ТОП просматриваемых книг сайта:
Sobre hielo. Peter Kurzeck
Читать онлайн.Название Sobre hielo
Год выпуска 0
isbn 9788417893835
Автор произведения Peter Kurzeck
Жанр Языкознание
Серия Ficciones
Издательство Bookwire
4 A las tres de la mañana, recordarás, las calles vacías empiezan a irse. Miras al cielo y la vacía Alleenring se convierte delante de tus ojos en puntual carretera de acceso a una Vía Láctea increíblemente acelerada.
6
El nuevo cómputo del tiempo. ¿Es el mismo diciembre? ¡Como si me hubiera excluido de mi vida! La puerta cerrada, la llave perdida, la llave rota. He olvidado el nombre. Camino de vuelta inencontrable. Se nota en cuanto es demasiado tarde: ¡En ese mismo instante! La llave equivocada. ¿Quién soy? El siglo equivocado. En una ocasión en la Bockenheimer Landstraβe, a mediodía. De camino a la guardería. He estado escribiendo, y no me he puesto en camino hasta el último momento. Frío y como si me hubiera quedado en la calle. Puede ser que hablara conmigo y no pudiera dejar de temblar. ¿Quién es ese que va por ahí? ¿Alguien a quien conoces? ¿O sólo se le parece? ¿Una confusión, un abrigo de invierno, un error? ¿Pasado? ¿Una vida anterior? ¿Ninguna similitud? ¿El pasado en un libro? En diagonal detrás de mí. Un transeúnte, o al menos esa es la impresión que da. En la misma dirección. Me alcanza. Ya iba a concentrar toda la extrañeza como expresión en mi rostro (sombrío y ajeno, un rostro de mongol) cuando me di cuenta de que hacía dos años había leído seis poemas suyos. Mientras trabajaba en la tienda de antigüedades. Neue Rundschau, nº 2. Por aquel entonces aún tenía mi trabajo. ¡Se llama Harry, enseguida recordaré su apellido! Siempre estaba en las fiestas de cumpleaños de mi editor. Cuanto más avanzada la velada, tanto más digno y silencioso. Prosecco, Frascati, Whisky. Whisky y Grappa. También traducía para la editorial. Entretanto lo he saludado. Como alguien que siempre todo el mundo enseguida reconoce y sabe cómo es la vida. Y también quién es él. En todo momento. Por supuesto. Hemos caminado un trecho en la misma dirección. En una ocasión incluso nos prestó una tienda de campaña. Hace dos años, la semana antes de Pentecostés. Acababa de terminar mi segundo libro. Terminado en contra de mis expectativas. Mi amigo Jürgen me había dado ochenta marcos y dos sacos de dormir. A finales de mayo, el miércoles antes de Pentecostés. La genista empezaba a florecer al borde de todos los caminos. Y queríamos ir al bosque con Carina, Sibylle y yo. Aparte de mí, nadie sabe que en el último momento tengo que añadir un ultimísimo capítulo al libro ya terminado. Sibylle se va a recoger la tienda de campaña, porque por aquel entonces era la que, de nosotros, se encargaba del sueño. Del sueño, de la casa, de los días festivos, del mundo y del trato con él y del estado del mundo. Camino junto a él, ahora se me ocurren cada vez más detalles (una sombra de mí se ha detenido a clasificar esos detalles, aquí, ahora, en la acera; otra sombra camina delante, para el caso de que los niños ya estén esperando). Incluso he ido dos veces con él en coche. Un cenicero repleto en el coche. Tan lleno que ya no cierra. Un rápido Golf, naranja o naranja rally. Desde entonces saludo enseguida al pasar cualquier Golf, aunque no sea de ese color. Pero también a cualquier coche naranja, aunque no sea un Golf. Camino junto a él y apenas puedo seguirle el paso, tantos detalles ahora. También aún tengo en la cabeza las últimas frases de mi mañana a la máquina de escribir. Un capítulo sobre los paseos dominicales que nunca tuvieron lugar, y sobre los inútiles domingos en el campo. El pueblo de mi infancia. Antes de la separación, en otoño, ya había empezado ese capítulo. Sólo había querido escribir tres frases, y ahora no había manera de terminarlo. El manuscrito en casa, encima de la mesa. La casa ya no es mi casa. Y el tiempo tampoco es mi tiempo. ¿De quién es el tiempo? La separación, Carina, diciembre y una tiniebla en mi interior. Con esa tiniebla camino junto a él, y en mí reina un silencio de muerte. Trabajoso el camino, paso a paso. La Bockenheimer Landstraβe se arrastra delante de nosotros. El día es de hierro y rechina con todos sus eslabones y bisagras. No ha habido bastante tiempo desde la mañana. De la mañana siempre se llega un poco demasiado tarde. Desde hace días, desde hace años ya. He escrito hasta el último momento, y ahora camino junto a él con la fuerza de la gravedad (se llama Harry, ¡enseguida me acordaré de su apellido!). Junto a él, junto a mí y con lo perdido que estoy no he oído mi voz. Tan sólo sus respuestas. En cambio, él conoce mi segundo libro, o al menos lo ha tenido ya en sus manos.
Lecturas, dice, una lectura. ¿Has estado en Vau-Es? Periódicos, redacciones de periódico, la radio de Hesse. Recensiones, una radionovela, un Feature. ¡Un Feature es más fácil! ¡Pagan un adelanto por él! Y, al ver la interrogación escrita en mi rostro: lo que es un Feature lo decide el que lo escribe. O el que lo