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      coedición

      Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad de Guadalajara

      Editorial Paraíso Perdido

      derechos reservados

      © 2015, Alicia Caldera Quiroz

       [La página 95 es una continuación de esta página de créditos]

      © 2015, Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad de Guadalajara

      Juan Ruiz de Alarcón 138

      Colonia Americana

      Guadalajara|México|44160

      Francisco Javier Díaz Aguirre

      secretario general

      Alicia Caldera Quiroz

      secretario de comunicación social

      © 2015, Editorial Paraíso Perdido

      Barra de Navidad 76-C

      Guadalajara|México|44110

      www.editorialparaisoperdido.com

      [email protected]

      primera edición impresa, noviembre 2015.

      isbn 978-607-8098-74-3

      primera edición epub, agosto 2020.

      isbn 978-607-8646-57-9

      Se autoriza la reproducción de este libro total o parcialmente, por cualquier medio, actual o futuro, siempre y cuando sea para uso personal y sin fines de lucro,

      citando al autor y a la editorial.

      hecho en México

      made in Mexico

      índice

       DUCANGE MÉDOR

       MAYRA PATRICIA AYÓN SUÁREZ

       UN TEXTO QUE NO ME DEJABA DORMIR: HABLAR DE LA MATERNIDAD Y EL TRABAJO, ¿ES IMPORTANTE?

       ALICIA CALDERA QUIROZ

       LA ADAPTACIÓN DE LA MATERNIDAD

       SANDRA C. DÍAZ CORDERO

       NADIE PUEDE SERVIR A DOS AMOS… PERO A VECES SÍ

       KARLA GARDUÑO

       DEMASIADO TIEMPO A LA MATERNIDAD

       CAROL JOHNSON

       TIRAR MADRES A SU CASA: LA HOSTILIDAD HACIA LAS PRÁCTICAS DE PATERNIDAD Y MATERNIDAD EN LOS ESPACIOS PÚBLICOS

       LILIANA LANZ VALLEJO

       MI EXPERIENCIA DE SER MAMÁ O DE CÓMO SENTIRSE ABRUMADA POR TODOS LOS SENTIMIENTOS, SANAR HERIDAS Y SALIR ADELANTE

       ANA LILIA LARIOS SOLÓRZANO

       TIEMPO DE MADRES

       SOFÍA OROZCO VACA

       CRÓNICAS DE UNA MAMÁ

       KARINA TORRES

       DE LAS AUTORAS

       prólogo

       ducange médor

      Hace algunos años, entré a la sala de profesores de una universidad donde enseñaba con uno de los cinco tomos de la Historia de las mujeres de Duby y Perrot (1993) bajo el brazo. Al ver el título, un colega exclamó: “¡Qué chingón! Una historia de las mujeres!” Para enseguida agregar, como en un rapto de desilusión: “¡Pero escrito por un cabrón!”

      Es posible que el lector de este libro sobre experiencias y percepciones de un grupo de mujeres madres sobre la maternidad o su maternidad se sorprenda de que esté prologado por un varón… o un “cabrón”, como dijera aquel colega. Para nuestro sentido común sexista, un libro de y sobre mujeres debería contener únicamente reflexiones, vivencias y perspectivas de mujeres. Más allá de las apariencias, aún estamos anclados en la estereotipada concepción según la cual las mujeres deben ocuparse de las cosas de mujeres, y así los hombres.

      Cuando mi amiga Sandra, una de las autoras de este volumen, me propuso redactar las primeras líneas de este libro sobre experiencias de maternidad, de forma espontánea contesté que sí. Porque sabía que me invitaba no tanto en calidad de hombre —como si pudiera aportar una cuota del capital simbólico que parece entrañar el sólo hecho de ser varón, según la fórmula de Bourdieu: “la masculinidad como una forma de nobleza”—, sino por mi obstinación a considerarme como una persona humana antes que un hombre. Generalmente, siento más simpatía por las virtudes y cuestiones calificadas de femeninas que las masculinas, y suelo hallar mayor interés en las conversaciones de las mujeres sobre sus “asuntos” que en las de los varones y los “asuntos” correspondientes. Esto me ha valido de la misma amiga el ingenioso mote de “lesbiano”. Y es en cuanto tal que escribo estas notas: como quien por un accidente nació macho, fue criado como hombre y lleva años esforzándose por “deshacer el género” y construirse como un ser humano.

      Acepté ser parte de este iniciativa porque estoy convencido de que las cosas de las mujeres son o deben ser también cosas de los varones y viceversa. La maternidad es también cosa de hombres. Y biológicamente lo es, salvo que nuestra socialización nos ha enseñado lo contrario. Según el primatólogo Franz de Waal, ser mamífero se define por la capacidad de cuidar o de brindar protección; características que son, a mi entender, definitorias de la maternidad. Varones y mujeres tenemos la misma capacidad para criar, cuidar y proteger, salvo que somos educados para idenficar la protección masculina con el poder, el control y la dominación y no con la empatía y el cariño (Szil, s/f). Soy un convencido de que la atribución sexista de virtudes, sentimientos y actividades a mujeres y varones es perjudicial para todos y nos limita seriamente en nuestras posibilidades de libertad, de bienestar, de autorrealización. Por eso me esfuerzo con otros por

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