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La Pasión de Dios por Su Gloria. John Piper
Читать онлайн.Название La Pasión de Dios por Su Gloria
Год выпуска 0
isbn 9781629461922
Автор произведения John Piper
Жанр Философия
Издательство Bookwire
Se graduó de Yale en 1720, dio el discurso de graduación en latín como el más destacado, y luego continúo sus estudios allí por dos años más para prepararse para el ministerio. A los diecinueve años recibió la licencia para predicar y tomó un pastorado en la Iglesia Presbiteriana Escocesa de Nueva York por ocho meses de agosto 1722 a abril 1723.
La Intensidad y Enfoque Mental de Su Vida Espiritual
La intensidad de su vida interna en esos tempranos años fue extraordinaria. Sus famosas “Resoluciones” capturan algo de la asombrosa pasión de este periodo de su vida. Había un enfoque de pensamiento que gobernaba su vida y lo capacitaba para realizar cosas asombrosas. Por ejemplo, la resolución #44 dice, “Resuelvo, que ninguna otra meta sino la religión tendrá ninguna influencia en ninguna de mis acciones y que ninguna acción será guiada, en la más mínima circunstancia, más que por la religión.”74 La resolución # 61 dice, “Resuelvo, que no daré lugar a ese desgano que encuentro que afloja o relaja mi mente de estar plena y fijamente establecida en la religión, no importa la excusa que pueda tener para ello.”75
Esto era una aplicación radical del dictado bíblico, “Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado”. (2Tim 2:4). Fue precisamente este enfoque mental en la “religión” lo que dio lugar a una vida entera de estudios y escritos centrados en Dios. La religión, para Edwards, significaba vivir y pensar cristianamente. Y todo estaba enraizado en un sistema de conocimiento—una “ciencia” gloriosa llamada divinidad. En una ocasión predicó un sermón en Hebreos 5:12 (“deberíais ser maestros”) en el cual describió en qué tenía él enfocada su mente, es decir:
Dios mismo, el eterno Tres en uno, es el principal objeto de esta ciencia; y luego Jesucristo, como Dios-Hombre y Mediador, y la gloriosa obra de la redención, la obra más gloriosa que jamás fue efectuada: también los grandes temas del mundo celestial, la gloriosa y eterna herencia comprada por Cristo, y prometida en el evangelio; la obra del Espíritu Santo de Dios en los corazones de los hombres; nuestra responsabilidad ante Dios, y la manera en podemos llegar a ser…como Dios mismo de acuerdo a nuestra medida. Todos estos son los objetos de esta ciencia.76
¡Oh, si este fuese el foco central y todo inclusivo de los pastores y líderes cristianos en nuestros días! Pero ha habido una gran pérdida de confianza de que tal foco y devoción de energía sean “exitosos”. Esta es una de las razones por las que los escritos de Edwards y su ejemplo son tan necesarios en nuestros tiempos.
Enamorándose
En el verano de 1723, entre su primer corto pastorado y su regreso a Yale, él se enamoró de Sarah Pierrepont. En la primera página de su libro de gramática griega él escribió la única clase de canción de amor de la que su corazón era capaz:
Se dice que hay una joven dama en [New Haven] que es amada por el Gran Ser que hizo y gobierna el mundo y que durante ciertas épocas este Gran Ser viene a ella de alguna u otra manera invisible y llena su mente de dulces y rebosantes delicias, y que casi nada le importa excepto meditar en Él…Ella posee una maravillosa dulzura, serenidad y universal benevolencia de mente, especialmente después de que el Gran Dios se le manifiesta. A veces va de un lugar al otro cantando dulcemente y parece estar siempre llena de gozo y placer sin que nadie sepa por qué. Le gusta caminar sola en los campos y alamedas y parece que alguien invisible estuviese siempre conversando con ella.77
¡Sarah tenía entonces trece años de edad! Pero cuatro años más tarde, cinco meses después de que Edwards fue instalado como pastor de la prestigiosa iglesia de Northampton, Massachusetts, se casaron el 28 de Julio de 1727. Él tenía veintitrés años y ella diecisiete. En los próximos veintitrés años tuvieron once hijos, ocho mujeres y tres varones.
Educación y Establecimiento Ministerial
En septiembre de 1723, Edwards regresó a Yale por dos años más de estudio. Allí obtuvo su título de maestría y se convirtió en tutor. Pero en septiembre de 1726 renunció a su posición de maestro para aceptar el llamado a ser asistente de su abuelo Salomón Stoddard, quien había sido pastor de la prestigiosa iglesia congregacional de Northampton, Massachusetts desde 1672. En 1707, Stoddard había introducido una perspectiva de la Cena del Señor que la consideraba como una “ordenanza convertidora” y gente que decía no ser regenerada era animada a unirse a la iglesia. Esto llegaría a ser funesto para Jonathan Edwards cuando posteriormente él llego a una conclusión muy diferente. Mientras tanto, uno de los efectos de esta perspectiva sobre la congregación fue que produjo gente muy floja y degenerada al arribo de Edwards.
Los jóvenes se hicieron adictos a hábitos de disipación y libertinaje; el gobierno de las familias generalmente fracasaba; el día de reposo era extensamente profanado; y el decoro del santuario era frecuentemente perturbado. También había prevalecido por mucho tiempo en el pueblo un espíritu de contención entre dos grupos los cuales habían estado divididos por muchos años, lo cual mantenía vivo un mutuo celo que los preparaba para oponerse unos a otros en todos los temas públicos. Estas fueron las circunstancias en las cuales el señor Edwards entró al ministerio en Northampton.78
Stoddard murió el 22 de febrero de 1729, y Edwards fue pastor de la iglesia por los próximos 23 años. Era una iglesia congregacionalista tradicional que en 1735 tenía 620 asistentes.79 Durante su ministerio en esta iglesia Edwards predicaba sus dos mensajes usuales de dos horas cada semana, catequizaba a los niños y aconsejaba a la gente en su estudio. Él no visitaba regularmente de casa en casa, sin embargo: “solía predicar frecuentemente en reuniones privadas en vecindarios particulares.”80 Esto significaba que podía pasar de trece a catorce horas al día en su estudio.81 Puede ser que esto no fuese pastoralmente sabio, pero Edwards pensaba que los pastores deberían “analizar sus propios talentos y circunstancias y visitar más o menos, de acuerdo al grado en el cual esperasen promover las metas más grandes de su ministerio…A él le parecía que podía hacer el mayor bien a las almas de los hombre y promover más la causa de Cristo predicando, escribiendo y conversando en su estudio con personas que estuviesen bajo impresión espiritual.”82
El Asiduo Estudiante Pastoral de la Escritura
De manera que Edwards estableció para sí mismo un curso en el ministerio que sería preponderantemente estudio y predicación. Y la mayoría de ese esfuerzo iba dirigido al estudio de la Escritura. Su bisnieto, Sereno Dwight dijo que cuando Edwards llego al pastorado en Northampton, “había estudiado teología, no principalmente en sistemas o comentarios sino en la Biblia.”83 Esto fue consistente con el consejo de Edwards a todos los cristianos, “sean asiduos en leer las Santas Escrituras. Esta es la fuente de donde todo conocimiento teológico debe ser derivado. Por lo tanto no dejen que este tesoro sea por ustedes desatendido.”84
Y él dio un asombroso ejemplo de su propio consejo de estudiar la Biblia misma. Yo visité la biblioteca Beinecke de Yale donde se han recopilado la mayoría de las obras no publicadas de Edwards. Un amigo me llevo al nivel inferior a un pequeño cuarto donde dos o tres hombres estaban trabajando en un antiguo manuscrito con microscopios y luz especial. Allí pude ver algunos de los manuscritos de los sermones de Edwards (incluyendo “Pecadores en las Manos de un Dios Airado”), su catálogo de lecturas y su Biblia intercalada.
Su Biblia intercalada fue hecha evidentemente por él mismo. Despegó una Biblia grande pagina por pagina insertando una hoja de papel blanca entre cada página, cosiendo de nuevo toda la Biblia. Luego trazó una línea en el centro de cada página en blanco haciendo dos columnas para sus notas. Pagina tras pagina, aun en las partes más remotas de la Escritura había extensas notas y reflexiones con su diminuta, casi ilegible letra a mano.
Así que hay una buena razón para creer que Edwards realmente hacia lo que