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tipo de reclutamiento como de la frecuencia de impulsos cuando se intenta retrasar la aparición de la fatiga (Maton, 1981). Sin embargo, músculos diferentes pueden utilizar estrategias distintas para soportar la fatiga, ya que el tipo de reclutamiento y la frecuencia de impulsos varían entre músculos cuando se genera una fuerza isométrica (Deluca, 1985).

      La disminución del riego sanguíneo a los músculos con una mayor intensidad de la contracción muscular tiene también un importante efecto en la resistencia muscular local. El libre suministro de oxígeno a los músculos por los capilares tiene lugar sólo con cargas que provocan un nivel inferior al 15% de la tensión muscular máxima. A niveles mayores de tensión, el riego sanguíneo se ve progresivamente dificultado por la compresión de los vasos sanguíneos por parte de los músculos en contracción, hasta que cesa completamente cuando un músculo genera más del 50% de su fuerza isométrica máxima. En este punto, el músculo debe confiar en procesos independientes del oxígeno (anaerobios) para conseguir sus necesidades energéticas. Si la actividad dinámica a este nivel de tensión muscular conlleva fases alternadas de contracción y relajación, como es el caso en la mayoría de los entrenamientos con pesas repetitivos, el riego sanguíneo tendrá lugar durante las fases de relajación y disminuirá la probabilidad de fatiga muscular. Sin embargo, si el ejercicio comporta contracciones isométricas o cuasi isométricas con una duración superior a 6 segundos, esta causa circulatoria de fatiga será muy significativa. Ello explica por qué la actividad isométrica provoca una mayor y más rápida fatiga que la actividad dinámica (figs. 1.6a y b).

      Esta subsección se ha centrado en la fatiga que se desarrolla en actividades de fuerza de corta duración, dejando en segundo término la fatiga asociada a actividades cardiovasculares. El sistema nervioso central juega un papel decisivo en la generación de fuerza y potencia máximas y cuasi máximas, de forma que el desarrollo de la resistencia a la fatiga bajo estas condiciones requiere una adecuada estimulación del sistema nervioso central.

      La capacidad para realizar ejercicios intensos de resistencia también depende de la utilización del tipo adecuado de entrenamiento crónico. En este caso, el entrenamiento comprende una gran parte de trabajo de larga duración y de baja resistencia, que produce una amplia respuesta cardíaca, respiratoria y circulatoria. Sin embargo, la mejora de la resistencia ha sido atribuida en gran parte a la adaptación perifé-rica en los músculos y, en segundo lugar, a cambios cardiovasculares, en particular el aumento de la eficacia del metabolismo energético, de la actividad enzimática y de la utilización de combustible (Saltin y Rowell, 1980; Gollnick y Saltin, 1982).

      La relevancia de los cambios enzimáticos y meta-bólicos todavía no se conoce con precisión, pero se coincide en señalar que los ácidos grasos son un importante combustible para la actividad muscular, reduciendo por tanto la dependencia del glucógeno muscular almacenado. Se considera que el poco glucógeno muscular que persiste en el entrenamiento crónico es la principal razón para la resistencia a la fatiga, aunque cualquiera de los otros cambios periféricos puede ser también el responsable. Un elevado nivel de excitación-emparejamiento y adaptaciones intracélulares también tienen lugar con el entrenamiento. Por ejemplo, la investigación ha comprobado que el entrenamiento produce tanto cambios eléctricos como mecánicos, medidos por una respuesta muscular a la electroestimulación a corto plazo (Duchateau y Hainaut, 1984).

      FIG. 1.6 (a) y (b) Curvas del principio de la fatiga y de recuperación en el trabajo estático y dinámico.

      Se han planteado varias razones para explicar la resistencia a la fatiga, por ejemplo, como consecuencia de un aumento del potencial aeróbico (Kugelberg y Lindegren, 1979), o una mejor eficiencia energética a nivel periférico, expuesta antes. Sin embargo, también pueden tener lugar alteraciones de la transmisión nerviosa central, tal y como se ha observado en el entrenamiento de la fuerza (Sale et al. 1982; Davies et al. 1985). A este respecto, ha habido poca investigación acerca del papel que desempeña la retroalimentación aferente y la orden supraespinal en la modulación de la actividad de la motoneurona tanto en situación de entrenamiento como de ausencia de entrenamiento.

      Normalmente no se toma en consideración el hecho de que el entrenamiento contra resistencia es realmente un entrenamiento de fuerza que requiere que los músculos produzcan una fuerza contra una resistencia externa (por ejemplo, pesas, bandas elásticas, agua o máquinas especializadas). Si la resistencia externa la constituyen pesas, puede describirse mediante la Segunda Ley del Movimiento de Newton, expresada en su forma más simple como: fuerza F = ma, donde m es la masa de la carga y a su aceleración. De este modo, es irrelevante establecer programas de entrenamiento simplemente en términos de carga. Las cargas ligeras pueden ser aceleradas de forma mucho más rápida que las cargas pesadas, de forma que la mayor fuerza no tiene por que estar necesariamente asociada con cargas más pesadas.

      El par de fuerzas o torque (rotación = F x d, donde F es la fuerza y d es la distancia perpendicular desde la línea de acción de la fuerza y el punto sobre el cual la fuerza tiende a producir torque) que actúa sobre esta carga también varía a lo largo de la amplitud de un movimiento determinado, de forma que la tensión muscular varía constantemente y son realmente la tensión muscular y el grado de activación neuromuscular coordinada, en lugar de la carga levantada, los que determinan la eficacia de un ejercicio.

      Este hecho establece una interesante y muy importante cuestión en el entrenamiento de la fuerza: ¿Se debería levantar un carga pesada con una pequeña aceleración o se debería levantar una carga ligera con una mayor aceleración para producir la fuerza de forma más efectiva? o ¿es preferible entrenar isométricamente para mejorar la fuerza máxima? En todos estos casos, el nivel de fuerza producida puede ser exactamente el mismo, pero el efecto del entrenamiento puede ser completamente distinto.

      Para responder a estas cuestiones es necesario dibujar una curva de fuerza en relación con el tiempo y examinar cómo cada curva fuerza-tiempo o una adecuada porción de esta curva se empareja mejor con la cualidad de fuerza requerida, como son la fuerza estática, velocidad-fuerza, fuerzaresistencia o fuerza rápida. En otras palabras, la curva fuerza-tiempo debe ser considerada como el punto de partida para entender todo el fenómeno de la fuerza específica para cada deporte y para determinar los entrenamientos de fuerza en cada deporte. Esta curva se utilizará en capítulos posteriores para responder a las cuestiones planteadas anterior-mente y para actuar como marco de referencia para resolver otros importantes aspectos del entrenamiento de la fuerza.

      Otras curvas que proporcionan una incalculable información para entender y aplicar el entrenamiento de fuerza específico para cada deporte son la fuerza-desplazamiento angular (para cada articulación), fuerza-velocidad, resistencia-fuerza y resistencia-velocidad. Esta información, junto con un conocimiento de cuáles son los músculos involucrados estática y dinámicamente en un movimiento determinado, componen los mínimos requerimientos para establecer un programa efectivo y seguro de entrenamiento de fuerza para cualquier deporte. Uno de los principales propósitos de este texto es proporcionar al lector una sólida comprensión de éstos y otros procesos esenciales que son básicos en la programación de los ejercicios para la mejora del rendimiento o para la rehabilitación después de una lesión.

      El éxito de cualquier programa de entrenamiento está muy relacionado con la filosofía del entrenamiento físico en el que está incorporado. Como este texto se fundamenta en la ciencia de ejercicio rusa, es útil examinar el sistema educativo ruso que ha producido generaciones de deportistas de talla mundial en todas las especialidades deportivas. El alto nivel de sus deportistas en competiciones inter-nacionales es un resultado directo de programas educacionales cuidadosamente diseñados para utilizar el deporte, junto con otras actividades, para pro-mover fines nacionales. El deporte ruso, como cualquier otro tipo de educación, sigue los mismos principios y fases generales. Los rusos distinguen entre educación física y deporte, de forma que el segundo conlleva la especialización, la competición para la mejora del rendimiento y la adquisición de un máximo potencial físico y mental.

      Varios

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