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que co-dicen” (Sánchez, 2015), hacer la reflexión del capítulo de libro “De la traducción radical a la indeterminación de la traducción en la comunicación terapéutica” (Arístegui, 2015) que articulaba la filosofía con la psicología y la psicoterapia, el cual fue parte del volumen 2. Finalmente, asumí la asesoría y acompañamiento del escrito para el volumen 3, titulado “Re-significación socio-familiar del derecho a la educación de niños y niñas en situación de hospitalización y tratamiento. Una propuesta de co-construcción mediante prácticas dialógicas” (González, 2016)

      La mayoría de los estudios sobre crisis y cambios están centrados en la identificación de problemas y en diagnósticos psicológicos complejos. Los análisis hacen énfasis más en la carencia, en los diagnósticos psicopatológicos de las familias y las personas, en las situaciones problemáticas que enfrentan cotidianamente alrededor se estas “patologías” y en lo que han aportado los profesionales, especialmente de la psicología y la psiquiatría en los procesos de cambio. . Como dice Gergen:

      la existencia de un vocabulario del déficit es análoga a la disponibilidad de armas —su misma presencia crea la posibilidad de que haya blancos a los que disparar_ y, una vez que se accionan, «individuos poco ideales» se ven alentados a participar en «programas de tratamiento», a ponerse bajo cuidado psicofarmacológico, o a separarse de la sociedad ingresando en instituciones asistenciales (Gergen, 1996, p. 190; Gergen, 2007, p. 288).

      Según Pakman, en torno a los lenguajes que promueven los diagnósticos, los pacientes adquieren la vida propia de enfermos mentales, lo cual es parte de la micropolítica y poder de las instituciones de salud mental y, luego, aunque suene paradójico, el paciente comprendió que su problema ya no tiene cura ya que aprendió el lenguaje de la discapacidad (2011). En este sentido, la paradoja está en que el paciente que obedece inicialmente a su terapeuta aceptando su enfermedad termina finalmente por contradecirle en su conocimiento, por cuanto la aceptación del paciente, paralelamente aleja al terapeuta del propósito de su práctica profesional: “encontrar una cura”.

      Debido a que este tipo de de vocabulario no tiene como perspectiva los lenguajes creativos y generativos construidos por las personas, ni dan cuenta de los recorridos dialógicos (códigos y prácticas), las estrategias de las familias cuando han afrontado situaciones de crisis, es fácil que tanto los profesionales como sus investigaciones caigan en los diagnósticos y en el rótulo.

      Por lo tanto, cuando se trabaja en el complejo mundo de la vida humana y sus relaciones, es importante reconocer que a) diversas situaciones relacionales y personales sí requieren de la atención, intervención y acompañamiento psicosocial y psicoterapéutico; b) las personas y sus familias son un recurso por sí solas y único medio para la solución de sus propios problemas; c) hay casos de familias y personas que han activado otras redes de apoyo, sin que medie una intervención profesional; d) no siempre la ayuda del profesional es suficiente para lograr procesos de transformación y cambio en las situaciones de crisis, aunque dichos profesionales se conviertan en una de las redes de apoyo, y e) es común hablar del qué y del para qué del cambio, pero no es común hablar de cómo las familias llegan a él, lo cual es un insumo fundamental para la creación y formulación de nuevas estrategias de acompañamiento que permitan renovar el hacer disciplinar de la psicología y la psiquiatría y de profesiones que han incursionado en el campo de la intervención y orientación a personas y familias en situaciones de crisis, tal como sucede con Trabajo Social, Desarrollo Familiar, Pedagogía y Educación.

      En cada una de estas situaciones, por un lado, las personas y las familias pueden lograr sus propósitos de dar salida y aprender otras formas de negociación y afrontamiento a sus conflictos, y, por otro lado, las acciones de las personas y familias son una materia prima fundamental para alcanzar el propio cambio y el fortalecimiento de lo que le es favorable para su desarrollo.

      La tendencia académica de recrear más el problema que reflexionar sobre las estrategias de solución y sobre la concertación de acciones para la superación de situaciones de crisis conlleva a una concepción de la familia como agente pasivo en los procesos de cambio, a dejar en manos del profesional que interviene el poder de la transformación. Sin embargo, las familias establecen procesos de cambio y afrontan las crisis también de forma autónoma, activan sus recursos para establecer nuevas condiciones de vida con o sin la ayuda de terceros. Este hecho invita a visibilizar la forma en que lo hacen, a comprender cuáles son los códigos sociolingüísticos y cuáles son las prácticas dialógicas que permiten que el cambio tenga lugar.

      En consecuencia, la respuesta a estas apreciaciones es mostrar las prácticas dialógicas y los códigos sociolingüísticos que co-construyen los grupos familiares para superar las situaciones de crisis. La finalidad de este enfoque es reconocer que el cambio y la transformación van más allá de la intervención o el apoyo profesional, aunque éstos sean medios a donde las personas y familias puedan acudir en busca de nuevas alternativas de solución.

      En el marco de estos planteamientos, el presente libro contribuye para a) avanzar en el posicionamiento de las familias y sus integrantes como agentes potenciadores de cambio; b) poner en escena las acciones y las relaciones que co-construyen las personas y las familias para alcanzar una solución a sus problemas; c) dejar evidencia de las estrategias de las familias y de su entorno, y d) fortalecer el quehacer profesional con el diseño de lineamientos metodológicos para cualificar los proceso de intervención y de acompañamiento con familias frente a diversas situaciones de crisis.

      Dentro de cada una de estas contribuciones está el aporte al conocimiento sobre los significados, los sentidos y los contextos que emergen sobre un camino que transita entre la vivencia y las huellas de una crisis, sus nudos y desenlaces, a una nueva forma de vida. Una vida más esperanzadora, con expresiones y lenguajes guiados por el reconocimiento, los aprendizajes y, por ende, la creación de nuevas prácticas dialógicas y otros códigos sociolingüísticos.

      He planteado que los códigos sociolingüísticos y las prácticas dialógicas regulan y dan cuenta de experiencias cotidianas de los sujetos dentro del sistema familiar y dentro de cualquier otro sistema social en el que interactúan. Dichos códigos y prácticas son expresados en el lenguaje, las palabras que describen, califican y narran un evento, los comportamientos verbales y no verbales que puntúan un suceso, las relaciones o contextos relacionales que los sujetos trasmiten como relevantes y los tiempos articulados como procesos. Ambos procesos dialógicos representan cómo se valora el mundo o las experiencias narradas en una conversación, es decir que, mediante ellos, salen a la luz, por un lado, los sujetos que entregan el sentido y el significado a lo que perciben de sí mismos, de los demás y de las circunstancias que les rodean y, por el otro lado, las pautas que conectan las relaciones.

      De acuerdo con lo anterior, este libro es el resultado de un proceso investigativo cualitativo, cuyos procedimientos y método estuvieron articulados a un referente teórico y epistemológico en el que las historias, las narraciones y los diálogos de las personas integrantes de las familias son la base de la co-construcción de los análisis y de la interpretación de la información registrada. Dicha información se obtuvo mediante diálogos y conversaciones guiadas a través de la técnica de la entrevista abierta, de la cual participó, de manera voluntaria, cada integrante de la familia. El método de la teoría fundamentada y el microanálisis de la interacción humana fueron puntos centrales de apoyo para crear nuevos aportes para la psicología y los diversos procesos de intervención.

      Este apartado, responde a un interrogante central ¿cómo se construyó el proceso de articulación entre el referente teórico, el enfoque, como proceso metodológico, y el método de registro, análisis e interpretación de la información? Esta pregunta está conectada con las preguntas del primer capítulo “Contextualización

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