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perro se te sube y te pone las patas encima para conseguir tu atención y tú se la das (lo miras, lo tocas para quitártelo de encima y le hablas, aunque sea para decirle que se baje), el perro ha obtenido lo que quería y, de forma inconsciente, se lo has dado.

      Por consiguiente, la próxima vez que tu perro demande atención se subirá y pondrá sus patas sobre ti. Lo hará porque ese comportamiento ha sido reforzado directa o indirectamente.

      No hay perros torpes, sino entrenadores poco hábiles que no comunican con suficiente claridad qué es lo que quieren del perro.

      Puede que quieras enseñar a tu perro algo determinado y te parezca en un principio algo casi imposible, pero si desglosas el ejercicio en partes pequeñas, puedes ir reforzando cada uno de los pasos hasta llegar al ejercicio final o respuesta criterio.

      Visto así, seguro que tu perro entenderá mejor qué es lo que esperas de él.

      Ir paso a paso facilita la comprensión del ejercicio a tu perro y minimiza el estrés en el aprendizaje. Pónselo tan fácil como puedas. El entrenamiento es un proceso acumulativo. Hay que ir construyendo desde la base para poder ir cimentando el aprendizaje y facilitar que el perro lo aprenda y lo interiorice.

      No tenemos preferencia en entrenar machos o hembras. Ambos sexos son igualmente adiestrables.

      Aconsejamos castrar a los perros y te damos una buena razón para ello: todos los perros de trabajo lo están. Necesitamos inhibir algunos de los comportamientos naturales que forman parte de sus instintos. Una perra en celo es un estímulo demasiado fuerte para tener un macho no castrado bajo control; aunque se puede conseguir, es mejor evitar riesgos innecesarios.

      Las instituciones que entrenan y entregan perros de asistencia castran tanto a machos como a hembras con el fin de mantener más fácilmente bajo control el entrenamiento del perro y eliminar algunos de sus comportamientos instintivos. Un perro castrado tanto macho como hembra es mucho más fácil de entrenar y menos distraído.

      Si no tienes perro, dedica un tiempo a investigar las diferentes razas para decidir cuál es la mejor elección para tu situación particular, tus necesidades y tus circunstancias. Vas a emplear mucho tiempo y mucho trabajo en su entrenamiento. Es importante que sepas elegir a tu perro y que el ejemplar que escojas sea el adecuado.

      Si estás considerando entrenar a un perro hasta el nivel de perro de asistencia, asegúrate de que el perro que eliges es lo suficientemente grande, fuerte, amigable y tranquilo para tus necesidades. Algunas de las cosas que puedes pedir a tu perro son levantar objetos grandes, tirar de tu silla de ruedas, recoger objetos del suelo, encender y apagar luces e incluso abrir y cerrar cajones y puertas.

      Éstos son sólo algunos de los ejercicios de asistencia, pero todos requieren un perro de tamaño mediano a grande y/o bastante grande. Sería muy difícil para un Yorkshire o un Westie levantar un objeto pesado. Aunque pueden ser entrenados en obediencia básica para hacerlos mejores perros de compañía, están limitados para trabajar como perros de asistencia.

      Cualquiera que sea el perro que tengas o que elijas, este libro te ayudará a entenderlo y a entrenarlo hasta el nivel que tú elijas.

      Hemos comentado ya que no hay un solo método para entrenar a un perro. Sugerimos formas de aproximación a cada ejercicio y te animamos a que desarrolles tu propio método.

      Sin embargo, es crucial que tengas y mantengas una actitud positiva a lo largo de cada sesión de entrenamiento.

      Tienes que estar muy seguro de que quieres entrenar a tu perro. Supone un gran trabajo y si tienes dudas a la hora de abordarlo, se incrementan las posibilidades de que abandones. Piensa que puedes hacerlo, así que cree en ti mismo y cree en tu perro. Una actitud positiva es vital para lograr el éxito.

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      Siempre se ha creído en el adiestramiento tradicional que un perro debe ser dominado, obligado a la sumisión. Debes descartar las creencias de la “antigua escuela” sobre el pensamiento de que el único perro obediente es el que teme a su dueño. Estamos fuertemente convencidos de que, de hecho, es totalmente lo contrario. El único perro verdaderamente obediente es el perro que obedece porque quiere hacerlo, porque se divierte aprendiendo y por agradar a su dueño.

      Sabemos y hemos comprobado demasiadas veces que el adiestramiento tradicional, donde se utilizan métodos coercitivos, rompe perros. Y no sólo eso, sino que normalmente destruye en el animal el deseo de aprender.

      ¿Por qué ocurre esto? Simplemente, un perro entrenado mediante el método ensayo/error, que recibe castigos y correcciones continuamente (aunque luego se le premie cuando realiza un comando correctamente), es normalmente un perro con miedo a equivocarse. Ha aprendido que, si se equivoca, recibirá un tirón o cualquier otro castigo. Prefiere hacer lo que le mandan y no licita conductas nuevas. En estos perros es muy difícil moldear un comportamiento premiando cada paso, cada parte de un ejercicio. No prueban a hacer cosas nuevas, lo que normalmente hace el perro entrenado con clicker.

      Nuestros perros aprenden mediante el juego y los refuerzos positivos. Realizan cosas nuevas cada vez buscando el refuerzo. No temen equivocarse, porque, cuando esto sucede, su entrenador simplemente ignora los errores y sólo premia las conductas que está moldeando. Estos perros tienen una motivación muy alta por aprender.

      Un perro al que se le castiga cuando no ejecuta un comando se ve acorralado y espera su momento para zafarse. Trabaja por obligación y para evitar el castigo.

      El equipo de ETCAN está firmemente convencido de que el perro, cualquier perro, no se merece que le enseñen con castigos.

      Un perro de asistencia es mucho más que un perro de compañía. Piensa en todas las cosas que puede hacer por ti, porque tú no puedes. Le debes respeto, cariño y gratitud. Tu perro te da todo eso y mucho más. Debemos reconocer su trabajo y el apoyo que día a día te brinda para hacer tu vida un poco más fácil.

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      El perro que ha aprendido a obedecerte porque es agradable hacerlo, y además es divertido, es un compañero obediente, feliz y al que le gusta trabajar.

      Si estás planeando dar el siguiente paso, si quieres un perro de asistencia, debes crear y fortalecer un vínculo y una conexión positivos entre tú y tu perro. Vais a formar una unidad de trabajo.

      Un perro de asistencia debe estar listo para trabajar en todo momento, así que es importante que le guste aprender y disfrute haciéndolo. Por eso aconsejamos que utilices el adiestramiento en positivo.

      No debes nunca pegar a tu perro. Es un castigo que el perro ni se merece ni entiende. La única consecuencia que esto tiene es que el perro le tenga miedo a tus manos. Necesitas que tus manos inspiren confianza a tu perro. Vas a hablar con ellas, a premiar con ellas y serán una parte muy importante en la comunicación entre tu perro y tú.

      No olvides que si tu perro no ejecuta un comando es que tú no has sabido transmitirle lo que quieres que haga. Eres el responsable de saber comunicar a tu perro lo que debe hacer, y la mejor forma de hacerlo es mediante juego, premios y haciendo que ese tiempo de trabajo se convierta en algo que tu perro aprecie y espere con ganas todos los días.

      En este libro te ayudamos a encontrar cómo acometer cada ejercicio y te enseñamos a entender cómo piensa tu perro y a comprenderle. Aprenderéis a trabajar juntos.

      A lo largo de este libro encontrarás a menudo estas palabras para recordarte una de nuestras más importantes máximas en el entrenamiento.

      Si vas demasiado deprisa en el adiestramiento sin afianzar suficientemente los conocimientos y no practicas lo suficiente, construyes unos cimientos débiles de aprendizaje. Los perros necesitan tiempo para asimilar lo que aprenden.

      Puede que el aprendizaje de un ejercicio en concreto requiera 100 repeticiones para asegurar el éxito del ejercicio, y ésas

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