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surge en lugar del rastro mnemónico» [Más allá del principio del placer, 1920 (donde todas estas ideas son explícitamente atribuidas a Breuer. I.), y El «block maravilloso», 1924; véase, además, la carta núm. 52, del 6-12-1896]. Un concepto similar había sido expresado por Breuer en el capítulo teórico de los Estudios sobre la histeria (1895), donde dice así: «Este aparato perceptivo, incluyendo las esferas sensoriales de la corteza, debe ser distinto del órgano que acumula y reproduce las impresiones sensoriales en forma de imágenes mnemónicas… »

      Como señala Jones (1953, pág. 424 n.), veinte años después, en 1916, Gaskell demostraría lo contrario, o sea que los ganglios simpáticos se forman a partir del neuroeje. En el parágrafo [5] se hallará otra posible verificación empírica de la teoría. [(Nota del T.)]

      Textualmente «aparatos nerviosos terminales». La traducción dada aquí es anacrónica, aunque correcta, pues el término «teleneuronal» (o «telerreceptores») fue introducido por Sherrington en 1906, junto con los demás excelentes términos que el lector puede insertar mentalmente en este texto de Freud, anterior en once años: «interoceptores», «exteroceptores», «somatoceptores», «visceroceptores», «propioceptores», etc. [(Nota del T.)]

      Una ampliación de las nociones aquí insinuadas se hallará en el capítulo [12], sobre «La vivencia del dolor».

      La traducción de este pasaje, harto ambiguo en alemán, es discutible. El texto original dice literalmente, con sus posibles variantes puestas por mi entre corchetes: «La consciencia nos suministra lo que se llama cualidades, sensaciones que en gran multiplicidad [variedad] son distintas [son otras] y cuyo ser distintas [cuya alteridad] es diferenciado de acuerdo con las relaciones con el mundo exterior». La traducción inglesa dice, también literalmente y en versión inequívoca: «La cosciencia nos da lo que llamamos «cualidades»: sensaciones que muestran una gran variedad de «diferencias» y cuyas diferencias dependen de relaciones con el mundo exterior.» Creo que esta versión inglesa, aunque más inteligible que la mía, es infiel, entre otras cosas, precisamente por ser más inteligible. Además, es indudable que Freud se refiere, no a las diferencias entre las cualidades, sino a lo diferencial de la cualidad. [(Nota del T.)]

      El papel desempeñado por las neuronas perceptivas y su relación con las neuronas j y y halla una nueva formulación en la carta núm. 39, del 1-1-1896: «En mi nuevo esquema inserto estas neuronas perceptivas (w) entre las neuronas j y las neuronas y, de modo que j transfiere su cualidad a w, mientras que w no transfiere cualidad ni cantidad a y, sino que meramente excita a y, o sea que establece las vías que habrá de seguir la energía psíquica libre».

      W aparece aquí por Wahrnehmung, «percepción». En las obras ulteriores de Freud, el «sistema W» se encuentra traducido generalmente por «sistema Pcpc.». Mantenemos aquí la W porque, como se verá más adelante, Freud trocó jocosamente esta letra W por la omega griega (w), a fin de adaptar la notación a j y a y. [(Nota del T.)]

      «Retorno a su estado anterior», en latín en el original. [(Nota del T.)]

      monoton, en alemán. Más que en castellano, dicha palabra tiene allí el doble sentido de «monótono» y «monotónico», «monotonal»; entiéndase: «período… de frecuencia uniforme y constante, que da un tono único». [(Nota del T.)]

      Este tema será considerado en detalle más adelante, en el parágrafo [9].

      «wN» viene a ser la sigla del alemán Wahrnehmungsneuronen («neuronas perceptivas»), sustituyendo la «W» por una «w».

      Traducción literal. Evidentemente, Freud corrigió «percepción» en «sensación» y olvidó tachar aquella palabra. El traductor inglés hace de esto una «sensación perceptiva» (?). [(Nota del T.)]

      Este punto ha sido ampliado en el tercer párrafo (cap. I) de Más allá del principio del placer [1920], donde toda esta concepción es atribuida a Fechner. [I.]

      En mérito a la claridad, cabe recordar aquí que ni los «procesos» en el mundo exterior, ni los «estímulos» que pasan a través del «aparato teleneuronal» hacia j, ni las catexis en j o en y, poseen cualidad alguna, sino sólo una característica -un «período»- que únicamente se convierte en cualidad cuando llega a w. [I.]

      Una formulación de las relaciones entre las variaciones de intensidad de un estímulo y las variaciones de la sensación resultante. Freud parece querer sugerir que la ley de Fechner entra en juego a nivel de este punto particular del sistema neuronal. [I.]

      Freud escribe, respectivamente, Mantel-Neurone («neuronas del manto») y Kern-Neurone («neuronas de los núcleos»). Strachey traduce neurones of the pallium y nuclear neurones, agregando esta aclaración: «Los histólogos de mediados del siglo XIX habían distinguido dos capas principales de células nerviosas en la corteza cerebral, dando el nombre de pallium («manto») a la capa exterior. La neuroanatomía más reciente ha revelado que la estratificación es mucho más compleja».

      Ahora bien: este término, equivalente latino de «manto» («palio»), tiene dos acepciones. La primera, histológica, se refiere a la sistematización de la arquitectura cortical y designa la parte más reciente de la corteza, diferenciándola del rinencéfalo (Koelliker); corresponde aproximadamente a lo que Vogt denominó, respectivamente, «isocortex» y «alocortex». El segundo concepto de pallium pertenece a la embriología y a la anatomía comparada y corresponde al telencéfalo, en oposición al diencéfalo (Hirnmantel e Hirnstamm, o «tronco cerebral», en alemán). Del presente contexto, de la evidente influencia de Meynert y del hecho de que Freud usa el término alemán Mantel, y no el latino (pallium), se desprende sin lugar a dudas que Freud ha querido denotar este segundo concepto, o sea que la aclaración insertada en la traducción inglesa induce a error, además de ser errónea en sí.

      Insisto en esta disquisición porque la interpretación inglesa del término usado por Freud excluiría el cerebro olfatorio del sistema de neuronas «psi», lo que, a mi juicio, llevaría a una revisión total de los conceptos psicoanalíticos básicos, como el de instinto y el del yo; pero no es ésta la oportunidad para exponer tal punto de vista particular. [(Nota del T.)]

      Jones (1953, págs. 303-304, 417, 424) ha señalado con todo acierto la acepción particular que Freud da al concepto de sumación. Merecería la pena cotejarla con el estado que los conocimientos sobre el funcionalismo reflejo habían alcanzado hacia 1895.

      Según Strachey ésta es una de las primeras ocasiones en que Freud usa el término «instinto» (‘Trieb’).

      En ninguna de las formulaciones ulteriores que Freud dio a esta idea, llegó a ser igualada o superada la presente: ésta indica con toda claridad donde interviene la relación objetal en la transición del principio del placer al principio de realidad.

      Homburger Erikson (1955, pág. 7) destaca este párrafo entre los más importantes de este manuscrito, tan abundante en prefiguraciones de los más modernos conceptos de la psicología interpersonal. En efecto, hállase implícita aquí la noción del desarrollo anaclítico del lenguaje, y uno estaría tentado de traducir todo este párrafo en la terminología y en los conceptos de la actual teoría de la información. [(Nota del T.)]

      Acerca de la acepción que debe darse aquí a este término, véase la segunda nota del final del parágrafo [9].

      El manuscrito dice «motrices», lo que es un evidente error de escritura. Véase, en cambio, el parágrafo [18], donde también las neuronas motrices son calificadas como «neuronas-llave».

      Hoy convendría más llamarlas «neuronas-gatillo» o «percutoras» (uso este segundo término para designar en castellano los mecanismos de triggering), a fin de resaltar el vínculo que estas formulaciones de Freud tienen con los actuales conceptos sobre neuronas internunciales y reverberadoras, y sobre la sumación central [(Nota del T.)].

      Estos estados serán considerados más ampliamente en la tercera parte. La dificultad de traducir el alemán Abwehr = «defensa», me ha obligado a poner también «rechazo» entre corchetes. Léase mentalmente esta doble traducción en todo el resto del trabajo y consúltense las consideraciones

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