Скачать книгу

Tres Arroyos y otro de su hijo sobre Bahía Blanca. Pocos años después empezó su ocaso.

      Los gobiernos no sabían cómo detenerlos y por otro lado temían que algunos países europeos, especialmente Inglaterra y Francia, trataran de apoderarse de la Patagonia, como hizo Napoleón III con Maximiliano en México, en la misma época. También influía el hecho de que los ingleses estuvieran ocupando las Islas Malvinas.

      La zona de la cordillera era la menos conocida, desde ahí entraban y salían los araucanos, llevando miles de cabezas de ganado robadas de las estancias de la provincia.

      El gobierno hacía pactos con ellos, que consistían en la entrega periódica de regalos para que no atacaran. No obstante, los indios igual invadían, y los caciques alegaban que los ataques los realizaban grupos que no podían controlar.

      Con estos intercambios y sobornos se logró que durante unos años disminuyeran las invasiones.

      Varias provincias eran manejadas por caudillos en guerra permanente. Dictaban justicia con jueces que ellos elegían, los cuales, en la mayoría de los casos, no tenían ningún conocimiento de Derecho o de equidad. La pena más común era la muerte y la confiscación de bienes. Las sentencias eran generalmente arbitrarias, las creaban para cada caso, hubiera o no precedentes.

      Hubo incluso una resolución de algún gobernante que terminaba dictaminando que, “además serán castigados con otras penas arbitrarias”. O sea, que las iban a inventar después de sucedido el hecho.

      El personal de estancias y fortines

      Los soldados y oficiales del ejército rara vez cobraban sus sueldos; algunos vivían en fortines de frontera comiendo los avestruces que podían bolear. Su sueldo llegaba cada seis meses, cada dos años o nunca.

      Muchos ni siquiera figuraban como reclutas, estaban ahí cumpliendo penas lo mismo que delincuentes. También terminaban confinados los que no tenían un trabajo fijo.

      Si alguno de los peones del campo necesitaba viajar debía presentar un certificado que establecía en qué lugar se desempeñaba, y qué día tenía que volver.

      Había pocos habitantes, se tomaba a cualquiera que se ofrecía, no había posibilidades de hacer una selección.

      En el campo trabajaban más negros o mestizos que indios; algunos eran mensuales, o sea que cobraban un sueldo; otros eran los llamados “agregados”, que no cobraban una cantidad fija, sino que estaban ahí como parte de la familia. Generalmente eran el capataz, el carnicero, el herrero, el encargado de la huerta.

      Tenían un día franco semanal y se les daba plata para comprar cuchillos, ropa, tabaco, comida, pero no como un beneficio derivado del trabajo, sino como algo que les correspondía por estar ahí.

      Cada uno de ellos tenía una casa separada para su familia.

      Si ellos o sus hijos se querían casar, con la colaboración de todos se armaba una casa en un monte y ahí se mudaban; se les entregaba animales para cuidar en determinadas parcelas, una majada de ovejas propias y semillas para plantar.

      Recibían pagos en especie porque el dinero prácticamente no existía; era una economía de trueque, se entregaban unas cosas y se recibían otras.

      Конец ознакомительного фрагмента.

      Текст предоставлен ООО «ЛитРес».

      Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.

      Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.

/9j/4RNKRXhpZgAATU0AKgAAAAgABwESAAMAAAABAAEAAAEaAAUAAAABAAAAYgEbAAUAAAABAAAA agEoAAMAAAABAAIAAAExAAIAAAAhAAAAcgEyAAIAAAAUAAAAk4dpAAQAAAABAAAAqAAAANQALcbA AAAnEAAtxsAAACcQQWRvYmUgUGhvdG9zaG9wIDIxLjAgKE1hY2ludG9zaCkAMjAyMTowNDowNyAx Mjo0NjozNwAAAAOgAQADAAAAAf//AACgAgAEAAAAAQAAB+ugAwAEAAAAAQAAC7gAAAAAAAAABgED AAMAAAABAAYAAAEaAAUAAAABAAABIgEbAAUAAAABAAABKgEoAAMAAAABAAIAAAIBAAQAAAABAAAB MgICAAQAAAABAAASEAAAAAAAAABIAAAAAQAAAEgAAAAB/9j/7QAMQWRvYmVfQ00AAf/uAA5BZG9i ZQBkgAAAAAH/2wCEAAwICAgJCAwJCQwRCwoLERUPDAwPFRgTExUTExgRDAwMDAwMEQwMDAwMDAwM DAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwBDQsLDQ4NEA4OEBQODg4UFA4ODg4UEQwMDAwMEREMDAwMDAwR DAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDP/AABEIAKAAbAMBIgACEQEDEQH/3QAEAAf/xAE/ AAABBQEBAQEBAQAAAAAAAAADAAECBAUGBwgJCgsBAAEFAQEBAQEBAAAAAAAAAAEAAgMEBQYHCAkK CxAAAQQBAwIEAgUHBggFAwwzAQACEQMEIRIxBUFRYRMicYEyBhSRobFCIyQVUsFiMzRygtFDByWS U/Dh8WNzNRaisoMmRJNUZEXCo3Q2F9JV4mXys4TD03Xj80YnlKSFtJXE1OT0pbXF1eX1VmZ2hpam tsbW5vY3R1dnd4eXp7fH1+f3EQACAgECBAQDBAUGBwcGBTUBAAIRAyExEgRBUWFxIhMFMoGRFKGx QiPBUtHwMyRi4XKCkkNTFWNzNPElBhaisoMHJjXC0kSTVKMXZEVVNnRl4vKzhMPTdePzRpSkhbSV xNTk9KW1xdXl9VZmdoaWprbG1ub2JzdHV2d3h5ent8f/2gAMAwEAAhEDEQA/APLkkklKsUkrGN07 OymCzHpda11zMZu0SXXWhzqaW/vPe2t6r9p7eKSlJJ2tc9wawFznGGgCSSewU7cXJpyPst1NlWQC AaXsc18uAcz9G4b/AHtd7UlI0kW3FvpY19rCxryA3doSS1lwhv0v5q2p/wD1xCg+B+5JSkkZ2Fms x25T8e1uNYYZeWOFbj7tGWxsd/N2f9tvU3dNz2b99D2CsMNhcNob6tbsqjc53+mx633Vf6RK1NZJ KCBPbxSSUpLskl2SU//Q8uSSSUqx2Ol/WW/plNNFWPVZVTbXlbHyd2TTa2+nK3fSa5tDfsXps/Rf

Скачать книгу