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lectores, para darles ideas claras, para estimularles a una mayor fidelidad a Jesucristo y empujarles a una acción evangelizadora sin fronteras; y también para explicarles por qué el Opus Dei es como es.

      En el caso concreto de este primer volumen, encontramos enseñanzas de gran riqueza, sobre múltiples cuestiones: desde la importancia de la humildad en la vida espiritual, hasta el espíritu de servicio y honradez con que deben actuar los cristianos —y cualquier persona de buena voluntad— en la vida social. La modernidad de algunos de sus planteamientos sorprende, como el espíritu de diálogo y de amor a la libertad en el trato con los no creyentes, o el ilusionante panorama de una vida comprometida con la misión evangelizadora de la Iglesia, radicada en la intimidad con Jesucristo y a la vez en un optimista amor al mundo y a las actividades seculares.

      [1] Carta 13, § 13. Remitimos a esta Carta, y a otras que citaremos a lo largo de esta introducción, designándolas por el número que tienen en la Colección de Obras Completas de San Josemaría Escrivá. El elenco completo, con una breve descripción se encuentra en la introducción al primer volumen de la edición crítica de las Cartas: cfr. Josemaría ESCRIVÁ DE BALAGUER, Cartas (I), Madrid, Rialp, 2020, pp. 24-32.

      [2] Carta 15, § 3.

      [3] El 24 de abril de 1933 escribe en sus Apuntes íntimos: «Dios mío: ya lo ves suspiro por vivir sólo para tu Obra, y en lo espiritual dirigir toda mi vida interior a la formación de mis hijos, con ejercicios, pláticas, meditaciones, cartas, etc.», Apuntes íntimos, 24 de abril de 1933 (n.º 989); Dos meses después, al concluir los ejercicios espirituales que realizó ese año, anota: «Propósito: terminado el trabajo de obtención de grados académicos, lanzarme —con toda la preparación posible— a dar ejercicios, pláticas, etc., a quienes se vea que pueden convenir para la O. [Obra], y a escribir meditaciones, cartas, etc., a fin de que perduren las ideas sembradas en aquellos ejercicios y pláticas y en conversaciones particulares», Apuntes íntimos, junio de 1933 (n.º 1723).

      [4] Para mayores detalles sobre este proceso de creación puede verse la introducción preparada por José Luis Illanes al primer volumen de las Cartas, ya citado, pp. 3-32.

      [5] Quizá para acomodarse a las recomendaciones que Juan XXIII había realizado en 1962 acerca de la preservación y el aprendizaje de esta lengua, en la const. apost. Veterum sapientiae del 22 de febrero de 1962 (AAS 54 [1962] 129-135). En ese documento se subraya que el latín da precisión y claridad a la exposición de las verdades y es considerado «estable e inmóvil», garantizando así una interpretación inmutable, algo que concuerda con el deseo de Escrivá de dejar en sus Cartas una exposición del espíritu del Opus Dei que fuera valedera para siempre. Después abandonó esta idea pues resultaba poco práctica y las Cartas se imprimieron en castellano.

      CARTA 1

      [Sobre la vida corriente como camino de santidad, también conocida por el íncipit Singuli dies; estáfechada el 24 de marzo de 1930 y fue impresa por primera vez en enero de 1966]

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La perfección cristiana es para todos
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3Quisiera que, al considerar estas cosas en la presencia de Dios, se os llenara el corazón de agradecimiento y, a la vez, de afán apostólico, de deseos de llevar a las gentes la noticia de esa caridad de Cristo. No lo olvidéis: dar doctrina es la gran misión nuestra.
Dar a conocer esa llamada a todos los hombres
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