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partido, Cherry y Pickle se alistaban para jugar. Héctor estaba recostado contra la pared mirando hacia otro lado, siendo discreto. A Cherry no le importaría si llamaba su atención, aunque sólo fuese un poco. “¿Ves? Te dije que podías con el negocio”, le dijo a Pickle.

      “Si… y logré un buen precio también. Sólo un día de pago, pero nada de que burlarse”, dijo Pickle poniéndose la camiseta.

      “Ha, no soy quien se va a burlar del dinero que entre. Sólo que no se excedan hoy, no quiero que salgan heridas”, dijo.

      “Ven, ayúdame a uniformarme”, dijo Pickle muy erguida.

      “Seguro”. Héctor fue hasta ella y tomó las partes de la armadura.

      Cherry se avispó a la vista de eso. “¿Qué es esto?”

      Pickle habló con un tono muy alto para que Cherry le creyera de verdad. “Oh, no es nada. Héctor me pone la armadura antes de cada partido” Ella hizo un gesto como sin darle importancia, riéndose para terminar con eso. “Es para la buena suerte”.

      Héctor se arrodilló, le puso las espinilleras a Pickle, inclinándose detrás de sus piernas para sujetarlas en su lugar.

      Se levantó, levantó su protector de pecho, lo inspeccionó por un momento y lo puso alrededor del pecho de Pickle para cubrir su exoesqueleto. Pasó sus manos por su cintura y lo ajustó en la forma correcta.

      Luego tomó el escudo, Pickle extendió su brazo y Héctor lo deslizó sobre él permitiéndole que lo agarrara en el lugar correcto,

      Apretó las correas tanto como fue necesario.

      Luego tomó la espada. Podía haber tenido el filo cubierto con espuma, pero Cherry sabía que Pickle podía esgrimirla como una profesional. Héctor la ajustó en su correa.

      Finalmente, levantó su casco, Pickle se inclinó como en una reverencia y Héctor lo puso en su lugar, deslizándole el pelo hacia atrás con sus manos. Le miró a los ojos de nuevo y él le puso la correa en su lugar. Ni muy apretada, ni muy suelta. Sólo correcta.

      “Bueno, lista para patear traseros, Pickle”, le dijo con una sonrisa.

      Cherry no pudo aguantarse más. “¡Eso. Fue. Increíble!”

      Ambos voltearon hacia ella con aspecto confundido.

      “Voy a dibujar esta escena tan pronto llegue a casa”. Luego miró hacia un lado y pateó un lado del banco. “Ay… ¿Héctor?”

      “¿Si?”

      Sostuvo la espinillera con un dedo. “¿Puedes ayudarme a vestirme también?” Preguntó, dudando. “Sólo si lo quieres, es decir…”

      Los ojos de Héctor fueron de una a otra de las chicas. “Si, seguro, si puedo”

      Héctor caminó hacia dónde estaba y se arrodilló frente a ella. Cherry era mucho más baja que Pickle, y ella podía verlo por la forma en que Héctor podía llegar alrededor de su pierna y atarle las espinilleras sin extender sus manos. Ella miró la cabeza de Héctor mientras le ponía la armadura, deslizando sus manos sobre su protector y revisando las partes, halándolas a la derecha y a la izquierda y apretándolas de la manera correcta. Ella se inclinó hacia adelante y tomó una bocanada de su cabello.

      Sus manos eran fuertes y se movían con experticia a lo largo de su cuerpo. Todo se volvió nebuloso en su mente y ni siquiera se dio cuenta cuando Héctor le puso el casco y lo ajustó bajo su quijada.

      Cuando le golpeó suavemente en el casco, desapareció su ensueño. “Todo listo. ¡Atrapa esos cráneos, Cherry!”. La animó con un puño indicando ‘podemos hacerlo’.

      “S – seguro”

      Pickle y Cherry estaban en la entrada esperando por la señal para comenzar. “¿Disfrutaste… también cuando hizo eso?” dijo Pickle. “Estoy hablando acerca de… tú sabes, allá atrás”.

      Cherry se desvaneció. “¿Estás bromeando? Sentí un hormigueo por todo el cuerpo, ¡prácticamente estoy mojada aquí abajo!”. Recorrió su cuerpo con sus manos moviendo sus dedos enguantados.

      Pickle tosió y volteó hacia adelante. “Si… Yo sólo pienso que da buena suerte, eso es todo”.

      “Seguro que sí”, Cherry puso una cara inexpresiva, dirigiéndole una mirada furtiva “Ningún cosquilleo en absoluto, sólo para la buena suerte”.

      “¿Qué más podría ser? Y Héctor sabe cómo ajustar una armadura, esa es otra cosa práctica”, asintió Pickle. “Para él tiene sentido hacerlo, tú sabes, para evitar accidentes”.

      “¡Por supuesto que tiene sentido para él!” Cherry se mostró alegre. “Con esas poderosas manos por todo mi cuerpo…” Expiró aire.

      “¡Concéntrate en el partido, Cherry!” le pidió Pickle .

      Cherry inspiró y expiró inflándose las mejillas. “Estoy concentrada, estoy mojada, estoy concentrada”. Saltó en el mismo lugar, la adrenalina corriéndole por las venas.

      CAÍDA CATORCE

      Las Torpes hicieron honor a su nombre. Sin importar cuan bien jugara Pickle y Cherry, no podían seguirles el paso. Siguieron perdiendo el cráneo por errores tontos de novatas.

      Cherry estaba cansada, corriendo de arriba para abajo en el campo haciéndolo lo mejor posible. “¡No puedo anotar!”

      “Está bien, créeme, no es tu culpa” Le aseguró Pickle en la línea de partida.

      “Sin embargo”, jadeó Cherry, “nos contrataron para que le diéramos una victoria, digo que lo intentemos”.

      “Lo haremos. Pero no podemos hacer milagros, ¡no con sólo dos buenas jugadoras!”. Pickle se dio cuenta que habían logrado la atracción de una de las Torpes, llamada Olivia, una de las chicas que Pickle había conocido en el bar Taf. Le sonrió, cambiando el tema. “Vamos a intentar un deslizamiento, yo cubro tu izquierda, preocúpate sólo de tu derecha. ¿Está bien?”

      Cherry asintió y tomó la posición de corredora.

      Las piedras comenzaron a caer sobre el tambor y Cherry estaba encima del cráneo en un parpadeo. Pickle bloqueó a dos ejecutoras y Cherry serpenteó a través de la Cadena y se lanzó hacia adelante para anotar.

      Los fanáticos de las Torpes se pusieron frenéticos. Las chicas se alegraron y la abrazaron bien fuerte, puras sonrisas. “¡Podemos hacerlo! ¡Podemos ganar este juego!” dijeron.

      Si… No. Pickle forzó una sonrisa para parecer positiva Pero era una muy buena estratega para creer eso. Por la única niebla de Atenas, el juego ya estaba perdido. Lo único que podían hacer era apegarse al contrato para este juego, jugar bien y tratar de no resultar heridas, porque eso negaría cualquier poco dinero que pudieran ganar este día.

      Todas se alistaron para el segundo round. Las Torpes se veían concentradas, cortantes como una hojilla. Apretando sus armas, estaban listas para golpear

      Pickle hizo un ruido empujando su labio inferior, ’hum’ ¿Podrían las Torpes arreglárselas para darle una sorpresa? Emma, Olivia e Izzy en verdad tomaban este round en serio.

      Y entonces la piedra golpeó el tambor y dos de las Torpes actuaron torpemente y tropezaron. Cayeron al piso y una reproducción instantánea repitió la X CAÍDA una y otra vez para la audiencia.

      Pickle bajó los hombros con un suspiro profundo de resignación.

      CAÍDA QUINCE

      “¿Hey, Cherry? Baja por un segundo, “¿Está bien?” Gritó Héctor desde abajo.

      Cherry sintió un escalofrío en su espalda. Allí estaba, el mal presentimiento. No podía decir que no y él no le había pedido nada irrazonable.

      Bajó

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