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Georgia. vvaa
Читать онлайн.Название Georgia
Год выпуска 0
isbn 9782305001388
Автор произведения vvaa
Жанр Книги о Путешествиях
Серия Petit Futé
Издательство Bookwire
La otra república autónoma de Georgia, Ayaria, regresó al control del poder central en 2004, cuando Saakashvili expulsó al dictador local, Aslan Abachidzé, que había gobernado la región durante diez años en una situación de virtual independencia.
La paz de Shevardnadze
Shevardnadze consiguió deshacerse de sus molestos aliados, que se negaban a entregar las armas, en 1995. Los zviadistas fueron finalmente derrotados y perseguidos; Gamsajurdia, que había vuelto a Mingrelia en 1993 para intentar contraatacar, fue hallado muerto en misteriosas circunstancias. El asesinato, o el suicidio, sigue sin resolverse. En los meses siguientes, los cabecillas de las milicias, Kitovani e Iosseliani, siguieron sembrando el terror por todo el país. Shevardnadze, jugando hábilmente con las rivalidades políticas, finalmente logrará acabar con ellos. Las milicias son desarmadas y, con los dos conflictos separatistas en una situación de alto el fuego, la paz se restablece a partir de 1995, al menos en las regiones centrales del país (las regiones cercanas a las zonas de conflicto viven incesantes enfrentamientos, algunas regiones se convierten de facto en autónomas, controladas por mafias o milicianos, especialmente en la montaña). En noviembre se restablece la presidencia y Shevardnadze es elegido con el 70 % de los votos.
Siglo XXI
La revolución de las Rosas
La primera reelección de Shevardnadze es criticada por los observadores internacionales por posibles fraudes. En su segundo mandato, parece que la rápida marcha de los progresos en términos de democracia se desvanece. El país se enquista en el sistema de corrupción sin que se observe una evolución. El clan Shevardnadze posee el 70 % del capital económico del país, mientras que la economía está aletargada. La impopularidad del presidente sube, se le acusa de dirigir una «odiosa camarilla de corrupción». La sociedad civil, cada vez más estructurada, se organiza y se convierte en un contrapeso político emergente.
Al mismo tiempo, las relaciones entre Georgia y Rusia se deterioran. En plena guerra de Chechenia, Putin acusa a Shevardnadze de albergar a combatientes chechenos en el valle de Pankisi, en Kajetia, donde vive tradicionalmente la minoría kista, cercanos a los chechenos. Tiflis niega a los rusos un registro del valle y Moscú impone un régimen de visado a los ciudadanos georgianos. Georgia toma represalias y los rusos bombardean el valle. Es solo el comienzo de un empeoramiento sistemático de las relaciones diplomáticas. Además, el gobierno de Shevardnadze es prooccidental y mantiene buenas relaciones con la OTAN. Shevardnadze consigue sin duda su mejor contrato con la construcción del oleoducto Bakú-Tiflis-Ceyhan por tres mil millones de dólares.
La primera era Saakashvili
Con el ambiente de euforia popular, los insurgentes organizan nuevas elecciones. El 4 de enero de 2004, Mijeil Saakashvili es elegido presidente de Georgia. El nuevo poder, apoyado financieramente por Occidente y en particular por los Estados Unidos, pone rápidamente en marcha una serie de reformas eficaces que sacan al país del estancamiento. Aunque estas reformas puedan parecer básicas, normalizan en poco tiempo un país paralizado: se establece una nueva policía, no corrupta; el ejército se moderniza y será formado por oficiales occidentales; una política de privatizaciones y de captación de inversiones relanza la economía; se inicia la reconstrucción de infraestructuras viarias y urbanas (por ejemplo, se restablecen los transportes públicos). Se pone en marcha un verdadero sistema de impuestos; la electricidad y el gas pasan a ser de pago, lo que reduce la monstruosa deuda del Estado en este ámbito. En el plazo de unos meses, el presupuesto del Estado se quintuplica. El nuevo gobierno, en definitiva, remedia todos los puntos urgentes que hacían de Georgia un país «arruinado».
Sin embargo, Saakashvili fracasa en el verano de 2004 al intentar derrotar a las autoridades de Osetia del Sur, y un estallido de violencia reavivó el conflicto. Desde entonces, el restablecimiento de la integridad territorial del país se convierte en el principal caballo de batalla de Saakashvili. Las relaciones con Abjasia y Osetia del Sur se hacen cada vez más tensas. Gobiernos progeorgianos se instalan en las dos zonas de conflicto, en territorios controlados por el ejército de Georgia.
El joven presidente se muestra cada vez más violentamente antiruso y llama constantemente a una gran unión popular a su alrededor contra una constelación demonizada de las repúblicas separatistas y del Kremlin. La retórica cada vez más musculosa de Saakashvili con Rusia y el discurso cada vez más antigeorgiano