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Jugar es el sentido que tiene la obra. El significado es la mezcla del componente visual y sonoro, el ritmo del sonido y el ritmo del movimiento para la manipulación creativa del poema.

      En este caso, el medio electrónico posibilita la relectura infinita del poema pero cada relectura es una obra nueva y, por tanto, el lector participa plenamente de ella. Esta lectura-juego de la poesía de Piringer a través de los dispositivos móviles evoca los aspectos originales de la poesía sonora y visual: lo efímero, la aleatoriedad, lo antiacadémico alejado del intelectualismo y lo lúdico. El móvil y la tableta son, en este caso, el espacio potencial de la performance virtual, de una performance, eso sí, diferida en el tiempo, en el espacio, efímera pero recuperable en parte. Y aunque se pierde la posibilidad de compartir el tiempo y el espacio en directo, el espectáculo ha tenido lugar para el lector que, además, ha formado parte de éste. El caso de Piringer es un magnífico ejemplo para la reflexión sobre como se influyen literatura electrónica y soporte, y como esta ya “antigua” poesía digital esta evolucionando con rapidez. Admitir que el soporte en el cual la encontramos es algo que afecta a la obra literaria en aspectos esenciales puede significar aceptar que los lectores sufrimos un proceso de identificación de la obra con su soporte, del cual es difícil sustraerse. Por ejemplo, la última creación de Piringer es Tiny poems50, poemas concretos mínimos para dispositivos móviles en general, pero más concretamente pensados para la última invención de Apple, el reloj AppleWatch. Com vemos, el soporte digital, también orienta al artista de alguna manera y, sin duda, conforma la obra en algunos aspectos.

      Además de esta última literatura digital que nace en el seno de la proliferación de dispositivos móviles capaces de reproducirla, no podemos obviar que, aunque a veces parezca que la realidad es más potente que la enseñanza reglada, con frecuencia somos los enseñantes quienes hemos de preocuparnos por incorporar realidades nuevas a nuestra práctica docente. Y si hablamos de la literatura, el sistema educativo permite pocos episodios de lucidez en lo que se refiere a la investigación en el campo de las humanidades y, más todavía, en lo que se refiere a las humanidades digitales. Por eso, sería necesario valorar este campo de la investigación científica, el de las humanidades, como un espacio de conocimiento fundamental para sobrevivir en un mundo global en el cual el renovado poder de las palabras, como elemento de comunicación y de consumo, se ha aliado con los códigos sonoro, cinético y audiovisual en el espacio digital.

      Los docentes, pues, hacemos lectores y la alfabetización digital y las nuevas formas de la literatura tendrían que ser una parte importante del currículum de nuestros escolares, desde la educación infantil hasta la finalización de la formación obligatoria y también, muy especialmente, en todos los grados relacionados de alguna manera con el estudio de las humanidades hasta los estudios de posgrado y doctorales. En el Estado español, al frente del estudio de la confluencia entre literatura y digitalidad, el grupo de investigación de la Universitat de Barcelona Hermeneia: estudis literaris i tecnologies digitals51 reúne, desde el año 1999, a una comunidad de docentes, alumnos y creadores de carácter internacional y, por eso, se ejerce allí la investigación desde la primera línea y en conexión con las comunidades científicas europeas y americanas de este campo de estudio de la literatura. El Máster en Literatura en la era digital que Laura Borràs dirige en la Universitat de Barcelona, encabeza la maestría de lo que en Europa y en los EEUU se denomina Digital Humanities disciplina que, habitualmente, se incluye dentro de los Estudios Literarios ya que no hay ninguna otra oferta de estudios de Máster centrados en la observación y el análisis del fenómeno literario en la encrucijada tecnológica actualmente en el Estado español. Tanto en Hermeneia como en el Màster en Literatura en la era digital, el estudio de la influencia del entorno digital en el hecho literario toca tanto la reflexión teórica y la hermenéutica, como los ejercicios prácticos de traducción y creación, así como la aplicación didáctica de este fenómeno para la enseñanza de la literatura y el estudio conjunto de las textualidades electrónicas codo a codo con los creadores e investigadores de esta disciplina52.

      La Electronic Literature Organization53 (ELO) es una organización global fundada en 1999 por Scott Rettberg, Robert Coover y Jeff Ballowe para fomentar y promover la lectura, la escritura, la docencia y la comprensión de la literatura digital. La ELO incluye a escritores, artistas, lectores, investigadores y desarrolladores y ha publicado dos volúmenes que antologan obras de literatura digital y las clasifican. Consta de un comité de directores y de un consejo literario los cuales, por el momento, ya han editado dos antologías. Además, organiza congresos y seminarios especializados, y acoge a estudiantes e investigadores del campo de la literatura.

      La clasificación de las obras que hace la ELO atiende a múltiples características, desde el programa con el cual la obra se ha creado hasta el contenido, la forma, el papel del lector en lo relativo a la interactividad que exige la obra o, incluso, aspectos de historia social de la literatura. Esta clasificación basada en palabras clave es semántica y usa el mismo sistema de etiquetado que usamos con los contenidos que generamos en la red. Esta multiplicidad de etiquetas da cuenta del estado de la cuestión: la literatura digital es un campo de creación y estudio relativamente nuevo y el grueso de obras, aunque es ya sumamente considerable, varía en poco tiempo en forma y en soporte, ya que el entorno donde se desarrolla cambia de manera vertiginosa.

      El mundo de la literatura digital es básicamente anglófono. En el primer volumen de la antología54 publicada en 2006 y editada por N. Katherine Hayles, Nick Montfort, Scott Rettberg y Stephanie Strickland solo dos obras de las sesenta antologadas eran en francés55, y cuatro en formato multilingüe o con juegos sonoros que no se corresponden con ninguna lengua; la antología atendía a la creación literaria digital en inglés y en el mundo anglosajón. En la segunda antología que la ELO publicó en el año 201156 (Electronic Literature Collection,vol. 2), aunque predomina la literatura en inglés creada por autores de diferentes lugares contiene 11 obras que no están escritas estrictamente en inglés. De estas, dos son en catalán (la misma representatividad que tenía el francés en la primera antología) y eso, si tenemos en cuenta que las publicadas en portugués son dos y en castellano son cuatro, y estas dos lenguas tienen muchos millones de hablantes, es un dato muy relevante para la cultura que se vehicula en catalán. Los editores de esta segunda antología de la ELO fueron Talan Memmott, Rita Raley, Brian Stefans y Laura Borràs, quien realizó un gran trabajo de visibilización de la literatura digital no anglófona en este sentido. Ahora mismo se prepara una tercera antología a cargo de Stephanie Boluk, Leonardo Flores, Jacob Garbe y Anastasia Salter y que verá la luz en el 2016.

      Que dispongamos de un corpus de literatura digital en catalán con obras que se remontan a los años 90 da cuenta del interés y la vitalidad creativa en nuestra lengua, pero también son producto del trabajo realizado por Laura Borràs al frente de Hermeneia, a través de la investigación académica, de la divulgación docente y también del fomento de la creación de la literatura digital. Así, de los años 2004 al 2008 Hermeneia junto con el Ajuntament de Vinaròs convocaron el Premi Internacional de Literatura Digital Ciutat de Vinaros57 en el cual, a lo largo de los cuatro años en los que se celebró, se presentaron más de un centenar de obras de literatura electrónica en las modalidades de narrativa digital, poesía digital y un apartado especial para obras en lengua catalana.

      La ELO ha creado un Consorcio para desarrollar colaboraciones con la comunidad académica de literatura digital (organizaciones, universidades y publicaciones): el CELL (Consortium on Electronic Literature). Los socios que pertenecen al CELL actualmente son: NT2-The Canadian Directory of Electronic Literaturas58 de la Universidad del Quebec; PO.EX59, Archivo de Poesía Experimental, Universitat Fernando Pessoa de Portugal; Electronic Literature Directory (ELD)60; Electronic Book Review61 (ebr), Hermeneia62, de la Universitat de Barcelona y LINKUMED63, Universitat de Siegen.

      Más allá de la organización global que es la ELO, el proyecto ELMCIP (Electronic Literature as a Model of Creativity and Innovation in Practice) es una red que ha llevado adelante un trabajo de investigación sobre literatura digital en Europa64 y ha elaborado una base de datos colaborativa

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