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planeados cíclicamente, que exploten los ritmos de adaptación, recuperación y desarrollo naturales del cuerpo humano para optimizar el rendimiento (ver cap. 5 y 6). Dentro de toda la estructura pedagogica, la sesión de entrenamiento se concibe como la unidad de desarrollo básica para cada deporte. Una sesión de entrenamiento típica consta de tres partes principales:

      a) fase inicial que normalmente comprende dos etapas:

      1. Parte introductoria (5 minutos), en la que el grupo se organiza y se explican los objetivos y las actividades de la sesión por medio de instrucciones educacionales generales.

      2. Parte preparatoria (15-25 minutos), en la que se realiza la preparación física y mental a dos niveles:

      - calentamiento general para una preparación global del cuerpo para el trabajo físico

      - calentamiento específico para adaptarse a las habilidades técnicas del deporte.

      b) fase principal (60-90 minutos) que comprende una serie de ejercicios cuidadosamente secuenciados para aumentar la condición física general y específica, para enseñar habilidades técnicas y tácticas, y para impartir la capacidad de trabajar independientemente. Si se realizan varios tipos de entrenamiento en una sesión, la secuencia generalmente recomendada de componentes de entrenamiento es la detallada en la figura 1.7. Sin embargo, posteriormente se explicará que un entrenamiento de fuerza con pocas repeticiones puede preceder, en ocasiones, al entrenamiento de velocidad o de velocidad-fuerza debido a que el postefecto de una carga pesada puede mejorar el desarrollo de la velocidad.

      c) fase final (5 minutos), en la que el cuerpo del deportista generalmente se relaja para poder retornar a su condición inicial y, de esta forma, facilitar la recuperación, el desarrollo y la retención de las habilidades motoras.

      El entrenamiento diario puede dividirse en dos o más sesiones de menor duración, cada una con un énfasis diferenciado y separado por intervalos de recuperación para optimizar los procesos de adaptación.

      A pesar del hecho de que el entrenamiento deportivo ruso es una operación cuidadosamente planeada en la que el entrenador comparte equitativamente la culpa si el deportista no consigue los resultados esperados, el sistema todavía recibe críticas. Por ejemplo, Dembo afirmó en 1974 que los médicos deportivos (y había más de 3.900 de ellos en aquel momento) no se utilizaban suficientemente. Afirmó que «ello se constata por el hecho de que el número de deportistas en condiciones patológicas y de enfermedad ha incrementado en los últimos años» (Schneidman, 1979). Con el gasto en deporte reducido debido a los cambios que actualmente tienen lugar en Rusia, este problema ha empeorado y muchos expertos del deporte buscan trabajo en Occidente.

      Reconociendo las limitaciones de los entrenadores y educadores físicos, los rusos recomiendan que «la responsabilidad para guiar el proceso de entrenamiento no esté bajo un único entrenador, sino en un consejo de entrenadores. Es necesario adjuntar a cada consejo de entrenadores, junto con otros comités, un comité para la incorporación de los resultados de investigaciones a la práctica del entrenamiento deportivo. Se recomienda incluir en este comité, además de a educadores, a especialistas en fisiología, biomecánica, medicina, bioquímica, psicología y matemáticas, quienes deberían ser capaces de solucionar los problemas del entrenamiento deportivo con un elevado nivel cualitativo» (Schneidman, 1979).

      La principal razón de la programación del entrenamiento con resistencias para la mejora del rendimiento deportivo no es, en ningún caso, sencilla, ya que el entrenamiento de fuerza presenta, de por sí, una especificidad definida. Ésta es la razón por la que el concepto «entrenamiento de fuerza específico para un deporte» se destaca en este libro: todas las formas de entrenamiento de fuerza son diferentes y producen unos efectos significativamente distintos en el rendimiento neuromuscular.

      FIGURA 1.7 Secuencia de entrenamiento recomendada para cualquier sesión de entrenamiento.

      El entrenamiento de la condición física en un deporte determinado no consiste simplemente en seleccionar varios ejercicios populares de una revista de culturismo o en programar sentadillas con grandes cargas, levantamientos de potencia, flexiones de piernas, press de banca, entrenamientos en circuito, extensiones de pierna isocinéticas o programaciones mixtas. Este método puede producir unos resultados estéticos para el cliente de un gimnasio medio, pero es de limitado valor para un deportista en competición. No es sólo el ejercicio el que modifica el cuerpo o más específicamente, el sistema neuromuscular, sino también la forma en que se realiza el ejercicio. A este respecto, resulta de vital importancia recordar que todo ejercicio involucra una información que es procesada en los sistemas nervioso central y neuromuscular, de forma que todo entrenamiento debería ser considerado como una vía donde los extremadamente complejos sistemas corporales de recogida de información son programados y aplicados para la producción de tareas motrices (entre otros muchos roles). Durante muchos años, ha habido dos teorías opuestas sobre el entrenamiento complementario de fuerza en el deporte. Una teoría propone que el entrenamiento de fuerza debería estimular los movimientos deportivos de forma tan parecida como sea posible al modelo de movimiento, velocidad, curva fuerza-tiempo, tipo de contracción muscular, etc., mientras que la otra mantiene que es suficiente entrenar con los músculos relevantes sin tener en cuenta mayor especificidad. Una práctica separada de las habilidades técnicas permitiría luego transmitir la fuerza ganada en el entrenamiento no específico a los movimientos deportivos. Ambos métodos de entrenamiento de fuerza mejorarán el rendimiento la actual investigación científica mantiene la superioridad del principio de especificidad en, al menos, diez aspectos:

      • tipo de contracción muscular;

      • modelo de movimiento;

      • región del movimiento;

      • velocidad del movimiento;

      • fuerza de contracción;

      • reclutamiento de fibras musculares;

      • metabolismo;

      • adaptación biomecánica;

      • flexibilidad;

      • fatiga.

      En el contexto del entrenamiento, la especificidad no debería confundirse con la estimulación. La especificidad del entrenamiento significa ejercitar para mejorar de una forma muy específica la expresión de todos los factores anteriores en un deporte determinado. Mientras que la estimulación en un movimiento deportivo con una pequeña resistencia añadida sobre la amplitud total del movimiento o con una mayor resistencia sobre una parte restringida de la amplitud del movimiento es desaconsejable, ya que puede confundir los programas neuromusculares que determinan la especificidad de los factores anteriores.

      Incluso si uno es cuidadoso en aplicar la estimulación del entrenamiento utilizando instrumentos o cargas que son similares a los encontrados en el deporte, normalmente existirán cambios del centro de gravedad, de los momentos de inercia, del centro de rotación, de los centros de percusión y rigidez mecánica del sistema que alterarán las habilidades neuromusculares requeridas en el deporte. Las características de los diferentes factores de especificidad se detallan a continuación.

       Especificidad del tipo de contracción muscular

      Los aumentos de la fuerza voluntaria son en gran medida específicos del tipo de contracción muscular utilizada en el entrenamiento. Por ejemplo, el entrenamiento concéntrico-excéntrico en halterofilia aumenta la fuerza requerida para la competición de forma considerable, pero produce sólo una pequeña mejora de la fuerza isométrica (Dons et al., 1979; Thorstensson et al., 1976) o en la fuerza isocinética concéntrica (Fabey y Brown, 1973). El ejercicio isocinético concéntrico aumenta la fuerza y la potencia isocinética, sin un remarcable aumento de la fuerza isométrica (Kanehisa y Miyashita, 1983a). A la inversa,

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