunfar del terror, y fué vencido sin combatir. Es entonces que Marnix escribe en el destierro el canto nacional, que se ha perpetuado hasta nuestros dias, con el título de Wilhelmus Lied (Cancion de Guillermo). Con esas estrofas en los labios, se sublevó un pueblo en masa, se levantó el entusiasmo guerrero y religioso, se triunfó del terror, y se inauguró una nacion que combatió sin tregua cien años por su independencia, entonando el himno varonil, que, como dice Edgar Quinet, «es una meseniana bíblica, que dió su ritmo á la revolucion, y por el cual los escritores del siglo XVI llamaron á Marnix nuevo Tirteo, alterum quasi Tirteum». Este gran poeta, profeta de la nacion Neerlandesa, es el mismo de quien ha dicho el austero Bayle, que cada verso de sus canciones valía por un libro; el mismo que redactó la constitucion de las Provincias Unidas y tradujo en verso la Biblia, que es la fuente de la lengua holandesa, siendo otra rara coincidencia, que tambien sea un poeta el criador de un idioma, cuya raiz y genealogía es necesario buscar en la poesía.—Dan testimonio de todo esto las crónicas y memorias de la época.
Pero ¿para qué ir tan lejos? No hemos sido testigos del poder mágico de la Marsellesa en nuestros días? ¡Cuántas victorias, cuántos valientes de menos contaría el pueblo francés, sin ese canto bélico que ha dado la vuelta al mundo!
Hasta los tiranos y los conquistadores han reconocido el poder irresistible de la poesía, persiguiendo con mas encarnizamiento á los poetas que á los soldados en armas. Testigo de ello es Eduardo I, conquistador del pais de Gales, el cual hizo degollar á todos los Bardos de la comarca para consolidar su conquista, porque temia con razon que, mientras hubiese un arpa pulsada por ellos, mientras sus inspirados himnos resonasen en aquellas agrestes montañas, el recuerdo de la antigua libertad no moriría en sus habitantes, y que las armas serian impotentes para vencerla. Muertos los Bardos, la conquista se consolidó. Esta es la catástrofe que Thomas Grey ha cantado en versos inmortales.
No quiero abusar de mi superioridad en este punto, y guardándome otras muchas citas históricas que mantengo de reserva en mi cartera, me contentaré con recordarle otro ejemplo del mismo género. ¿Quién sublevó el espíritu teutónico del nacionalismo germánico contra la intervencion napoleónica en Alemania? ¿Quién, sino la falange de poetas, á cuya cabeza se puso Koerner, el intrépido Tirteo del siglo XIX, que murió atravesado de una bala al frente de su Regimiento de Cazadores, entonando el himno marcial con que habia reclutado sus soldados? ¡Niegue ahora el poder de la poesía!
Si prescindiendo de la parte rítmica de la poesía, y no contando para nada los progresos que ha hecho hacer á la civilizacion en el sentido de la filosofía y de la cosmogonía, pasamos igualmente por alto la influencia irresistible que ejerce sobre los móviles que impulsan al hombre al sacrificio generoso de la vida, y descendemos á considerar la poesía como instrumento de adelantos filológicos, vamos á ver que sin el auxilio de la poesía, los idiomas modernos serian los mas bárbaros del mundo!
Ya le he demostrado que la prosa fué hija de la poesía. Ahora voy á demostrarle que la prosa ha hecho progresos alumbrada por la antorcha de la poesía, que ha sido para ella la columna de fuego que la ha conducido hasta la tierra de promision.
Dejemos á un lado los idiomas de la antigüedad, y las lenguas teutónicas, y estudiemos tan solo los cuatro principales idiomas que fluyeron como cuatro raudales del seno del latin, en el momento en que de la descomposicion del mundo romano surgian los elementos de una nueva civilizacion.
El italiano era un dialecto vulgar cuando el Dante se sirvió de él para escribir su Divina Comedia, que á la par de la mas grandiosa epopeya de los tiempos modernos, es la fuente del idioma mas puro, y mas armonioso de la raza latina. El Petrarca ornamentó, dió elasticidad y clasificó en cierto modo la lengua dignificada por el Dante, cambiando hasta cierto punto su esencia, como lo dice Sismondi, y legando á su patria un idioma digno de rivalizar con los de Grecia y Roma. Los poétas que le han sucedido, dieron la última mano á la obra iniciada por los padres de la poesía italiana.
Queda establecido que el idioma italiano es hijo de la poesía, y esta creacion bastaría por sí sola para inmortalizar á su progenitor, y desmentir las imputaciones de esterilidad que se le hacen.
¿Cuál es el orígen del francés moderno? Por supuesto que la fuente original es el latin, que por espacio de cinco siglos estuvo depositando en el fondo de las poblaciones, los materiales de los nuevos idiomas que debian reemplazarlo, y que hasta hoy son conocidos con el nombre de lenguaje romance, y del cual dice Sismondi que «circunstancias accidentales, mas bien que diversidad de razas, han dado orígen á la diferencia que se nota entre el portugués, el español, el provenzal, el francés y el italiano, cuyo fondo comun es el latin.» Las Galias, despues de haber perdido su idioma indígena (el celta) el cual ha llegado hasta nuestros dias refugiado en la antigua Armórica, se hallaron—en el espacio que media entre el V y X siglo—divididos por los idiomas franko, theotesco ó tudesco y el latin, y en una multitud de gergas y dialectos, que al fin se reconcentran en dos grandes fracciones: el roman provenzal ó lengua de oc (si), y el roman-wallon ó lengua de Oil ó de Oui (si).
Estos dos idiomas se repartieron la Francia. Al Mediodia el provenzal, que pasó los Pirineos é invadió la Navarra, dando orígen al catalan; y al Norte el roman-wallon, que modificado