Скачать книгу

conservadores –denominados “antiderechos”– y su agresiva oposición a lo que dan en llamar “ideología de género”. Con el deseo de restaurar un presunto “orden natural” –al que nos destinaría la diferencia sexual biológica–, dichos sectores se hacen cómplices de las multiformes violencias que el género –como interpretación cultural de la diferencia sexual– hace evidentes. Por otra parte, nos inquieta el grave desafío social y político que supone el persistente número de femicidios y crímenes de odio que se acrecienta día tras día en nuestro país y en la región. Frente a este flagelo, agravado por la pandemia del covid-19, reparar en las fuentes culturales que sostienen esos entramados de violencia simbólica y material no sólo resulta indispensable; nos encamina también a desestimar las soluciones punitivistas que tales fenómenos concitan y a reemplazarlas por otras formas de restaurar la justicia.

      El trabajo de Lucía Riba que aquí presentamos, derivado de su Tesis doctoral en Estudios de Género (Centro de Estudios Avanzados, FCS, UNC), es una excelente y oportuna contribución a la coyuntura que nos preocupa. Desde una sensibilidad teológica y feminista atenta a lo que la Palabra murmura en el texto bíblico y a lo que el tiempo presente reclama en las luchas por derechos, La (in)visibilización de la violencia contra las mujeres en la Biblia nos da pistas para comprender la coalescencia entre violencia patriarcal y prejuicios ideológicos. Si entendemos que la matriz de inteligibilidad que regula nuestra vida sexo-generizada se edifica, entre otros pilares, sobre creencias y valores religiosos que alientan o invisibilizan la violencia sexista y homo-lesbo-transodiante, el trayecto interpretativo y crítico que Lucía Riba nos propone no se limita a exhibir los prejuicios androcéntricos y patriarcales que se alojan en el texto bíblico y en sus más usuales interpretaciones, ni a reponer otras lecturas que habiliten horizontes de convivencia sexo-genérica más hospitalarios. En efecto, el trabajo hermenéutico –situado y anfibio- que propone la autora, no se limita a examinar morosa y exhaustivamente un texto bíblico (Jueces 19-21) mayormente desconocido en el ámbito de los estudios de género, e incluso en el campo religioso menos ilustrado. Su pesquisa nos permite reconocer en las derivas interpretativas –pretéritas y cercanas– del texto, aquellas certezas personales, institucionales, sociales que convalidan las raíces culturales de las violencias del género. Tales certezas no funcionan como prendas sofocantes que podamos quitarnos a voluntad, sino más bien como marcos normativos que condicionan nuestra responsividad moral y afectiva. Con lo cual, el diálogo difícil que este trabajo demanda entre los estudios bíblicos y las teorías feministas nos incita a entablar –desde y allende nuestros compromisos ideológicos– una conversación implacable que devele la violenta distribución de lo sensible y de lo afectable que las relaciones de género suponen y que nos atraviesan tanto a creyentes como a no creyentes. Esa violencia del género –la de sus roles y estereotipos–, esa crueldad que la sola atención al presunto destino biológico invisibiliza, se hace patente cuando abordamos nuestras convicciones más seguras e inconmovibles –acuerden o no con la fe cristiana– con la responsabilidad crítica que Lucía Riba despliega en estas páginas. Su impiadosa lectura de la violencia sexista y de los mecanismos interpretativos que la invisibilizan debiera ser una muestra del alcance y profundidad que el trabajo crítico ha de realizar en el campo de los estudios de género o en el de las ciencias sagradas para desenmascarar, desnaturalizar y desmontar las violencias que atenazan nuestros cuerpos y que arraigan en los saberes y prácticas a los que adherimos acríticamente.

      El arduo cruce entre los estudios de género y la hermenéutica bíblica que la autora elabora en estas páginas no es una respuesta improvisada a las modas académicas del momento; es el logro de muchos años de trabajo personal y colectivo, como investigadora y como docente, en el campo de las teologías feministas, en un ámbito tan reactivo y patriarcal como el medio eclesial cordobés, todavía reluctante respecto de la presencia y el aporte enriquecedor que las mujeres y otras posiciones identitarias podrían realizar. Como cualquier lectorx podrá adivinar, el trabajo de Lucía Riba como teóloga feminista de la liberación opera en los pliegues de los habitus que disponen nuestras formas de obrar, pensar y sentir. En esa labor no solo epistémica, sino ética descansa la radicalidad de su apuesta y allí mismo –en las “inconclusiones” a las que arriba– hay un legado del que otrxs investigadorxs, docentes y activistas podrían beneficiarse. Su esfuerzo por “permear las fronteras” entre teología y estudios de género es claro que no se limita a una tarea cognitiva; no solamente procura contaminar dos conjuntos de saberes que suelen aislarse uno de otro. Esa capacidad anfibia, decíamos, de la autora, como de otras teólogas feministas, es una conquista que se libra en el propio cuerpo-frontera en el que se anudan las convicciones teológicas y los saberes feministas. Es ese trabajo sobre sí mismx, el que permite a Lucía Riba y a muchxs otrxs, pensar, sentir y actuar otro vínculo entre religión y sexualidad. Contra las políticas del odio que reducen la vida sexo-generizada a una estrecha serie de vínculos posibles, y por ello, desatan numerosas violencias contra quienes no caben en ese exiguo repertorio de posibilidades, contra la violencia de tales perspectivas, el trabajo teológico de la autora imagina otra urdimbre posible entre lo que sabe la fe y lo que el cuerpo sexuado dice de sí. Es esa elaboración personal la que hace posible la “hermenéutica de la hermenéutica” que ofrece la autora, es ese otro vínculo vivido entre creencias religiosas y experiencia sexo-generizada el que interrumpe una tradición interpretativa para componer otra en el que la violencia sea reparada. Ojalá que la conversación que estas páginas sostienen sensibilice a muchxs lectorxs y lxs convide a la desprejuiciada y urgente tarea de combatir juntxs –creyentes y no creyentes– esa violencia que no deja de pasar.

       Eduardo Mattio

       Córdoba, 25 de noviembre de 2020

      La invisibilización de las mujeres es producto de un fenómeno cultural masivo: la negación y la anulación de aquello que la cultura patriarcal no incluye como atributo de las mujeres o de lo femenino, a pesar de que ellas lo posean y que los hechos negados ocurran. La subjetividad de cada persona está estructurada para ver y no mirar, para oír sin escuchar lo inaceptable, para presenciar y no entender, incluso para tomar los bienes de las mujeres, aprovecharse de sus acciones o beneficiarse de su dominio, y no registrar que así ha ocurrido.

      Marcela Lagarde y de los Ríos.

Скачать книгу