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El Tratado del Apocalipsis del beato Gregorio López (1542-1596). Iván Kopylov Sidorovich
Читать онлайн.Название El Tratado del Apocalipsis del beato Gregorio López (1542-1596)
Год выпуска 0
isbn 9786079946883
Автор произведения Iván Kopylov Sidorovich
Жанр Документальная литература
Издательство Bookwire
Esa ordenación de las visiones en dos fragmentos importantes nos parece pertinente y muy lógica, que Felise Tavo pone en duda, afirmando que si el autor del Apocalipsis lo hubiera considerado pertinente, lo diría a sus oyentes o lectores para fijar su atención usando ciertas construcciones retóricas, como lo hacía siempre.[90] Sin embargo, nos guiamos por ese plan porque enriquece y complementa la estructura propuesta por Gregorio López, quien, a su vez, aunque no destaca los fragmentos 12-14 y 19:11-20:15, de todos modos enfatiza la posición destacada de cada fragmento en el marco de la concepción histórico-apocalíptica del ermitaño: los capítulos 12-14 marcan una culminación de las persecuciones intensivas; además el capítulo 12, en donde se dice sobre la mujer vestida de Sol, abre una “narrativa enmarcada” sobre la Iglesia representada en la imagen de la mujer que primero huye del dragón, al que finalmente vence. El fragmento 19:11-20:15 representan las últimas etapas, en que se realizan los últimos actos del proceso histórico: el papa Silvestre representado por el ángel, ató a Satanás por mil años[91] que ya pasaron al momento de la aparición del tratado; así que ese fragmento marca el punto de transición cuando la historia cede su lugar a la metahistoria, marcada por el juicio final y por la visión de la Jerusalén celeste. Así que, aunque sin destacar especialmente esos fragmentos, podemos calificar su posición crucial en el esquema propuesto por Gregorio López.
Caracterizando su método de interpretar el libro de la Revelación, López hace hincapié en la hermenéutica histórico-simbólica, recordándonos su propia definición del Apocalipsis como historia profética disfrazada en figuras. Las figuras o parábolas no son alegorías, son símbolos que aparecen como unos signos condicionales y en su totalidad llegan a ser elementos de un código, cuyo significado ya es sabido a partir de los profetas veterotestamentarios:
Muy usado es en la Santa Escritura hablar por figuras o parábolas, como parece en la del Sembrador: grano de mostaza y levadura, y en la Estatua de quatro metales y quatro bestias; que ambas significan las quatro monarquías: los sueños de Joseph y de Faraón; y particularmente, el de Mardocheo viene a propósito, que veía dos dragones, que querían pelear, a cuyas voces se juntaron las naciones, para pelear contra los Justos, y una fuente pequeña redundó en muchas aguas. Y venido a saber, los dragones eran Mardocheo Judío, y Amán, Privado del Rey Asuero, que porque Mardocheo no le daba la adoración que él quisiera, le pretendió matar a él, y a todos los judíos, los quales eran los Justos.[92] Las naciones eran los Gentiles, que pretendieron destruir a los Judíos. La fuente pequeña, que redundó en muchas aguas, era Ester, sobrina de Mardocheo, que siendo doncella oculta, casó con Asuero, por cuya ocasión e intercesión fue librado el pueblo.[93]
Después de haber caracterizado el método simbólico para explicar las figuras del Apocalipsis, Gregorio López dice que tal método no difiere del de los libros veterotestamentarios y así caracteriza la composición del libro basada en las figuras o parábolas:
Este, pues, es el estilo del Apocalipsi, en el qual, entre otras cosas, pone una bestia con siete cabezas y diez cuernos con coronas que persigue a una Muger. La bestia es Roma con su imperio. Las siete cabezas, siete montes sobre que Roma está edificada. Los diez cuernos son coronas, diez emperadores romanos, que persiguen la Iglesia, que es la Muger, y con esto queda la puerta abierta para entender este libro.[94]
Comparando a la Bestia con Roma y su imperio y a la mujer vestida de Sol con la Iglesia que padece persecuciones, Gregorio López coincide con los Padres de la Iglesia, quienes usaban las mismas interpretaciones. Gregorio López usa el sistema tradicional de interpretación de las imágenes clave del Apocalipsis, pero proponiendo una hermenéutica histórica completamente nueva al rastrear la historia del imperio romano en la base del libro del Apocalipsis y calculando los tiempos que deberían haber precedido al reino milenial de Jesucristo y al juicio final. El plan del Apocalipsis que propone Gregorio López es conciso:
De manera, que trata de ocho persecuciones generales de romanos, que después sucedieron: y la primera es la de Trajano, en cuyo imperio comienza este libro: la última la de Diocleciano, las quales pasadas, cesó la idolatría en tiempo de Constantino Magno, y san Silvestre papa. Que fue el ángel que ató a Satanás por mil años, los quales pasados, fue desatado en Otomano, primer gran turco, que es Gog y Magog, que ha más de doscientos y setenta años que comenzó. Después de cuya destrucción, trata del Juicio; y finalmente acaba este libro en Jerusalén la Soberana, que es nuestra Madre y nuestra patria, adonde nos veamos y alabamos al Señor eternamente. Amén.[95]
Gregorio López esboza los puntos clave de su plan: la secuencia general de los acontecimientos cruciales referentes a la época de las persecuciones a partir de Trajano hasta Diocleciano. Los acontecimientos se desarrollan de una manera lineal y progresiva; los eventos de los últimos siglos ya se ven marcados de una dimensión apocalíptica y metahistórica. Todo empieza con la cesación de las persecuciones durante Constantino el Grande; esa misma época es el presagio de los periodos apocalípticos futuros. El ángel que ató a Satanás es el papa Silvestre, bajo cuyos auspicios se ha llevado a cabo el Primer Concilio Ecuménico de Nicea. Luego pasó el periodo de mil años, que de cierta manera prefigura el reino milenial de Jesucristo. Los turcos otomanos, quienes destruyeron el imperio bizantino, aparecen como Gog y Magog, así que los acontecimientos que preceden a la época de Gregorio López, es decir, al siglo xvi, ya dejan de pertenecer a la dimensión histórica, abriendo el inicio del periodo apocalíptico, cuando casi todas las profecías se cumplieron y solamente el juicio final y el establecimiento de la Jerusalén celeste se posponen al futuro. Así son las consideraciones básicas de Gregorio López en torno al libro del Apocalipsis; sin embargo, nos parece oportuno dar un recuento más detallado para entender mejor la visión y el concepto que tenía el ermitaño novohispano acerca de la composición del Apocalipsis de san Juan.
Respecto el destino del libro de la Revelación –historia profética disfrazada en figuras– Gregorio López afirma que todo el libro fue donado por Jesucristo a las siete iglesias de Asia Menor, cuyos feligreses han sido sus destinatarios y lectores: “Nuestro Redentor dexó [el libro] a su iglesia, y particularmente a siete iglesias de Asia”.[96] Según Gregorio López, el autor del Apocalipsis no escribe a cada iglesia por separado sino a todas las iglesias en conjunto; todas las epístolas aparecen como un bloque unido, fortalecido por las frases que podrían ser entendidas como unas fórmulas estables, por ejemplo, “El que tiene orejas oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”,[97] lo que quiere decir que todas las iglesias aparecen como un destinatario colectivo y eso también fortalece la hipótesis sobre la unidad estructural del libro del Apocalipsis. Es decir, las epístolas a las siete iglesias no se habían compuesto por separado para llegar a ser unidas dentro de una obra, sino desde el principio aparecieron como la parte inseparable del libro del Apocalipsis,