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destaca la República de Corea1 en dos sentidos: el primero es que, a pesar de tratarse de una relación reciente en términos históricos, y de la gran distancia geográfica y cultural entre ambos países, la relación ha alcanzado ya un lugar de primer orden para ambos, de acuerdo con diversas variables. En segundo lugar, la relación económica, el turismo y otros ámbitos siguen creciendo a tasas importantes, y parece haber aún espacio para mayor crecimiento, en particular en el ámbito económico, si se fortalecen el marco institucional y el jurídico.

      No nos detendremos en la historia de las relaciones entre ambos países, muy bien reseñada por el embajador José Luis Bernal Rodríguez (Bernal, 2016). Analizaremos dichas relaciones, centrándonos en los ámbitos político y económico en la actualidad, y reflexionaremos sobre las posibilidades de incrementarlas. Finalmente, daremos cuenta de un fenómeno inédito hace apenas una década entre los dos países: la irrupción de las sociedades como nuevo motor de la relación bilateral, a través de cientos de miles de voluntades individuales, en particular jóvenes, de conocer y aprender más del otro, y de rea­lizar actividades turísticas, de estudio y laborales. Este hecho, con impacto en otras áreas, transformará la naturaleza de la relación en el futuro.

      Esta situación colocó a Corea como el quinto socio comercial de México desde 2019, sólo rebasado por Estados Unidos, China, Canadá y Alemania, en orden decreciente y, por primera vez, por encima de Japón y además, de numerosos socios comerciales “históricos” o “tradicionales”, como España, Francia o el Reino Unido. De hecho, el comercio entre México y Corea en 2019 fue muy superior a la suma del comercio de nuestro país con Brasil y España, como se indica.

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      Detengámonos en la composición de importaciones y exportaciones en 2019; las compras mexicanas exceden tres veces y media las ventas a Corea, que sumaron 4 949 mdd. Éstas, ahora, colocan a Corea como el quinto mercado mundial para los productos mexicanos. Un dato notable es que, en 2019, por segundo año consecutivo, las exportaciones mexicanas a dicho país rebasaron aquéllas dirigidas a Japón, nación con una economía tres veces mayor, y con la cual México cuenta con un tratado de libre comercio desde 2004. En los últimos tres años registrados (de 2017 a 2019), el crecimiento de las exportacio­nes fue mayor al de las importaciones, reduciéndose gradualmente el déficit para nuestro país.

      A primera vista, la composición del comercio bilateral parecería mostrar un patrón tradicional entre un país en desarrollo y otro desarrollado. De acuerdo con datos del Korea Customs and Trade Institute (kcti) reportados a la omc, en 2019, 45% de las exportaciones mexicanas las constituyeron los aceites crudos de petróleo, y los minerales metalíferos, 17%. Sin embargo, máquinas y aparatos eléctricos suman 16%; vehículos y partes automotrices, 6%, e instrumentos y aparatos ópticos, otro 6% (28% entre las tres categorías) (kcti, 2020). Esto se explica porque, para sus cadenas internacionales de valor, Corea requiere de insumos intermedios que también provienen de México.

      Cabe notar que las exportaciones mexicanas que más han crecido en los últimos años son las agropecuarias: 107% tan sólo de 2015 a 2019, alcanzando 176 mdd, donde la carne de res y de cerdo constituyen el rubro de mayor valor, con 72 mdd (omc-kcti, 2020); esta categoría representa un enorme mercado para México, apenas explorado.

      El nivel de las importaciones mexicanas desde Corea es de tal magnitud que se encuentran en quinto lugar, sólo detrás de Estados Unidos, China, Japón y Alemania. Llama la atención que Corea desplazó a Canadá, socio del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (tlcan), como proveedor del mercado mexicano. De acuerdo con el Centro Internacional de Comercio de la omc, la mitad de nuestras importaciones (49.7%) desde ese mercado corresponde a máquinas y aparatos, tanto eléctricos como mecánicos. Siguen en orden de valor los vehículos (10.3%), otras no especificadas (7.2%) y plástico y sus manufacturas (6.6%) (itc, 2020).

      Las inversiones directas (ied) muestran también una dinámica de gran crecimiento desde la suscripción de la Asociación Estratégica para la Prosperidad Mutua. Para el primer trimestre de 2020, la Secretaría de Economía registró que la ied coreana en México sumaba 6 927.6 mdd, con una presencia de 2024 sociedades mercantiles de capital coreano (se, 2020a). Tan sólo de finales de 2015 a diciembre de 2019, estas inversiones aumentaron en 2 378 mdd (se, 2020b). El de­tonador de este incremento reciente fue la construcción de la planta de Kia Motors en Pesquería, Nuevo León, que comenzó a producir vehículos en 2016, y la cadena de proveeduría que la acompañó, en los estados norteños de Durango, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Fuera de Corea y China, es a la fecha la planta más grande de Kia en el mundo, destinando, según ejecutivos de la empresa, 50% de su producción al mercado estadounidense; 20%, al mercado mexicano, y el resto a más de 50 países de varios continentes.

      En las últimas dos décadas, los principales conglomerados coreanos se han establecido en México para poder incursionar favorablemente al gran mercado norteamericano; en algunas manufacturas, la concentración ha sido muy elevada, como en la producción de pantallas planas y electrodomésticos de categoría media, por parte de Samsung y lg.

      La huella de Corea también se encuentra de manera profunda en la atención de necesidades económicas locales. Un sector en particular ejemplifica este dinamismo: el energético. Varios grupos de primer nivel se encuentran presentes en nuestro país en la modernización, ampliación y diversificación de la plataforma energética del país. Participan en la construcción a cuenta de terceros (como la refinería de Dos Bocas), para el financiamiento de proyectos (Parque Eólico de La Bufa), como constructores y concesionarios de infraestructura energética (ter­minal de gas en Manzanillo), como constructores y concesionarios de plantas generadoras tradicionales (termoeléctrica de Ciclo combinado Norte II en Chihuahua) o de energías renovables (diversas plan­tas solares).

      Empresas coreanas en el sector energético nacional (2010-2019)

Mapa

      Fuente: elaborado por la Embajada de México en Corea.

      ¿Qué se vislumbra a futuro para las inversiones y el comercio bilateral? Dos factores entran en juego: por un lado, la capacidad de México de mantenerse como plataforma de producción de manufacturas

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