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Nobles, patrimonis i conflictes a la València moderna. AAVV
Читать онлайн.Название Nobles, patrimonis i conflictes a la València moderna
Год выпуска 0
isbn 9788491343370
Автор произведения AAVV
Жанр Документальная литература
Издательство Bookwire
La descripción se ajusta con bastante precisión a la actual tipología de la fachada. Permanecen las dos grandes puertas, cada una de ellas coronada con un escudo de armas –en aquel entonces el de Ferrer-Próxita en una y el del Real en la otra–, y los ocho balcones, y si damos por ciertos los 102 palmos valencianos a razón de 23 centímetros, nos da una longitud de fachada de 23,47 metros.
Actualmente, la fachada, desde la esquina de la calle de la Harina hasta la esquina de la calle los Venerables –antes San Esteban–, mide 47,95 metros, pero la longitud que nos indica el texto es de torre a torre, muy similar a los 24,66 metros que mide actualmente. Si observamos en la figura 3 la posición donde estarían situadas las torres, comparándola con la ortofoto de la misma figura en la parte superior izquierda, observaremos la desproporción que hay entre la torre de la derecha y la calle Venerables, y las diferencias en lo que respecta al patio interior.27
En la figura 4 podemos observar los detalles de la fachada a principios de la década de los ochenta, delimitada por los dos torreones que encuadran la fachada de manera armoniosa en un planteamiento clásico y similar a otros palacios valencianos.
En las fechas en las que se celebró el aniversario de la canonización de San Vicente, lo habitaba de manera discontinua don Vicente Pascual Vich de Próxita, conde de Almenara y del Real, quien hacía tiempo había fijado su residencia en la villa de Madrid. Sin embargo, no escatimó gastos en embellecer la fachada para la ocasión pues era el último ornamento de la procesión antes de finalizar en la catedral.
Don Vicente, al igual que su abuelo don José Antonio, gustaba de distinguirse y resaltar su posición. De hecho, don Vicente, uno de los nobles valencianos más ricos del momento, mantenía un león en Valencia a cuyo cuidado estaba su criado llamado José. A pesar de ello, en algunas ocasiones tuvo que empeñar joyas para obtener dinero líquido con el que hacer frente a sus gastos corrientes, cuantiosos en la corte madrileña, donde la competencia con sus homólogos era superior a la que tenía en su tierra.
Afortunadamente, contamos con el inventario de los bienes de don José Antonio, quien falleció en el mismo palacio a las 11 de la noche del día 15 de noviembre de 1726.28 Conforme con su estilo de vida y conciencia de pertenecer al grupo de las élites dominantes, en su última enfermedad, estando postrado en el lecho, no quiso defraudar a sus allegados, mostrando al menos su decrépito cuerpo en un lecho digno de su condición. No porque no poseyese una cama digna, que la poesía, sino porque estaba algo desgastada por el tiempo y no reunía las condiciones más idóneas para el momento. Lo cierto fue que tan solo fue valorada en el inventario por ocho libras, pero sí contaba con los complementos necesarios para darle un fastuoso realce, con una colgadura entera con su cubre cama y rueda cama, todo de tela de damasco carmesí guarnecido de galón de oro y un dosel de lo mismo, complementos valorados por trescientas cincuenta libras.29 Para salvar el escollo hizo traer de la ropería de la Orden de Montesa una cama más distinguida con sus colgaduras y otros adornos que la embellecían.30
Fig. 4. Fachada del Museo de la Ciudad de Valencia, antiguo palacio de los condes de Almenara. Fuente: AMV, Sig.: A.6702/10. Museo de la Ciudad, Manuel Labrandero, 1982.
LAS ESTANCIAS A TRAVÉS DE LOS INVENTARIOS
Los inventarios post mortem son fuentes que proporcionan un buen número de datos e información que nos ayudan de manera significativa al conocimiento y el estudio de la cultura material. Su utilización como fuente de estudio de las fortunas nobiliarias presenta algunos inconvenientes por cuanto omite buena parte de los bienes vinculados, pero no es motivo suficiente para invalidarla, porque en sí son un claro reflejo de la inversión de los excedentes y la conformación de su fortuna personal.
En la línea de considerar esta fuente notarial adecuada para profundizar en la acumulación patrimonial están el profesor Jorge Antonio Catalá y Ricardo Franch Benavent.31 Por un lado, nos permite conocer los bienes que poseía el difunto al final de su existencia, y además, una serie de cuestiones que nos ayudan a reconstruir algunos aspectos de su vida cotidiana como son: la moda, la alimentación, el mobiliario, las joyas, sus gustos artísticos, la religiosidad, la cultura etc., incluso, en el caso que nos referimos, aunque con ciertas dificultades, se podría intentar reconstruir las estancias del palacio.
Algunos de los espacios como la capilla, la recepción y algunas habitaciones, quedan bastante bien delimitadas, aunque para llevar a cabo un análisis en profundidad del conjunto sería necesario contar con otras fuentes complementarias y estas nos la proporcionan otros inventarios realizados con diferentes criterios;32 en concreto el de su hija doña Inés de Próxita efectuado en 1754 y el de su nieto don Vicente Pascual Vich de Próxita, conde de Almenara y del Real, realizado el 17 de febrero de 1766. En ellos se aprecian algunas reformas como el cambio del oratorio a otra sala diferente, el derribo de alguna sala o cuarto para anexionarlos con otro para obtener una sala más espaciosa –pieza33 grande nueva– o la apertura de una puerta frente al campanario de san Esteban.
Relación de las estancias en el inventario de doña Inés (1754):
1- Comedor. 2- Estrado. 3- Cuadra. 4- Pasadizo para el cuarto de la Alacena. 5- Pieza de la alacena. 6- Cuarto del antiguo oratorio. 7- Cuarto de la Torre. 8- Pieza grande nueva. 9- Cuarto de la torre «que sale al terradico». 10- Pieza oscura. 11- Cuarto de pajes. 12- Cuarto del señor conde. 13- Oratorio. 14- Cocina. 15- Cuarto de la familia. 16- Desvanes. 17- Entresuelo. 18- Zaguán.34
Relación de las estancias en el inventario de don Vicente (1766):
1- Zaguán: caballería entrando a la derecha. 2- Caballería bajo la escalera. 3- Caballería llamada del callejón. 4- La levadera. 5- La cochera. 6- Torno del comedor. 7-Cuarto del zaguán. 8- Cuarto del guadarnés (armería, depósito). 9- Recibidor antes de la antesala. 10- Sala del dosel. 11-Pieza del oratorio o comedor. 12- Tocador. 13- Pieza nueva con alcoba. 14- Pieza nueva de la torre «que sale al terradito». 15- Antesala de las piezas nuevas. 16- Cuarto del campanario. 17- Oratorio. 18- Cocina. 19- Cuarto de la familia. 20- Cuarto de la andana. 21- Los desvanes. 22- La cocina del pozo de la sènia.35 23- Cuadra de atajados. 24- El cuarto del balcón atajador de vidrios. 25- Último cuarto de la habitación principal. 26- El zaguán de la puerta que sale frente al campanario de san Esteban. 27- Plata del almario del pasito.
El criterio utilizado para la elaboración del inventario de don Vicente por un notario distinto a los anteriores es muy similar al que se realizó a su madre, y aunque se produce la apertura de una puerta en la calle de San Esteban con su zaguán correspondiente, se aprecia un mayor detalle en la zona de las caballerizas y posibles ampliaciones o divisiones de estancias en el desván; además, es mucho más explícito y detallista que el de doña Inés de Próxita.
Situada en un lugar privilegiado de la ciudad, la residencia se caracterizaba por sus numerosas estancias distribuidas en tres plantas. En la planta baja se alojaban las caballerizas, despensas y otras estancias útiles para el servicio de la casa. A su vez, en algunas zonas se subdividía la propia planta baja y el entresuelo, donde se encontraban las dependencias funcionales para el servicio, cocina, alojamiento, etc. La planta primera o planta noble era donde se encontraban los salones, el oratorio, el despacho y las habitaciones de los señores, y en el último nivel el desván.
UN EJEMPLO DE RECONSTRUCCIÓN, EL ORATORIO
El oratorio es el lugar de la casa destinado a la oración y la celebración de la misa con autorización papal.36 Después del concilio tridentino, la potestad de autorizar la construcción y uso de los oratorios privados pasó a ser competencia exclusiva del Santo Padre, quien, mediante bula o breve concedía la autorización necesaria. Del primitivo oratorio solo queda el estilo –figura 5a– porque en principio fue trasladado a una estancia más espaciosa, dejando la ubicación anterior como dormitorio, y los posteriores dueños cambiaron la ornamentación. Lo que es bien cierto es que el original reunía