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href="#ulink_12794dd3-531d-5b19-8984-ab533a034ffb">Articulación entre teoría, metodología y método.

      Los contextos relacionales presentados por los integrantes de las familias que participaron con su información sobre una situación de crisis socio-familiar y el proceso de superación de dicha crisis fueron la base central para conocer el tipo de códigos sociolingüísticos y las prácticas dialógicas generativas que emergieron entre el evento crítico y la llegada de lo que se reconoce como cambio, transformación de este. En sus expresiones se manifiestan las formas como percibieron y experimentaron este fragmento de su vida cotidiana y las inquietudes en torno a él.

      La complejidad presente en cada una de sus historias, las redes que se extienden a lo largo del desarrollo de la crisis y su solución, los niveles de involucramiento de cada persona y familia, los acercamientos y distanciamientos, la manera como fue recordado cada episodio con los personajes del momento, la riqueza de cada experiencia y la llegada a un desenlace que les representa una forma de salida al conflicto, permitieron seguir el paso a paso de la trama y la diversidad de formas de interactuar, significar y darle sentido a sus realidades sociales y a sus problemas particulares. Es decir, la información proporcionada por cada persona fue lo que ayudó a ver el sentido y el significado tanto de las crisis, sus procesos, detonantes, quiebres, huellas, pautas que conectan las relaciones-acciones y transformaciones, como del reconocimiento alrededor de la creación y uso de estrategias y recursos personales y familiares.

      Tal como ya he planteado en los apartados anteriores el abordaje epistemológico, teórico y metodológico de esta investigación integra planteamientos, especialmente, de la teoría sistémica y del construccionismo social. Desde estas perspectivas, la comprensión tanto del significado como del sentido de lo que narran las personas está en captar el contexto de lo narrado mientras el hablante pone en diálogo o conversación una historia; esto es, captar lo que el hablante interpreta y comprende de un fragmento de su vida y de los eventos y relaciones que recuerda de esos momentos. Por lo tanto, la lectura y traducción de las historias de las personas entrevistadas se convierte en la interpretación de lo interpretado por quien narra lo que lleva a que la actividad de cada investigador sea dialógica y, a su vez, relacional, desprovista de calificativos o nominaciones que rotulen al que habla y es a su vez el cuerpo de la historia narrada. En el mismo sentido, las prácticas dialógicas y los códigos sociolingüísticos son construcciones complejas cuyo foco de atención es lo dialógico y lo relacional. En consecuencia, lo dialógico y lo relacional son un eje importante de conexión entre los referentes epistemológicos y las dos categorías centrales de la investigación.

      Desde estos referentes epistemológicos y teóricos, los contenidos de las historias, en el momento de la narración, son realidades construidas por los hablantes cuyo contexto relacional e intencional engloba sus percepciones y la manera como las entienden y las explican. Estos contenidos de la narración que construye un hablante hacen parte del recuerdo de algo, la forma como cada quien crea y recrea los momentos vividos y las personas que cita en una u otra escena; la manera como lo uno y lo otro son ubicados con relación al sí mismo de quien narra.

      Al reflexionar sobre la narración, y con una mirada puesta en la perspectiva de Ricoeur, Arfuch retoma el concepto de ‘identidad narrativa’ que no solo es aplicable a los individuos, sino que también se puede atribuir a los grupos –como la familia para este estudio–, desde el sujeto nos podemos acercar a partes de las narrativas de los otros, del vivir, del mundo, de las experiencia y, fundamentalmente, a la relación de este sujeto con los otros (Arfuch, 2013)15. Ricoeur, cuando se refiere al discurso sobre un escrito, a una expresión de un texto o a una acción habla sobre la dialéctica entre el acto de entender o explicar y comprender, plantea que “la interpretación es un caso particular de comprensión. Es la comprensión aplicada a las expresiones escritas de la vida” (Ricoeur, 2006, p. 85). En otras palabras, sin necesidad de validar un texto o una narración, la comprensión en el campo de la hermenéutica nos ayuda a lograr una comunión intersubjetiva del significado humano y a digerir la experiencia del otro (Gergen, 1996).

      La investigación siguió una metodología cualitativa, con el fin de entrar en a) las prácticas dialógicas y los códigos sociolingüísticos de las narraciones que hacen algunos integrantes de las familias cuando traen a la memoria la forma como superaron una situación de crisis sociofamiliar; b) las construcciones dialógicas y relacionales creadas entre los integrantes de las familias para hacer visibles las acciones y las estrategias que ayudaron a lograr el cambio o la transformación de una situación de crisis; c) los enlaces sociolingüísticos o patrones de interacción recurrentes en las historias, según la versión de los integrantes de las familias para identificar los procesos que llevaron al cambio o transformación de la situación de crisis, y d) los significados y los sentidos en contexto que emergen en las familias sobre la experiencia personal y sociofamiliar ante la situación de crisis, el proceso que lleva a que las personas consideren que ha sido superado y las posibles redes de apoyo identificadas.

      El hecho de interpretar las prácticas dialógicas y los códigos sociolingüísticos co-construidos en las relaciones familiares para la superación de situaciones de crisis sociofamiliares, requirió tener presente un enfoque hermenéutico que guiara la construcción del significado y el sentido de las narraciones y los procesos de cambio, las prácticas y los códigos sociolingüísticos que los acompañan. Este enfoque involucró “un procedimiento de análisis e interpretación de las historias que privilegian los niveles de los enunciados (como textos) [y] pretende construir de las reglas de interacción y de producción de sentidos la secuencia de niveles de un relato” (Delgado y Gutiérrez, 1999, p. 619). En otras palabras, esta investigación fue una manera de captar y reconstruir los patrones de interacción, las comprensiones de significados asignados a las experiencias, el sentido de haber trasegado por una situación de crisis y la búsqueda del cambio como también lo que hoy reconocen de sus recursos y del apoyo de otros agentes sociales.

      Cuando se trata de hermenéutica en relación con las historias de vida y sus relatos orales, los acontecimientos dan vuelta atrás y gravitan con el presente, por lo cual no podemos excluir ni el momento de la enunciación, ni tampoco el del enunciado, su contexto (lo que está tejido-con) y la construcción realizada por el sujeto (Santamarina y Marinas, 1999). Respecto a este planteamiento y de acuerdo con los objetivos centrales de la investigación, tanto el significado como el sentido construidos en contexto por cada una de las personas entrevistadas, al igual que la lectura de los textos y la interpretación, fueron atravesados por diferentes tiempos narrativos (en pasado, presente, futuro y sus combinaciones) que implicaron un abordaje metodológico completo y de filigrana. Un contexto que fue nutrido de diferentes momentos.

      Lo anterior implicó un esfuerzo y un desafío que invitaron, por un lado, a conjugar el presente de lo enunciado en la narración, expresión de los eventos del pasado que, a su vez, fueron traspasados por los tres tiempos del verbo. Es decir, cuando cada persona que fue entrevistada narró su historia, el proceso de los eventos llevó consigo lo que precedía, lo que sucedía en medio de la crisis y lo que provenía bajo la mirada del cambio. Pero, en el momento de la narración ya había otro presente con respecto al cual se evocaban los recuerdos del pasado. Y, en esta lógica metodológica, el pasado se convirtió en el preámbulo de lo que fue la nueva interpretación articulada a los momentos de la sistematización, el análisis y la traducción de la información hacia la co-construcción de un nuevo texto por parte de quien investiga. De este modo, se llega a una interpretación de segundo y tercer orden, puesto que las personas hacen reconstrucciones de sus vidas, lo que después será la interpretación del investigador (Mallimaci y Giménez, 2007).

      En consonancia con lo anterior, el procedimiento metodológico estuvo basado en los criterios de la teoría fundamentada. Aquí fue necesario poner en práctica lo que Strauss y Corbin (2002) llaman: a) “el método de la comparación constante”, por semejanzas y diferencias sutiles que hubo en las voces de los integrantes de las treinta (30) familias que narraron la situación de crisis identificadas por ellos y la manera como lograron superar este evento; y b) “el muestreo teórico”, con el fin de refinar o expandir los conceptos y teorías ya desarrolladas, y tener una mayor comprensión teórica sobre el tema de esta de esta investigación. De forma simultánea, se logró plantear

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