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los ires y venires que impone Mefistófeles

      Miller, con los pies sobre su escritorio, imagina que subo el tranvía ovárico

      Baudelaire, levantando su copa de vino

      Me invita a la embriaguez descarnada;

      En otra, más apacible para conmoverme

      Borges, con ojos en el laberinto del más allá, organiza este librero de Alejandría

      Mientras me revela las metáforas de las Mil y una Noches

      Nelly Sachs que observa los epitafios en el aire

      Espera algún día escuchar la canción no entonada de la paz

      Y, para sostenerme sobre el infinito,

      Marguerite Yourcenar evoca los Fuegos que abren el santuario de la Historia

      Cuando ese círculo se abre

      Me es imposible detener el fluir de sus astros

      O las sombras con que abrasan a mi ser.

      Como hago en las noches en las que aparece el insomnio

      Me sentaré a conjurar a mis monstruos interiores

      Con la literatura que se cristaliza en mis palmas

      Hasta que el Tiempo vuelva a incrustarse sobre el mundo.

      Con Fito, armando cambuche

      De lejos viene.

      Cerca, están sus cuatro hijos, esposa

      Y unos cuantos enseres

      Sucia trae la cara

      Como la primera vez que llegó.

      La ciudad le abruma.

      El cerro lo alivia de cualquier ciudadano

      Que lo mire mal

      Que le escupa el vaso donde recibe monedas

      Que le cierre la ventana del carro.

      Los materiales que pudo vender en la chivera

      Les sirvieron para comprarle a su familia

      La bienestarina contrabandeada.

      Sabe que sufrí parecido

      Que perdí los perros de la finca

      La yuca que vendía en la vereda

      Los nietos que llevaba al colegio

      Caminando tres horas por trocha.

      Me pide que le ayude a soportar la joroba del pasado.

      A pesar de perderlo todo

      De no saber si comerán mañana

      O si vivirá lo suficiente para recobrar el verdor en sus manos

      Me brinda su plato de peltre

      Y me dice con ternura

      Que traiga más aluminio, cartones o pedazos de techo roto

      Para ampliar el cambuche

      No sería bueno que duerma solo

      Con tanta muerte caminando.

      Palabras

      En el preciso instante en el que muere la hoja

      En la exacta fijeza donde descansa la luz

      Las palabras revolotean sin mirar atrás

      Sin tomarse en serio a quienes la hablan

      Se transluce en ellas lo que nos es prohibido

      Lo que valdría de grande para el corazón

      Y su brillo

      Se adhiere a nuestros ojos

      Pero se desvanece en el mundo

      Cuando estiramos las manos para arrastrarlas hacia el papel

      Las palabras:

      Todas ellas nos nombran

      Para extinguirnos en el suspiro

      Que arrojan con nostalgia.

      Ilustración - Camilo Múnera

      Camilo Múnera Benítez

      Extra Terrestre

      Me declaro incapaz

      Incapaz de descifrar lo que quieres de mí

      Lo que espero de ti

      Porque un día eres de Mercurio

      —Segura, ardiente—

      Otros de Neptuno

      Helada y distante

      Como la roca inerte

      En otros eres Júpiter

      Poderosa y atractiva

      Llena de tormentas e incertidumbres.

      Yo, por otro lado

      Soy el Sol

      Siempre en el centro mientras me orbitas indecisa.

      Hay días que vienes de Venus

      Brillando sin miedos.

      En otros te he visto llegar de Marte

      Sonrojada a pesar de tus tormentas

      Alcanzable y conquistable.

      También sé cómo luchas entre bajar de Urano o de Plutón

      Pasando de ser enorme a chiquita en segundos.

      Y te decides por ser Saturno

      Sumergida entre nubes densas de inseguridades

      Mientras tus anillos me mantienen lejos.

      Pero cuando eres de la Tierra

      Llegas a ser perfecta

      Llena de vida y curiosidades

      Mi calor te alcanza a la distancia justa para acariciarte.

      Ilustración - Carmen Lorena Romero

      Carmen Lorena Romero Segrera

      Al fondo del pasillo

      El particular sabor a café

      Deja mis noches llenas preguntas

      —Ideas que se zambullen alrededor

      mientras con un lápiz pesco su esencia—

      Al fondo del pasillo susurros y risas

      Sus almas vibrantes recorren el edificio

      Toman vida cuando los demás ya han huido a casa.

      Desde que no estás

      A cierta hora mi respiración se dificulta

      Los latidos aumentan y me llevan a pensarte

      El calor me recorre

      Hace días que no estás

      La humedad me invade cuando te recuerdo

      Te siento apoderándote de cada centímetro de piel

      Mi boca se agua y te siento en mí.

      Con

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