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corporativas.

      Pero incluso cuando estamos de acuerdo en que la Escritura es nuestra única autoridad, las reuniones de las iglesias pueden terminar viéndose muy diferentes entre sí. Y eso se debe a varios factores. Algunos líderes están influenciados por un modelo de marketing empresarial. Y definen su éxito en términos de sus habilidades comunicativas, su excelencia administrativa, y su crecimiento numérico. Otros se enfocan en proveer encuentros con Dios que sean personales y significativos. Ellos valoran más el compromiso emocional del individuo y le proveen a los adoradores una amplia gama de opciones a escoger, las cuales incluyen actividades de pintura, encendido de velas, o reflexiones a través de imágenes. También hay otros que enfatizan la importancia de la tradición. Sus reuniones incluyen una variedad de elementos, elegidos en su mayoría por la forma en que relacionan a la gente con prácticas y oraciones probadas a lo largo de los siglos.

      Brian Croft y Jason Adkins ofrecen un enfoque diferente. Ellos realmente creen que la Palabra de Dios es suficiente para guiarnos cuando se trata de asuntos relacionados con la reunión dominical de la iglesia. Aunque Dios no nos ha dicho todo lo que nos gustaría saber sobre qué hacer cuando nos reunimos, nos ha comunicado claramente lo que necesitamos saber. No tenemos que revisar las páginas de Internet para encontrar elementos que sean más interesantes, enfoques que sean más innovadores o contenido que sea más relevante. Lo más importante está justo enfrente de nosotros en las páginas de nuestras Biblias.

      Mientras leía este libro me sentía agradecido por la sabiduría que viene de años de estudio y experiencia. Está en armonía con lo que he aprendido de Brian a través de nuestra amistad en los últimos diez años. Brian y Jason no sólo escribieron un libro de teoría. También comparten bastantes ejemplos de las formas en que han desarrollado sus convicciones bíblicas. Pero su objetivo no es persuadirnos de que nuestras iglesias deben ser exactamente iguales a las suyas. Más bien, quieren que nos preguntemos seriamente si hemos pensado de manera bíblica en la adoración corporativa (la cual no se trata sólo de la música), y que evaluemos si nuestras creencias nos han llevado a una preparación más intencionada que resulta en un liderazgo más fructífero.

      Aunque cualquier líder se beneficiará de la lectura de este libro, no todos los líderes se beneficiarán de la misma manera. Tal vez te darás cuenta de que tienes que trabajar en los detalles de tu teología de la adoración. Es posible que descubras herramientas y prácticas que te ayuden en tu planificación. O podrás ser equipado para orar públicamente, leer las Escrituras, dirigir los cantos, y administrar el bautismo y la Cena del Señor de maneras que exalten más a Cristo.

      Un problema común entre los líderes es pensar que Dios no puede usarnos porque nos hacen falta ciertos dones. Posiblemente no tengas la personalidad más carismática. Y probablemente no hay miles de personas descargando tus sermones o suscribiéndose a tu podcast semanal; y quizás ni si quiera tienes un podcast. Tal vez consideras que tus habilidades tecnológicas y administrativas no son algo fuera de lo común.

      Y eso está bien. Dondequiera que estés y en cualquier tipo de iglesia que dirijas, este libro te recordará las grandes cosas que Dios puede lograr a través de cualquier líder que se someta alegre y fielmente a Su palabra en el poder de Su Espíritu.

      Entender, planear y dirigir la adoración congregacional es la responsabilidad y el privilegio de cada pastor. No tengo ninguna duda de que lo que está escrito en las siguientes páginas puede ayudarte a hacerlo de manera más efectiva y permitirte disfrutar de las reuniones dominicales que serán más reflexivas, emocionales y capaces de transformar la vida.

      Bob Kauflin, Sovereign Grace Church de Louisville, Kentucky, y director de Sovereign Grace Church

      BRIAN Y JASON QUISIERAN AGRADECERLE A:

      Zondervan, por su compromiso con esta serie de Pastoreo Práctico y por dar una plataforma para las conversaciones necesarias que este libro iniciará.

      Anthony Luppino y Mike Mackison, ex pasantes pastorales, quienes, después de participar en nuestras reuniones semanales de planificación de servicios, insistieron firmemente en que se escribiera este libro.

      Adam Embry, por ayudarnos a pensar en el arte de la planificación de servicios y apoyar la práctica del canto de salmos.

      La Auburndale Baptist Church, por soportarnos mientras aprendimos juntos a “adorar por el libro”.

      Nuestras esposas, nuestras vides fructíferas (Salmo 128), quienes le dan gozo y fortaleza a todo lo que emprendemos.

      Nuestro Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es digno de ser adorado de manera reflexiva e intencional cuando Su pueblo redimido se reúne.

      YO (BRIAN) TENGO QUE CONFESAR ALGO. Jason, mi coautor, en realidad es el que escribió el libro. Sus dones para pensar con claridad y crear un argumento son evidentes a lo largo de las páginas de este libro. Él tiene una voz de escritura única que es muy diferente a la mía, pero es una voz que te beneficiará. Y debido a que este libro refleja principalmente la diligente labor de escritura de Jason, seguramente te estarás preguntando: “Entonces, ¿por qué la coautoría?” Bueno, para ser honestos, hay algunos lugares en los que yo contribuí directamente con la redacción, pero la principal razón de nuestra doble autoría es el origen de estas ideas. Jason capturó el contenido de este libro, pero gran parte de él refleja mis convicciones y experiencias a lo largo de dos décadas de planificar y dirigir al pueblo de Dios en la adoración corporativa.

      Mis experiencias son diversas. He planeado y dirigido servicios de adoración en una pequeña iglesia rural donde el himnario era considerado tan sagrado como la Biblia. He creado y dirigido servicios en los que miles de adolescentes se han reunido para ser energizados y conmovidos, y para encontrarse con Dios. He servido en el equipo de música de una iglesia que semanalmente planeaba y dirigía servicios buscando mezclar todo tipo de estilos y gustos diferentes en una gran iglesia. Para los que no saben cómo es eso, imagínense ser el que dirige un himno y luego el que da la señal para la máquina de humo más tarde durante el mismo servicio. (Así es, todo eso en verdad ocurrió, ¿acaso podría inventar algo así?) Y eso fue lo que experimenté sólo durante la primera década. Cuando dejé atrás estas experiencias para convertirme en el pastor principal de una pequeña iglesia Bautista del Sur que estaba atravesando un momento difícil, pensarías que tuve que enfrentar una crisis de identidad significativa. Sin embargo, creo que fue exactamente todo lo contrario.

      Mi amplia gama de experiencias en la planificación y dirección de la adoración corporativa en todos estos diferentes lugares solidificó firmemente lo que se convertiría en una profunda convicción en mi alma, con respecto a lo que verdaderamente glorifica a Dios en la reunión pública de Su pueblo y lo que no. ¿Ofrece la Biblia alguna guía sobre estos asuntos, o se trata simplemente de preferencias? ¿Hay métodos que nos ayuden a cumplir lo que Dios desea? ¿Hay formas más eficaces de dirigir que fomenten la participación o la restrinjan? En última instancia, ¿de qué debería tratarse la reunión pública de la iglesia local? Cada iglesia a la que he servido habría respondido a estas preguntas de forma diferente. En el bondadoso y providencial transcurso de mi travesía, Dios usó esa diversidad para ayudarme a llegar a Su palabra para encontrar las respuestas.

      El contenido y las ideas de este libro reflejan mis respuestas a esas preguntas. Representan la forma en que pastoreo y dirijo a mi iglesia en cuestiones de adoración pública. Creo que Dios nos explica cómo desea ser adorado. Y Dios ha dado la pauta de los elementos que deben estar presentes cuando la iglesia se reúne. Dios desea un cierto tipo de participación de parte de Su pueblo.

      Jason se unió a esta travesía conmigo hace cinco años cuando se integró al personal de nuestra iglesia, y él ha aportado una nueva perspectiva y varias ideas nuevas al trabajo que yo estaba tratando de cultivar en nuestra iglesia. Me ayudó a llevar mi intencionalidad y

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