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grasas sanas que habían impulsado al cuerpo y cerebro de la gente durante miles de años —cosas como el caldo de huesos, las carnes de animales alimentados con forraje, el aguacate y el coco— por carbohidratos, carbohidratos y más carbohidratos. Para prueba, visita el supermercado de tu localidad y recorre sus pasillos. ¿Qué ves ahí? Es factible que al menos la mitad de la tienda esté repleta de carbohidratos: cereales, galletas saladas, pasta, salsas, aderezos para ensaladas, pan, galletas dulces, caramelos y refrescos. Estos atestados anaqueles son el epicentro de la presente epidemia de obesidad, el lugar donde se originó la mayoría de los actuales problemas de salud de Estados Unidos.

      La diabetes es un buen ejemplo. Se trata de una de las diez afecciones más comunes en Estados Unidos. Casi diez por ciento de la población de ese país —más de 30 millones de personas—1 padece esa enfermedad, lo que la expone a toda suerte de graves y adicionales problemas de salud, como enfermedades del corazón, derrame cerebral, insuficiencia renal, pérdida de la vista y muerte prematura. Más de la mitad de las amputaciones que se practican en esa nación son atribuibles a la diabetes. Ésta causa literalmente pérdida de vidas y extremidades. Y 84 millones de personas más tienen cifras de azúcar en la sangre que las ubican en la escala prediabética, personas que podrían desarrollar en cualquier momento la versión íntegra de ese mal. Esto me trastorna. En 1958, sólo 1.5 millones de individuos tenían diabetes.2 Ahora, más de 100 millones de adultos estadunidenses viven con prediabetes o diabetes y enfrentan las graves consecuencias de salud del exceso de glucosa en el cuerpo.

      Deb McFeely, de San Diego, estaba a punto de ser una de ellos. A sus 59 años de edad, su médico le dijo que su azúcar en la sangre era alta. No mucho después de haber recibido esa inquietante noticia, ella se enteró de Keto360, el programa que desarrollé con mis colegas Jordan Rubin y los doctores Jason Olafsson e Isaac Jones y que constituye el fundamento del amplio método que despliego en este libro. Preocupada por su salud, Deb decidió probar esta dieta.

      En el primer mes, perdió 6 kilos, además de 20 centímetros de grasa, 13 de ellos en la cintura, 2.5 en cada muslo y 1 en cada brazo. “He estado a dieta la mayor parte de mi vida adulta y éste es el régimen más fácil y eficaz que he seguido hasta ahora”, dice. “Esta dieta es tan saciadora que a veces tengo que recordar que debo comer, y es raro que se me antoje el azúcar. Además, duermo mejor. Antes despertaba mucho durante la noche y me sentía exhausta todo el día; ahora duermo tan bien que mi energía es muy alta.”

      No obstante, el momento de la verdad llegó cuando Deb volvió a ver a su médico. “Me dijo que el azúcar en mi sangre se había revertido por completo; mis cifras estaban de nuevo en la escala normal”, recuerda. “Fue un gran momento. Estoy envejeciendo y mi salud es muy importante para mí, pero creí que no podría hacer nada para modificar el azúcar en mi sangre. Dejar de lado el azúcar y el pan y comer más verduras y grasas sanas ha restaurado mi salud. Ya puedo ponerme otra vez los jeans entallados que usaba hace cinco años. Esto no es sólo una dieta; yo la veo como una receta para vivir.”

      LOS SIETE PRINCIPALES PROBLEMAS DE SALUD PARA LOS QUE LA DIETA CETOGÉNICA ES ÚTIL

      Nunca me canso de escuchar historias como la de Deb; me recuerdan que hago lo que me propuse: no sólo ofrecerles a las personas la posibilidad de verse bien con las prendas de su preferencia, sino también ayudarles a remediar los problemas de fondo debidos a nuestro estilo de vida moderno. Si tú sufres cualquiera de las dolencias más comunes —azúcar anormal en la sangre, colesterol alto, problemas hormonales, inflamación crónica, falta de energía o dificultad para concentrarte—, es probable que un factor clave sea que consumes demasiados carbohidratos. Si durante años has batallado para bajar de peso pero nunca has tenido éxito a largo plazo, quizá los carbohidratos sean los culpables. Sin embargo, un creciente número de investigaciones demuestran que si recuperas la nutrición ancestral y comes muchas grasas sanas para aprovechar el potente estado de la cetosis, le darás a tu cuerpo la oportunidad de librarse de toxinas, reajustar sus hormonas, combatir una asombrosa serie de enfermedades y, en esencia, curarse solo.

      La cetosis es propicia para los siguientes siete problemas comunes de salud. Si tú lidias con cualquiera de ellos, mi Dieta Keto es para ti.

      Diabetes. Cuando consumimos alimentos procesados y azúcares refinados, inundamos de glucosa nuestro torrente sanguíneo. No es sano tener demasiada azúcar en la sangre, así que el cuerpo hace todo lo que puede para deshacerse de ella; el páncreas entra en acción y secreta insulina, la hormona que traslada el exceso de glucosa de la sangre al hígado, los músculos y la grasa. Pero cuando la mayoría de tus calorías provienen de alimentos como pastas, pan, papas fritas y galletas, el páncreas no cesa de generar altos niveles de insulina. Al paso del tiempo, tus células se adaptan a ese asalto de insulina reduciendo el número de receptores de ella en su superficie. Se vuelven resistentes a la insulina, uno de los factores que más contribuyen a la diabetes y las enfermedades del corazón.

      Piénsalo así: cada célula es una casa con cierto número de puertas. La insulina es la única sustancia capaz de abrir esas puertas para que la glucosa entre a la casa. Cuando el cuerpo produce demasiado de ella, las “casas” responden reduciendo el número de puertas, lo que significa que la insulina y la glucosa se acumulan afuera, en la sangre. Cuando tienes demasiada azúcar en el torrente sanguíneo, tu sistema se inflama, tus arterias y órganos se desgastan y el cuerpo entero sufre daño, lo que provoca que envejezcas antes de tiempo. El páncreas no sabe que el número de puertas ha disminuido, así que su respuesta es producir más insulina para eliminar el exceso de azúcar en la sangre. Aunque esto ayuda por un tiempo, en determinado momento el páncreas no puede satisfacer una demanda tan intensa. Cuando esto sucede —cuando tienes un alto nivel de azúcar en la sangre en asociación con células resistentes a la insulina—, te conviertes en una estadística nacional: eres diabético.

      DIETA CETOGÉNICA VS. DIETA ESTÁNDAR

      Dieta cetogénica: alta en grasas

      Equilibra el azúcar en la sangre

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      La lipasa libera triglicéridos

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      La grasa se va al hígado

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      El hígado produce cetonas para disponer de energía

      Dieta estándar: alta en carbohidratos

      Aumenta el azúcar en la sangre

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      El páncreas libera insulina

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      El azúcar entra en las células

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      Las células usan azúcar para disponer de energía

      Por fortuna, estudios clínicos han probado que lo que le pasó a Deb es la norma: en un estudio publicado en Nutrition & Metabolism, investigadores del Centro Médico de la Universidad Duke y el Centro Médico del Departamento de Asuntos de Veteranos sometieron a personas con sobrepeso y diabetes tipo 2 a una dieta cetogénica por 16 semanas.3 Al final, el control glucémico de más de 80% de los participantes había mejorado tanto que pudieron reducir la dosis de sus medicamentos, y más de un tercio de ellos abandonaron éstos por completo. Como señaló hace no mucho tiempo un grupo de investigadores italianos en una revisión muy completa de los usos terapéuticos de la dieta cetogénica, cuando personas con diabetes tipo 2 siguen esta dieta “los resultados son francamente extraordinarios”.4

      Enfermedades del corazón. Librarte de excesos de azúcar en la sangre y descontroles de la insulina también es bueno para tu corazón, aunque hay formas adicionales en las que la dieta cetogénica protege el sistema cardiovascular. Un estudio de 2013 publicado en el British Journal of Nutrition reveló que quienes siguieron una dieta cetogénica obtuvieron mejor peso y control a largo plazo de factores de riesgo cardiovasculares en comparación con aquellos a quienes se asignó una dieta convencional

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