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Un Meta-Modelo Cristiano católico de la persona - Volumen II. William Nordling J.
Читать онлайн.Название Un Meta-Modelo Cristiano católico de la persona - Volumen II
Год выпуска 0
isbn 9788418746352
Автор произведения William Nordling J.
Жанр Документальная литература
Серия Razón Abierta
Издательство Bookwire
Esta capacidad implica la consciencia de un todo real, que a su vez estructura las propiedades sensoriales discretas como partes. Es, como algunos pensadores observan, un «sentido gestáltico» (de Haan, 2014, p. 404).
Existen formas idealistas y realistas de entender la actividad de la capacidad sintética. La perspectiva idealista interpreta la capacidad sintética como una estructura generada internamente, aplicada a la sensación. Este relato supone que las sensaciones diversas y separadas se sustentan en una estructura psicológica a priori originada, absoluta y enteramente, en el interior del que conoce (Kant, 1787/1996, I, Sección II, Libro I, Capítulo 2, Sección 2, §§15-20 [B129-146]; Libro II, Capítulo 1 [B176-177]).
La perspectiva realista que defiende el Meta-Modelo propone que la capacidad sintética responde a estructuras de sensación existentes en el objeto real, del que se es consciente. En otras palabras, la capacidad sintética no crea la estructura que permite su percepción. La estructura holística que fundamenta la capacidad sintética es en sí misma un objeto de percepción (Aquino, 1259/1954, 15.1 ad 3; Aquino, 1273/1981, I, 1.3 ad 2). En este sentido, la capacidad sintética es receptiva y pasiva, en relación con el todo sensible real que percibe (Aquino, 1268/1994a, §612). No obstante, una vez que la persona percibe la estructura holística de un objeto, esas estructuras se conservan como recuerdos y pueden ser recordadas para facilitar el reconocimiento de este o de objetos similares.
El conjunto real, entonces, que aporta estructura a la actividad de la capacidad sintética, es ontológicamente anterior a la percepción de la capacidad sintética y existe independientemente de esa capacidad. Las condiciones de la realidad (exploradas por la ontología) son previas e independientes de las personas que perciben y conocen la realidad. La razón por la que la capacidad sintética nunca percibe partes opuestas en el mismo conjunto simultáneamente y en el mismo respeto (por ejemplo, nunca se percibe «esta manzana es dulce y no dulce» a la vez) no es porque esto viole las reglas de una lógica estipulada de antemano e impuesta a la consciencia humana (véase Kant, 1787/1996, I, Sección II, Libro II, Capítulo 2, Sección 2 [B195-197]). Más bien, la percepción de tales opuestos simultáneamente no ocurre porque tales opciones coexisten de forma simultánea y en el mismo sentido que las partes de conjuntos ontológicos concretos en la realidad.
No se debe apelar a la falibilidad en la percepción (de nuevo, por ejemplo, la experiencia de la identidad equivocada de otra persona o las ilusiones perceptivas) como motivo para dudar de la capacidad sintética de ponerse en contacto con los verdaderos seres físicos. Una vez más, es necesario observar que se tratar de errores de reconocimiento, que se producen en un nivel de procesamiento más alto (a saber, en la actividad de la capacidad de evaluación, que se examina más adelante), no son errores de la capacidad de síntesis. Es más bien la capacidad sintética la que permite a la realidad corregir más tarde los raros momentos en que la capacidad de evaluación queda sujeta a la ilusión.
Debido a su capacidad de estar en contacto con objetos complejos en la realidad, la capacidad sintética también es capaz de diferenciar los objetos reales de los productos de la imaginación. Esta capacidad puede ejercerse al despertar de un sueño, para diferenciar el contenido de los sueños de las sensaciones reales (Aquino, 1273/1981, I, 84.8 ad 2; Ashley, 2013a, pp. 315 y 316). De esta manera, la capacidad sintética permite a una persona discernir si la estructura holística originada a partir de un aporte sensorial es real o se trata de su imaginación o memoria, es decir, también permite ser conscientes de las diferencias entre realidad y fantasía. No obstante, la evaluación de este contenido también puede desarrollarse a un nivel cognitivo más alto. La capacidad sintética —en los humanos, con la ayuda de niveles de procesamiento más altos— también es capaz de identificar que un sentido primario está operando: en otras palabras, mediante la capacidad sintética se percibe que se ve, o que se oye, o saborea (Aquino, 1273/1981, I, 78.4). Asimismo, la capacidad sintética permite también a una persona percibir que vive (en la medida en que la consciencia de la sensación ya es un indicio de que se está vivo) (Aquino, 1268/1994a, §390).
Las sensaciones de los sentidos primarios se envían al tálamo para su procesamiento y a continuación son procesadas en los cortes sensoriales primarios y secundarios y, por último, en la corteza de asociación, donde la información sensorial se procesa adicionalmente (Stillings et al., 1995, p. 293). La capacidad sintética integra los diversos tipos de datos sensoriales procedentes de los sentidos primarios de forma evocadora del procesamiento y la integración que tiene lugar en la corteza de asociación (Ashley, 2013a, pp. 317 y 318; Ashley, 2013b, p. 167, p. 333; de Haan, 2014, p. 403; Kenny, 1994, p. 34; Macdonald, 2007, pp. 369 y 370; Pasnau, 2002, p. 198; Peghaire, 1943, p. 132; Tellkamp, 2012, p. 611). Nuestra consideración de la actividad integradora de nuestra capacidad sintética comparada con nuestra actividad integradora en la corteza asociativa, se refiere a una cuestión abierta en la neurociencia filosófica (llamada «problema de la unión»), que se refiere a cómo se sintetizan los diversos elementos discretos de la sensación en el cerebro, para producir una experiencia unificada (Kolb y Whishaw, 2009, pp. 17, 263). Es poco probable que nuestra capacidad sintética, entendida en este caso como una integración de las sensaciones, sea procesada por un centro cortical aislado, que tenga la función específica de unir varios tipos de datos sensoriales, debido a que todavía no se ha identificado ningún centro de este tipo en las investigaciones de anatomía neurológica. Más bien, la capacidad sintética, entendida así, comprendería más probablemente una red de conexiones intercorticales que incluyen la corteza de asociación (Kolb y Whishaw, 2009, p. 263). Si asumimos esta perspectiva teórica, la capacidad sintética podría entenderse como una capacidad perceptiva compleja, que depende de una interacción recíproca entre los lóbulos, frontal, parietal, temporal y occipital, en donde se realizarían las funciones de síntesis de impresiones visuales, auditivas y táctiles discretas.
Algunos pensadores afirman asimismo que, debido a su función integradora, la capacidad sintética debería identificarse como una consciencia básica, sensibilidad o consciencia animal (Peghaire, 1943, p. 123). La palabra «consciencia» puede ser tratada de esta forma ampliamente, como un sinónimo de «cognición» en el significado más general de la palabra (Ashley, 2013b, p. 154). La palabra «consciencia» también puede ser usada más estrictamente como sinónimo de «sintiencia», es decir, consciencia animal básica o sensibilidad (Aristóteles, ca. 350 a. C./2000c, 427a16; sobre esta forma de conocimiento de los sentidos en contraste con el conocimiento intelectual, véase Aquino, 1273/1981, I, 85.3). La consciencia, tal y como se entiende bajo la perspectiva realista actual, no se reduce solo a un producto epifenoménico de la actividad cerebral (Kolb y Whishaw, 2009, p. 652).
Con respecto a nuestra consciencia básica, la consideración de la capacidad sintética se relaciona de nuevo con una cuestión abierta en la neurociencia filosófica, a saber, el problema de la identificación de los correlatos neuronales de los fenómenos conscientes elementales. Tal y como hemos señalado anteriormente, si la capacidad sintética (asociada a una red de conexiones intercorticales) es una capacidad perceptiva-cognitiva compleja que permite una experiencia sensorial unificada e integrada, entonces esta capacidad se correlaciona con —o es— la consciencia o el conocimiento básico (Goldstein, 2010, p. 39). Esta forma elemental de consciencia es distinta, y no se reduce a los procesos biológicos y materiales de la sensación primaria que integra. En el presente análisis, podríamos ir más allá y proponer que la consciencia básica, tal y como la describimos aquí, es cualitativamente distinta de los correlatos neurobiológicos asociados con su propia actividad (sobre la consciencia básica, véase Vitz, 2017). A la vez, esta consciencia básica constituye una expresión de la unidad de la experiencia de los animales. En lo que respecta a los seres humanos, recientes estudios en neurociencia consideran que las resonancias magnéticas realizadas a pacientes comatosos sugieren