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      de haber visto a Jesús de Nazaret,

      anunciando también la Buena Nueva

      a los pobres de América Latina;

      de decirle a María, “comadre nuestra, salve”,de celebrar la sangre

      de los que han sido fieles;

      de andar de romerías...».

      * * *

      El día 9 de marzo de 2006, el obispo español Pedro Casaldáliga recibía de manos del presidente de la Generalitat catalana, Pascual Maragall, el Premio Internacional de Cataluña 2006. Casaldáliga, obispo emérito de la diócesis brasileña de São Félix de Araguaia, recogía el premio allí mismo, con su gente, con quienes ha compartido más de la mitad de su vida. En sus palabras, esparció mensajes tan preciosos como estos:

      «La globalización actual, con todos sus pecados graves tiene como contrapartida la virtud de hacer que hoy, como nunca, la Humanidad se sienta “una”».

      «Estamos descubriendo, por necesidad, que navegamos en un mismo barco. El choque de civilizaciones o la alianza de civilizaciones son la alternativa inevitable. Como ahora nos encontramos todos con todos, debemos optar o por chocar unos contra otros, en la intolerancia y en la agresión, o por abrazarnos en la comprensión y en la complementariedad».

      «La más esencial tarea de la humanidad es la de humanizarse. Humanizar la humanidad es la misión de todos, de cada uno y cada una de nosotros».

      «Ya es un consenso universal que sólo habrá paz en el mundo si hay paz entre las religiones. Y que sólo habrá paz entre las religiones si hay diálogo entre las religiones. Un diálogo interreligioso, pero que sea generador de humanidad. Porque no se trata de sentar a las religiones en una tertulia narcisista y aséptica, fuera del mundo de la pobreza, del hambre, de la guerra, del racismo, de la marginación, del miedo. El contenido central de ese diálogo interreligioso ha de ser también humanizar la Humanidad, en nombre de Dios».

      «Yo me debo hacer prójimo descubriendo al prójimo, buscándolo, acogiéndolo, dando y donándome en su servicio».

      ¿Quién es un ateo?

      Un ateo no es sólo quien niega la existencia de Dios, sino también aquel que no cumple su voluntad. La sociedad poscristiana secularizada tendrá que aprender que Dios es el único que puede salvar al hombre. Muchísimos contemporáneos que se han alejado en sus sentimientos y en sus mentalidades de Dios, de Jesucristo y de su Iglesia, están invitados a desarrollar una nueva sensibilidad hacia las preguntas existenciales, hacia la solidaridad fundamental entre todos los hombres y hacia la relación fundamental y universal con Dios, principio y fin del mundo y del hombre.

      El profesor Gerhard L. Müller, catedrático de Teología Dogmática en la Universidad Ludwig Maximilian, de Munich, defiende la autoestima de cada hombre, la confianza en su futuro, a la luz de la aceptación de todos por Dios, creador y Padre de todos, y que Dios mismo realizó en la creación de todos:

      «Estamos convencidos de que Dios mismo,

      y no una evolución ciega del cosmos,

      creó a todos, a su imagen y semejanza,

      eligió a todos en Cristo,

      a través de la Historia de la salvación

      en Cristo.

      Creemos en la encarnación de la palabra de Dios,

      en la auto-entrega de Jesucristo en la cruz,

      y en la presencia definitiva de su amor

      en el Espíritu Santo, derramado en nuestros

      corazones.

      Creemos en la resurrección de Jesucristo,

      como fundamento de la esperanza en la

      vida eterna,

      es decir, en la comunión eterna con Dios».

      * * *

      Antes del nacimiento y después de la muerte, la existencia humana se sumerge en lo desconocido. Parece acertado comparar nuestra condición a la de un viajero que se despierta en un tren que atraviesa la negrura de la noche. Sabe que el tren acabará por entrar en el túnel inevitable de la muerte, pero nada sabe de lo que hay después de ese misterioso túnel.

      «No hay nada», dirán algunos. Y es una opinión respetable, pero no disponen de pruebas porque ninguno ha vuelto para contarnos el término del viaje, excepto Jesús. Él es, en efecto, el único hombre de quien se afirma con rigor histórico que atravesó el túnel de la muerte en los dos sentidos, y nos habló del más allá.

      Cualquier bibliófilo puede comprobar que ningún libro antiguo ha sido transmitido con tanta exactitud y abundancia de manuscritos como el Nuevo Testamento. Se conocen cerca de cinco mil manuscritos neotestamentarios, algunos de los cuales son de los siglos II y III.

      Jesucristo es el único hombre a quien se ha asociado sin mediatizaciones el nombre de Dios. En la Biblioteca Nacional de París, espejo fiel de la cultura occidental, su nombre es el segundo en el número de fichas. El primero, y también es significativo, es Dios.

      Amar hasta el fin

      He aquí uno de los himnos más preciosos que se han escrito, que se han declamado y proclamado en el horizonte de la humanidad. Dice así:

      «Podéis hacer lo que queráis,

      pero nosotros seguiremos amándoos.

      Metednos en las cárceles

      y aun así os amaremos.

      Lanzad bombas contra nuestras casas,

      amenazad a nuestros hijos

      y, por difícil que sea, os amaremos también.

      Enviad en las tinieblas de medianoche

      a vuestros sicarios a nuestras casas,

      golpeadnos, y aun estando moribundos, os amaremos.

      Enviad a vuestros propagandistas

      por todo el país,

      para decir que no estamos culturalmente,

      ni de ningún otro modo, preparados

      para integrarnos en la sociedad,

      y os seguiremos amando.

      Pero llegará un día

      en que conquistaremos la libertad

      y no sólo para nosotros:

      os venceremos a vosotros

      y conquistaremos vuestro corazón

      y vuestra conciencia, y de este modo,

      nuestra victoria será doble».

      Así lo proclamaba Martin Luther King, en uno de sus himnos más preciosos que se han escrito sobre el amor. Porque el amor no tiene límites y en su camino ¡debemos llegar hasta el fin!

      * * *

      El mítico líder negro de los derechos civiles, diez años antes de ser asesinado por un francotirador en el balcón de un hotel de la ciudad norteamericana de Memphis, escribió:

      «La violencia como método para practicar la justicia no es práctico ni moral. No es práctico porque forma una espiral que termina en la destrucción de todos. No es moral porque persigue humillar al adversario, en lugar de ganar su entendimiento, busca aniquilar en lugar de convencer, utiliza al monólogo en lugar del diálogo y se nutre del odio y no del amor».

      «Si...», el poema de Rudyard Kipling

      Seguramente conocerá el lector el famoso poema de Rudyard Kipling, titulado «Si» (If, en versión original). Lo transcribía Laura Camp-many, hace poco, en una de sus columnas periodísticas, confesando que se le había instalado «entre ceja y ceja». Tiene silueta de

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