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del Opus Dei

      [1] Carta 27, § 56.

      [2] Apuntes íntimos, n.º 1723.

      [3] Cfr. José Luis ILLANES, “Obra escrita y predicación de san Josemaría Escrivá de Balaguer”, SetD 3 (2009), p. 218; Id., «Cartas (obra inédita)», en DJE, pp. 204-211; Luis CANO, «Instrucciones (obra inédita)», en ibíd, pp. 650-655.

      NOTA DEL EDITOR

      El presente volumen está dedicado a cuatro de las treinta y ocho Cartas que san Josemaría escribió a los miembros del Opus Dei, para exponer de forma detallada aspectos fundamentales del espíritu, del apostolado y de la historia de la institución a la que, siguiendo la luz fundacional del 2 de octubre de 1928, había dado vida.

      Estos documentos forman parte de un género literario particular de san Josemaría, distinto de las misivas de su epistolario, de ahí que al designarlas utilizara la palabra Cartas en cursiva. Es un recurso parecido al que emplearon autores tanto de la época clásica como de la tradición eclesiástica, para exponer detenida y detalladamente un tema, dirigiéndose no a un destinatario determinado, sino a un conjunto amplio, e incluso universal, de personas.

      El tono es semejante al que empleaba en las tertulias con personas de la Obra. No habla como un pensador que reflexiona especulativa y doctoralmente sobre una realidad, sino como el padre y fundador de una obra a la que trasmite un mensaje que está destinado a convertirse en vida.

      El discurso no sigue un esquema rígido y va alternando registros: pasa del comentario profundo de una escena evangélica a la anécdota chispeante; del tono exigente al jocoso; de un recuerdo del pasado a planteamientos de futuro, que resultan actuales todavía hoy.

      ¿De qué tratan estas Cartas? En general, abordan aspectos o facetas del espíritu del Opus Dei, tan variados como la santificación de la vida ordinaria, la oración, la secularidad de sus miembros y, en general, tratan de la misión específica de esta institución en servicio de la Iglesia. Un grupo de estos escritos se dedica a profundizar en distintos aspectos del apostolado propio de la Obra y de su actividad evangelizadora en algunos campos como el de la juventud, la educación o la comunicación. Varias Cartas hablan del sacerdocio en el Opus Dei o desarrollan temas relacionados con la formación de los miembros: desde su preparación espiritual y doctrinal religiosa, hasta la fidelidad al depósito de la Revelación y al Magisterio eclesiástico.

      En varias de ellas hay una preponderancia de cuestiones históricas, entremezcladas con temas ascéticos y explicaciones sobre los rasgos fundamentales del espíritu del Opus Dei, en las que se mencionan a veces las dificultades que han jalonado el desarrollo de la Obra.

      Partiendo de ese material compuso las Cartas que nos ocupan, ayudado por algún secretario o mecanógrafo, en un proceso del que conocemos poco, pues lo llevó en primera persona. Además, a medida que revisaba y pulía sus escritos destruía las versiones precedentes, por lo que no es posible saber mucho de cómo trabajó.

      A través de conjeturas y de los pocos datos documentales o testimoniales que poseemos, podemos situar la mayor parte de esta actividad de redacción final entre mediados de los años cincuenta y principios de los setenta, pero no se puede excluir que algunos documentos estuvieran muy avanzados bastantes años antes.

      Sabemos que los sacó a imprenta a partir de 1963, pero después corrigió numerosas veces esos escritos, mandando destruir versiones ya estampadas e incluso enviadas a los miembros de la Obra, pidiéndoles que las sustituyeran por una nueva edición. Un modo de proceder que estaba dictado por su amor a la perfección en los detalles y a su deseo de dejar escritos definitivos, sin fallos o ambigüedades.

      Antes de morir mandó retirar casi todas las Cartas, para revisarlas otra vez a fondo y preparar una edición definitiva. Este trabajo lo pudo realizar entre 1974-1975, pero no le dio tiempo a mandarlas de nuevo a la imprenta antes de fallecer. Después de aclarar diversas cuestiones críticas, ha sido por fin posible realizar una edición crítica de los manuscritos originales de las Cartas 1 a 4, en la Colección de Obras Completas que lleva adelante el Istituto Storico San Josemaría Escrivá. De esa edición crítica tomamos los presentes textos, junto a varias notas y otros elementos.

      Como san Josemaría quiso que algunos de estos documentos llevaran una fecha antigua, que puede ser eco de la datación de los papeles que sirven de base a la redacción final o de su memoria viva de todo el proceso fundacional, es muy difícil —por no decir imposible— distinguir qué partes, ideas o expresiones proceden de aquella fecha y cuáles son de los años cincuenta-setenta. San Josemaría quiere dejar constancia de que en una fecha concreta predicaba la substancia de lo que recoge en las Cartas, sin ninguna preocupación cronológica. Lo que le interesaba como fundador era transmitir enseñanzas de valor perenne, fruto de una maduración atenta a la voluntad divina y a los cambios impuestos por la historia. Quería quizá subrayar que ese mensaje no era suyo, sino que lo había recibido de Dios, como se recibe una semilla que, con el tiempo llegará a ser un árbol maravilloso. Para Escrivá lo definitivo era esa plantación divina, el momento en que Dios tomó la iniciativa.

      Como ni la fecha puesta al final del documento ni su íncipit latino resultan funcionales hoy día para el manejo de estas Cartas, en la Colección de Obras Completas se ha optado por designarlas por un número consecutivo, añadiendo una breve descripción de su contenido. En esta edición simplificada hemos seguido esa numeración, añadiendo una alusión todavía más breve al tema de que tratan, para facilitar

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