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(lo que al coche es el carburante), por lo que la comunicación y la coordinación entre todo el cuerpo técnico debe ser perfecta.

      En la programación que corresponde realizar al PF, éste deberá tener presente los objetivos principales a conseguir en cada sesión y en qué momento desarrollarlos. Los objetivos marcados deberán ser cuantitativos en la primera parte, y sirviendo de base para la segunda parte que será cualitativa, pasando de la cantidad (regresivamente) a la calidad progresiva interrelacionándose entre sí.

      En la etapa de preparación, donde el trabajo es prioritariamente mecanicista condicionado coordinado, el objetivo principal será la obtención de un buen acondicionamiento físico general, en el que prime la fuerza-resistencia sobre las otras capacidades, y el volumen tendrá preferencia sobre la intensidad, y en la técnica se procederá a la automatización de los gestos mediante múltiples repeticiones.

      Una vez finalizada la etapa de preparación, se pasa a la fase de precompetición, donde se tendrá que adaptar y transferir las capacidades desarrolladas anteriormente, y hacer un nexo de unión entre la preparación física y la específica (técnica-tácticaestratégica). Se puede obtener un mayor rendimiento deportivo trabajando las cualidades anteriores, mediante aspectos coordinativos-cognitivos, combinando la parte física y la específica, y realizando un acercamiento a la realidad mediante una preparación física lo más parecida posible a los gestos, movimientos y desplazamientos que se hacen habitualmente en un partido.

      Los conceptos físicos específicos los iremos desarrollando en función de la planificación de los objetivos marcados, considerando que cuando se trabaja «la resistencia» los tiempos de ejecución serán largos y los de recuperación cortos; por el contrario, si nuestro objetivo es «la velocidad de competición», habrá jugadas más intensas donde se tiene que esprintar y golpear la bola en carrera, hacer una arrancada para llegar una dejada, etc., los tiempos de ejecución serán cortos y los de recuperación largos, procurando respetar las pautas de recuperación acordes con los descansos de los partidos. En la etapa de competición se recomienda buscar los esfuerzos y recuperaciones proporcionales al juego real, a pesar de que la recuperación sea incompleta (acorde con los tiempos entre puntos), o de la pausa entre juegos pares; y entre las series de ejercicios el tiempo de recuperación deberá ser igual que el que se emplea cuando hay cambio de pista (juegos impares).

      La programación de las sesiones determinará el número de series, y en cada serie el número de repeticiones, las cuales se harán por número de golpes, por tiempos o por desplazamientos. También se tendrán en cuenta los tiempos de recuperación, ya que éstos deberán adaptarse a los tiempos de recuperación entre puntos, cambio de campo y a veces entre sets.

      El objetivo de igualar los tiempos de recuperación en los entrenos es buscar la adaptación del jugador a las recuperaciones incompletas y acostumbrar su organismo a realizar esfuerzos sin estar totalmente recuperado, siendo lo más parecido a los partidos oficiales.

      Estos conceptos pueden ser variados en función de las situaciones que se quieran plantear, con el objetivo de desarrollar y fortalecer las distintas aptitudes, como pueden ser:

      imageDe sufrimiento.

      imageDe lucha.

      imageDe presión (ir por debajo en el marcador).

      imageEntorno adverso.

      Estas aptitudes se pueden conseguir mediante la ampliación de los tiempos de ejecución o acortamiento de los de recuperación, jugando tie-break en desventaja o buscando situaciones en las que el jugador no se sienta cómodo (cambio de raqueta, sol de frente, viento fuerte a favor o en contra, lluvia, etc.).

      Las mejoras en la condición física se basan en los aspectos coordinativos, que facilitan una mejor adaptación a las cualidades técnicas, y éstas a su vez conllevan un perfeccionamiento de los gestos técnicos, que una vez automatizados y con la mejora de las capacidades físicas permiten una mayor fluidez en las ejecuciones, con un menor esfuerzo físico:

      Ejemplo:

      Comparativamente se puede hablar de la fluidez en el juego de Federer y de la potencia que ejerce Nadal en sus acciones. Donde se ve esta diferencia es en la ejecución del saque.

      ¡FLUIDEZ o POTENCIA!

      La potencia física del jugador se adquiere mediante la habilidad motora dominante, siendo el producto de la unión de las fuerzas y las velocidades máximas. Por ello es interesante que antes de desarrollar la potencia mejoraremos las dos cualidades, y una vez conseguido, convertirlas en la mencionada «potencia».

      Después de finalizar la temporada anterior, y de un pequeño descanso activo y de desconectar del tenis, se pasa a la nueva etapa de transición, volviendo al trabajo para la nueva temporada. Es la denominada etapa de acondicionamiento.

      Es importante acondicionar y preparar el cuerpo para los esfuerzos, y su posterior ganancia de fuerza, que se irá adaptando progresivamente. En dicha programación se trabaja cuantitativamente, incorporando la mayor parte de los grupos musculares, así como los tendones y ligamentos periféricos, siendo recomendable realizar un programa de la fuerza-resistencia general con muchos ejercicios (15-20) sin exigencias, empleando cargas del 40 % al 60 % del máximo, con 15 a 20 repeticiones en 1 a 3 series, ejecutando los ejercicios con una intensidad baja-media y pausas de 20-30 segundos, con una duración de 4 a 6 semanas (macrociclos), siempre que se disponga de tiempo para ello.

      Esta etapa tiene una enorme importancia, siendo clave para la posterior puesta a punto; en ella se aumenta cualitativamente la formación físico-técnica del jugador. Durante esta etapa se trabaja prioritariamente el acondicionamiento físico en la primera parte, y el físico-específico, en la segunda; se empieza con adaptaciones a la técnica, táctica y estrategia. La programación se concreta en los objetivos marcados para esta etapa y lo que hubiese que modificar de la anterior; se busca un estado óptimo para enfocar la siguiente etapa, la de competición.

      Al principio de esta etapa se da principal importancia al volumen elevado que se debe trabajar, para conseguir adaptar el cuerpo a la característica repetitiva específica del entrenamiento y poder realizar un mayor número de repeticiones, aunque éstas serán de intensidad media-baja. Hacia la mitad de esta período, de una forma regresiva, el volumen decrece, y se irá incrementando la intensidad en el tercer tercio de esta etapa; el cambio se producirá de una manera natural y los factores predominantes seguirán su progreso. Se busca una mayor perfección combinando con los elementos técnicos, de manera que al finalizar esta etapa preparatoria el volumen deje paso a la intensidad, la cual se trabajará prioritariamente de manera específica, tanto en la pista como en el gimnasio.

      Esta etapa es la que el jugador espera con ansiedad, ya que ha estado preparándose desde el principio de la temporada, siendo éste el momento álgido para conseguir todos los objetivos planificados. Por parte del PF, busca que confluyan todas las capacidades y cualidades trabajadas desde principios de temporada, y a partir de ahora, primará el perfeccionamiento de todos los factores del entrenamiento que se han desarrollado en las etapas anteriores y mejorar aquellos aspectos que no lograron cumplir los objetivos establecidos. Los aspectos psicológicos de la toma de decisiones y anticipación, así como las habilidades motoras, deben ser prioritarios y lo más parecido a la competición, y se irán mejorando progresivamente y de manera continuada. Es el momento en que el jugador tiene que estar muy fuerte mentalmente y con el máximo de confianza.

      El objetivo principal en esta etapa es ayudar y mejorar la

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