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      Hasta Von Hayek, rival de Keynes y Premio Nobel en Economía en 1974, el padre del neoliberalismo, criticaba esta tendencia al decir:

      El fracaso de los economistas en el plano de las políticas públicas tiene que ver por su propensión a imitar lo más posible la metodología de las ciencias físicas. La economía es un fenómeno complejo, que solo de manera muy limitada puede ser captado a nivel numérico.27

      Jan Tinbergen, 28 decía “la ventaja de los modelos es que nos fuerza a presentar una teoría completa, pero son solo su esqueleto, que hay que complementar con sentido común y conocimiento de detalles”. La tendencia actual es a premiar más el método cuantitativo y la elegancia del modelo que su aporte concreto. Por eso decía Tinbergen: “Quizás tendríamos que pedirle a cada autor que explicite que hay de novedoso en su análisis”.

      Rodrik (2021) llama a comprender las ventajas y limitaciones de los métodos cuantitativos de los economistas y subraya cómo su enfoque puede complementar pero nunca reemplazar métodos alternativos, a menudo cualitativos, utilizados en otras disciplinas académicas. Así, señala que en las ciencias adquirimos conocimiento sobre la causalidad de una de dos maneras: o partimos de una causa y tratamos de identificar sus efectos (inferencia causal hacia adelante) o, alternativamente, partimos del efecto y tratamos de determinar sus causas (inferencia causal inversa). Los economistas están obsesionados con la inferencia causal hacia adelante al limitarse a dar pruebas sobre una de las causas, aunque ni siquiera sea uno de los factores más importantes. Así concluye:

      Los economistas pueden estar justificadamente orgullosos del poder de sus métodos estadísticos y analíticos. Pero necesitan ser más conscientes de las limitaciones de estas herramientas. En última instancia, nuestra comprensión del mundo social se enriquece con ambos estilos de investigación. Los economistas y otros eruditos deben adoptar la diversidad de sus enfoques en lugar de descartar o resentirse por el trabajo realizado en disciplinas adyacentes.29

      La pertinencia y relevancia de los temas tratados es otra preocupación en las investigaciones económicas donde predominan innumerables papers sobre las mismas estimaciones. Así, llama la atención el reconocimiento a los recientes laureados economistas Paul R. Milgrom y Robert B. Wilson “por mejoras en la teoría de las subastas e invenciones de nuevos formatos de subastas”, en plena crisis económica mundial del COVID-19 y que el Premio Nobel de Economía 2016 fue para Oliver Hart y Bengt Holmström por su aporte en el “fértil campo” de la teoría de los contratos. En cambio, los investigadores Michael Houghton, Harvey J. Alter y Charles M. Rice fueron los galardonados con el Nobel de Medicina por el descubrimiento del virus de la hepatitis C y es probable que el próximo premio será a los descubridores de la vacuna del COVID-19.

      Si bien estrictamente no hay un Premio Nobel a la Economía, sino el Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas instaurado en 1969, la idea es que el premio sea “a quienes, durante el año anterior, hayan conferido el mayor beneficio a la humanidad”, como dijo Alfred Nobel en su testamento, situación que no se aplicaría a muchos de los economistas laureados que ignoran los problemas de la gente. La mayor parte de los premios Nobel fue para los aportes en Microeconomía y después le siguen más lejos en importancia Finanzas, Econometría y Teoría de los juegos. En cambio, son pocos los Nobel por los temas de Crecimiento y Desarrollo.30

      3.Recetas fallidas

      Así, existen una serie de casos de los diagnósticos y recetas fallidas del FMI, desde la aplicación de sus Acuerdos Stand-by en América Latina en la década de los cincuenta hasta los programas de ajuste estructural con énfasis en la privatización en los años ochenta y noventa junto con el Banco Mundial. El Presidente de México señaló que deberían pedir perdón por sus recetas fallidas:

      Todos esos organismos deberían ofrecer disculpas al pueblo de México y hacer la autocrítica, es decir, lo que propusimos resultó un fracaso y causamos un grave daño a los mexicanos porque dijimos que con la privatización iba a haber crecimiento y que iba a haber empleo.31

      La Gran Crisis Financiera, cuyos síntomas aparecieron a principios del 2000, recién se enteraron por las noticias de prensa muchos economistas y calificadoras internacionales de crédito que seguían alentando una mayor desregulación antes de su estallido en 2007. Lo más grave fue que después de más de 10 años se divulgó que las medidas de rescate financiero del 2008 no beneficiaron a los pacientes, a la gente, sino que habrían favorecido a los intermediarios, principalmente a los Bancos y Fondos de Inversión de alto riesgo (hedge funds), a los culpables de la bancarrota, recuperando y obteniendo mayores beneficios:

      Ocho millones de estadounidenses perdieron sus casas y su patrimonio fue devastado. Terminamos con la mayor desigualdad de riqueza de los últimos 100 años.

      Mientras esas familias resultaron ser los grandes perdedores del desastre financiero, los grandes ganadores fueron las empresas que compraron esas viviendas a granel, junto a los bancos que aprovecharon esa oportunidad. 32

      Analistas económicos consideran que los fondos de cobertura o fondos de inversión libre, un tipo de inversor institucional no regulado, como Bear Stearns, que fue empero rescatado por la Fed y Lehman Brothers, que en cambio quebró, fueron los causantes de la crisis financiera, ya que introdujeron un nivel excesivo de competencia y de riesgo a los bancos con su agresivo modelo comercial y financiero, tan agresivo que dio lugar al aumento de la demanda de hipotecas subprime, especialmente a partir de 2003.

      Mientras se rescataban a los bancos no se rescató a la gente como dice el Informe de OXFAM (2021) que resalta que las medidas de austeridad post crisis de 2008 aumentaron la desigualdad:

      Un exhaustivo estudio de las políticas adoptadas por los Gobiernos durante la década posterior a la crisis financiera revela que las medidas de austeridad afectaron al 75% de la población mundial. Entre estas medidas destacan el recorte de las pensiones, la reducción de los salarios del personal docente y del sector de la salud, la disminución de las subvenciones y prestaciones y el recorte de los derechos laborales. Desde 2010, también se ha producido un incremento constante del impuesto sobre el valor añadido (IVA), de carácter regresivo, que se ha visto acompañado por la reducción de los tipos impositivos que gravan a las personas y empresas más ricas.33

      En el caso de la crisis de Grecia, la política de austeridad, inicialmente impuesta de una manera particularmente injusta por la troika, conformada por Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI, había aumentado las desigualdades entre 2010 y 2012 y le había hecho perder casi uno de cada cinco puestos de trabajo y el desempleo llegó a un 28% en 2013 desde menos del 10% en 2008. El gasto público también se había reducido en 2014 en más de un cuarto en volumen y la demanda interna se contrajo en un 30%. Todo el ajuste fue para pagar y reducir la deuda pública, sin embargo, a pesar de la cancelación parcial de su deuda que se llevó a cabo en 2012, desde entonces la deuda pública aumentó a 20 puntos porcentuales del PIB y apenas ha disminuido en los últimos años. Así:

      … bajo el efecto de la política impuesta por esta troika desde 2010, casi todos los indicadores económicos y sociales de Grecia se han deteriorado claramente. Incluyendo su deuda pública que se suponía que esta política debía controlar. Esta intervención permanecerá en los anales como un modelo de lo que no se debe hacer si realmente queremos ayudar a un país a recuperarse.34

      La propia Oficina de Evaluación Independiente del FMI criticó el accionar del FMI en Grecia al señalar tímidamente:

      En mayo de 2010, el Directorio Ejecutivo del FMI aprobó la decisión de proporcionar financiación de acceso excepcional a Grecia sin buscar una reestructuración de la deuda soberana de Grecia, en circunstancias en las que la deuda no podía considerarse sostenible con una alta probabilidad.35

      Antes del estallido social de Chile en octubre de 2019, la mayoría de los economistas lo comparaban con los países más avanzados de la OECD, ya que además era miembro, lo consideraban un ejemplo para los países latinoamericanos con gobiernos populistas como Venezuela, Bolivia y ahora Argentina y México, y creían, en palabras de su Presidente Piñera, que también es economista, que era un “oasis de América Latina”. Sin embargo, con el estallido social y las consecuencias de la Pandemia

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