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de montañas. Además de barcos navegando hacia el oeste y algunas alegorías como monstruos marinos y al sur una tierra desconocida poblada por monstruos míticos. En la esquina superior izquierda resalta el texto con el nombre de Magallanes y el motivo decorativo de los pingüinos “emperador”, especie propia de la región austral.

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      Iconografía que incluye monstruos marinos de origen mítico, viajes en barcos por el Pacífico y el mar austral. Los escudos son de las naciones europeas de España-Francia (izquierda superior) y Portugal (izquierda inferior). Dos sirenas con espejos en sus manos, que se cepillan el cabello, ubicadas al oeste del Estrecho de Magallanes (derecha).

      En el año 1519 empezaron los lentos preparativos para una expedición que a pesar de haber sufrido tantos tropiezos se convirtió en el viaje más significativo del siglo XVI. Pese a la insuficiencia de fondos, las intrigas portuguesas para evitarlo, la desconfianza castellana frente al capitán portugués Fernando de Magallanes, el viaje se convirtió en realidad. El cartógrafo portugués Diego Ribeiro, al servicio de la Casa de Contratación desde 1518, participó en el desarrollo de los mapas que fueron utilizados para este histórico viaje, los descubrimientos geográficos marcaron un hito en la cartografía de la modernidad.

      La expedición salió desde Sevilla el 10 de agosto de 1519. Tras una prolongada escala de avituallamiento, el 20 de septiembre zarpó definitivamente de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), con la misión de encontrar un paso marítimo que les permitiera llegar rumbo occidente, navegando por el Mar del Sur hasta las islas de las especias.

      Antonio de Pigafetta, marinero italiano que iba a bordo de la expedición de Magallanes, al llegar a la entrada del Estrecho, en octubre de 1520, describe en su diario: “...era un lugar circular rodeado de montañas y, para la mayoría, nos parecía que allí no había una salida para entrar al Pacifico. Pero, el capitán [Magallanes] dijo que había otro estrecho que tenia una salida, diciendo que sabía bien...”11. El 28 de noviembre de 1520 la expedición cruzó el Estrecho “De todos los santos”, hoy conocido como Estrecho de Magallanes.

      La navegación por el Estrecho era complicada y peligrosa, casi titánica debido a los fuertes vientos y a las corrientes, el propio Pigafetta explicaba:

      El estrecho tiene de largo 110 leguas, que son 440 millas y un ancho como de media legua y va a desembocar en otro mar llamado Mar Pacífico [...] si no fuese por el capitán general nunca habríamos navegado aquel estrecho, porque pensábamos todos y decíamos, que todo se nos cerraba alrededor12.

      Ante la incertidumbre frente a esta extraña geografía, Magallanes ordenó a los capitanes de la San Antonio y de la Concepción que se adelantaran para realizar una exploración del canal, para confirmar si se trataba del ansiado paso que les abriría las puertas del Mar del Sur; Pigafetta narra: “mientras permanecimos en aquel estrecho, eran las noches solo tres horas y nos encontrábamos en octubre”. Tras enfrentar terribles penurias en un estado de absoluta ansiedad, Pigafetta dice:

      Estuvimos tres meses sin probar clase alguna de viandas frescas. Comíamos galleta: ni galleta ya, sino su polvo, con los gusanos a puñados [...] olía endiabladamente a orines de rata y bebíamos agua amarillenta, putrefacta ya de muchos días13.

      Cabe resaltar las características del Estrecho de Magallanes, según el Anuario Hidrográfico de la Marina de Chile de 1880, “en el invierno, aunque hai sures, i surestes (se refiere a la dirección del viento), i decaídas de las tormentas son mui bravas de noruestes, i uestes, i suduestes, i con mui grandes frios, i con nieves”14.

      Pese a las temidas condiciones climatológicas y geográficas, el 28 de noviembre de 1520 cruzaron el Estrecho “De todos los santos”. Tras una peligrosa travesía en la que perdieron no solo vidas, sino también barcos y la esperanza de sobrevivir, finalmente la recompensa fue: “ Un mar inmenso [...] se extendía, henchido de misterio, ante los pequeños veleros”15.

      Magallanes fue asesinado y no pudo culminar su aventura, tampoco alcanzó a disfrutar de la magnitud de su hazaña. Juan Sebastián Elcano tomó el mando de la expedición iniciada por Magallanes, tras la muerte del capitán el 8 de noviembre de 1521, en el puerto de Tidor. Elcano tomó la decisión de “ [...] llegar cuanto antes a las Malucas [y la tripulación...] lanzaba gritos de jubiló”16. Las Molucas eran las islas donde se encontraban las especias más ricas y diversas del mundo conocido. Entonces, fue Elcano quien, tras cruzar el océano Índico y el Cabo de Buena Esperanza, regresaría a España casi tres años después de la partida, “el 6 de Septiembre de 1522 [...] trayendo de regreso 18 hombres y una carga de clavo para el Rey de España”.17 Fue así como culminó el primer viaje de circunnavegación al mundo. El éxito de este viaje catapultó a otros marineros, comerciantes, científicos, corsarios, piratas y aventureros a emular el gran viaje de Magallanes.

      El Mapamundi de Diego de Ribero, cosmógrafo portugués al servicio de la Corona española, fue el primer planisferio en registrar la información recopilada durante la expedición de Magallanes-Elcano (Imagen 3).

      De la misma manera que el mapa de Diego Gutiérrez, publicado en 1562, que también fue parte del Padrón Real, ambos incorporaron la información entregada por las expediciones oficiales a la Casa de Contratación. El mapa de Gutiérrez (1562), al igual que el de Ribero (1529), recogieron los tempranos conocimientos sobre la expedición de Magallanes-Elcano, como se puede ver en el registro del Estrecho de Magallanes (Imagen 4).

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      El viaje de Magallanes comprobó tres hipótesis que en la época estaban en discusión: la existencia de un pasaje interoceánico, que ofrecía a España una ruta alternativa a las ya dominadas por los portugueses para llegar a las islas del sureste asiático; la redondez de la tierra y la posibilidad de circunnavegarla. Aunque también se constató la dificultad del paso, que planteaba un reto inclusive a los marineros más experimentados y valientes. Las corrientes y los vientos dificultaban calcular la ubicación, incluso los instrumentos de navegación más sofisticados no proporcionaban un sentido claro sobre ubicación y distancia, bajo esas condiciones, por ende tantos barcos naufragaron y encallaron intentando atravesar este paso18.

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      Sir Francis Drake, el célebre corsario inglés, fue quien realizó el segundo viaje de circunnavegación (Imagen 5). Drake sorprendió a la Corona española en los mares del Sur y atacó los principales puertos de los reinos de España en América. Tras su paso fue creada la escuadra defensiva, denominada Armada del Mar del Sur, aspecto que escapa a nuestro interés en este escrito.19

      Entre 1577 y 1580, Francis Drake comandó

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