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podríamos tener), sin la relación con los otros, sin nuestra capacidad para vivir en la rica textura temporal de las relaciones humanas, y sin capacidad para pensar y hablar de ella, para contar y contarnos historias —desde las más simples a las más elaboradas—. (Ramírez, 2003, p. 132)

      Los jóvenes universitarios que participan en la Muestra Audio-Visual Universitaria Ventanas son creativos, propositivos, gestores que realizan y exhiben sus trabajos audiovisuales al público. Precisamente, la observación de la realidad, acompañada por la formulación de múltiples cuestionamientos e interrogantes que se desarrollan en los complejos procesos de producción audiovisual universitaria, convierte a los estudiantes en unos sujetos activos, conscientes no solamente de su situación en el mundo que los rodea, sino de “la condición de existencia que expresa un modo particular de ser y estar-en-sociedad” (Acosta, Cubides y Galindo, 2011, p. 27). Este modo es activo, creativo y político-ético, resiste a la pasividad e indiferencia y posibilita pensar y luchar por un futuro mejor.

      Por lo tanto, se entiende a los jóvenes realizadores universitarios como actores sociales activos con unas maneras propias de comprender el mundo y situarse en él. Sus construcciones como sujetos se evidencian en las narrativas audiovisuales, en las cuales proyectan hacia el exterior sus experiencias, preocupaciones, vivencias, ideas, propuestas, soluciones, anhelos y gustos. Según Stuart Hall,

      las identidades nunca se unifican y, en los tiempos de la modernidad tardía, están cada vez más fragmentadas y fracturadas; nunca son singulares, sino construidas de múltiples maneras a través de discursos, prácticas y posiciones diferentes, a menudo cruzados y antagónicos. Están sujetas a una historización radical, y en un constante proceso de cambio y transformación. (2003, p. 17)

      Hay que tener presente que, adicionalmente a la sugestión de múltiples marcos sociales y relaciones que allí se constituyen, los estudiantes están expuestos a los numerosos flujos de imágenes informativas que se expanden no solamente desde las pantallas televisivas o cinematográficas, sino a través de redes, donde lo local y lo global se funden en el proceso de un continuo consumo mediático. Por lo tanto, en los videos que forman parte de sus quehaceres académicos, los valores tradicionales e institucionales se confrontan con unos cambios acelerados de las cotidianidades diversas, vividas y experimentadas por los estudiantes. Desde sus experiencias locales de vivir en Colombia, pero a la vez desde la pertenencia a un mundo globalizado, marcado por la fuerte influencia de las imágenes, así como afectado por las tecnologías y las transformaciones que ellas ejercen en las interacciones diarias, los jóvenes, a través de las narrativas audiovisuales universitarias, se incorporan al diálogo con múltiples interpretaciones del mundo.

      Siguiendo la tendencia que desde la última década del siglo XX ha empezado a dominar no solamente el documental, sino el escenario de la cultura masiva en general, los universitarios con frecuencia desarrollan los formatos biográficos y veristas,2 con fuertes rasgos de autorreferencialidad, intimidad y subjetividad, usando el medio audiovisual en calidad de resistencia narrativa al olvido colectivo. Este intento de adentrarse en universos íntimos y mundos privados, evocar la memoria familiar, mostrar los personajes desde las subjetividades e indagar en el pasado propio y de los seres cercanos posibilita tejer los vínculos entre las identidades personales y colectivas, así como entre el pasado y el presente. En este proceso narrativo también se pueden avizorar las brechas intergeneracionales basadas en diferentes maneras de ser y estar en el mundo, presentes en las memorias colectivas distintas, marcadas por las transformaciones en la jerarquización de valores. Moretti cita a Mannheim para proponer un punto de partida en la aún inconclusa y polémica deliberación académica sobre la formación de generaciones, donde se enfatiza en el hecho de que “sólo hablaremos de una generación efectivamente existente cuando se establezca un vínculo concreto entre sus miembros por un proceso de desestabilización dinámica, así como por sus consecuencias sociales e intelectuales” (Mannheim, como se citó en Moretti, 2007, p. 39).

      Al pensar en una posible desestabilización dinámica que ha creado un vínculo diferenciador generacional entre los realizadores universitarios cuyas narrativas se pretenden revisar en el marco de la presente investigación, aparece un complejo proceso de cambios socioculturales derivados de la revolución tecnológica que ha impactado las maneras de relacionarse con el mundo. La globalización cultural, fundamentada en la mediatización mundial y transnacionalización del capital, la virtualización de las relaciones humanas y los profundos cambios en las maneras de percibir el tiempo y el espacio son factores comunes que afectan las identidades, memorias y narrativas de las últimas generaciones, en general. Sin embargo, en el medio de la presente investigación se intentará establecer las fisuras particulares que esta desestabilización dinámica deja en la construcción de las identidades de los jóvenes colombianos en relación con las identidades de las generaciones anteriores, todo esto desde la perspectiva de las narrativas audiovisuales desarrolladas por los jóvenes universitarios.

      Además, hay que resaltar que a pesar de que las narrativas audiovisuales universitarias enfaticen en lo íntimo o en lo subjetivo, las memorias colectivas, tal como se ha mencionado anteriormente, son inseparables del espacio social, que para los efectos de esta investigación se vinculará con el concepto del país. En el análisis de las memorias del país no se buscará una verdad absoluta, sino la multiplicidad de las interpretaciones parciales y subjetivas de los estudiantes y sus personajes, con frecuencia opuestas a la mirada hegemónica de los medios masivos de comunicación, con el fin de resignificar los fenómenos sociales desde lo íntimo, lo relacional, lo intergeneracional, lo local, propiciando la mayor diversidad e inclusión. Dicha apuesta por la inclusión de múltiples expresiones discursivas, enfatizando en estas que resisten al discurso hegemónico, se hace teniendo en cuenta que la Muestra Audio-Visual Universitaria Ventanas, al igual que la mayoría de las muestras audiovisuales de los jóvenes realizadores, privilegia este enfoque alternativo que, al no tener cabida o una mayor visibilidad en los medios masivos de comunicación, se fija en otros espacios de visibilización. Este carácter de resistencia al discurso hegemónico y, de alguna manera, al televisivo, que se rige por las lógicas del rating y las ganancias monetarias, está reforzado por el hecho de que los jurados de la muestra, responsables por la curaduría y selección oficial del material para las exhibiciones públicas, optan por “lo narrativamente interesante”, lo que refleja las búsquedas del autor y las miradas críticas, lo que a veces no es fácil de digerir para un espectador acostumbrado a un entretenimiento sin mayor esfuerzo intelectual. Además, algunos de los videos que se presentan en la muestra, al ser ejercicios de clase, no cuentan con todas las exigencias técnicas y los permisos de derechos de autor indispensables para su proyección en los medios masivos de comunicación, pero, por su aporte a la construcción de diferentes maneras de contar la realidad vivida e imaginada, logran ser exhibidos en un evento académico y sin ánimo de lucro. Es válido ver este material audiovisual desde la perspectiva llamada por Cristóbal Gnecco “la colisión histórica” o “la colisión de identidades” (2000, pp. 172-173), que se evidencia en este caso en la relacionalidad conflictiva entre las múltiples narrativas. “La lucha que se ha librado y se libra entre las historias hegemónicas y las historias disidentes se puede caracterizar como la lucha entre formas distintas de construcción de identidad” (Gnecco, 2000, p. 185).

      Por lo tanto, en la presente investigación se hace apuesta a la lectura de las memorias colectivas, no desde lo nacional, evitando el riesgo de caer en la homogeneidad como característica constituyente y unificadora de dicho concepto, sino poniendo el énfasis en el país, cuya noción es más diversa e incluyente. Martín-Barbero advierte que

      es esa equivalencia entre identidad y nación la que la multiculturalidad de la sociedad actual latinoamericana hace estallar ya que, de un lado, la globalización disminuye el peso de los territorios y los acontecimientos fundadores que telurizaban y esencializaban lo nacional y, de otro, la revaloración de lo local redefine la idea misma de nación. Mirada desde la cultura-mundo, la nacional aparece provinciana y cargada de lastres estatistas y paternalistas. Mirada desde la diversidad de las culturas locales, la nacional equivale a homogeneización centralista y acartonamiento oficial. (2003, pp. 351-352)

      Colombia es un país pluricultural y multiétnico, lo que se refleja con claridad en los videos universitarios que capturan la riqueza cultural del país atravesada

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