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365 días para cambiar. Sònia Borràs
Читать онлайн.Название 365 días para cambiar
Год выпуска 0
isbn 9788418013959
Автор произведения Sònia Borràs
Издательство Bookwire
—Pues pierdes de vista tus objetivos muy deprisa, no me esperaba eso de ti, Elise. Creía que lucharías hasta último momento, que jamás te rendirías. ¿Qué te ha hecho cambiar de opinión? —empieza en un tono severo, como diciéndome que no se esperaba eso de mí, pero termina en un tono comprensivo, más acorde con el que necesito ahora.
—Mi vida actual me ha hecho verlo todo desde otros horizontes. Todo lo que estoy pasando no me parece que lo esté llevando bien, y tampoco sé si me puedo hacer cargo de todo ello —digo entre sollozos apagados, pero reúno fuerzas para hablar de nuevo—. Al principio me sentía fuerte, capaz de todo, tenía metas por cumplir, pero a medida que pasan los días he ido perdiendo motivos por los que seguir adelante, cuando la realidad cada vez es más fuerte y lucha contra mí. No quiero quedarme ni un día más en esta silla de ruedas y menos aún quiero estar aquí para siempre, porque sé que no podré volver a andar. —Ahora miro hacia la silla de ruedas con rabia, y más tarde me fijo que hablo como una persona que ha perdido todo rastro de esperanza y eso me hace pensar hasta qué punto he llegado si he perdido algo tan crucial como es la ilusión.
—Estás pasando por unos días oscuros, y yo te puedo aconsejar, pero a veces siento que no te pueda servir de nada... Necesitas algo que te haga volver a en encontrar la luz cuando solo crees ver sombras. En estos momentos, ¿dónde están tus amigos? Si de verdad lo son, deben estar a tu lado.
—Papá, no pueden ser mi paño de lágrimas, es algo que tengo que solucionar por mis propios medios.
—Desde luego que debes seguir adelante tú sola porque no deja de ser tu vida, pero la compañía de unos buenos amigos a veces es la mejor medicina a pesar de que suene muy típico. ¿No crees que el estar acompañada por tus amigos haría que te sintieras... un poco mejor?
—Ya han hecho mucho por mí, vinieron algunos días a visitarme... La mayoría de días Clara me llama para saber cómo estoy, pero hasta que no lo vives no entiendes la situación que está atravesando la persona que se encuentra en la cama del hospital.
—Nadie mejor que tú para saber por lo que estás pasando estos días. Pero pienso que lo mejor es que estos días estén a tu lado. En los buenos también, por supuesto, pero es ahora cuando necesitas sentirlos cerca de ti.
Me giro hacia la ventana, creo que la conversación está llegando a su fin, y siento que no tengo demasiadas ganas de seguir hablando.
—¿Y cómo te va la rehabilitación? Hace días que no me hablas de ello —pregunta para cambiar de tema, y no sé qué asunto es el menos indicado. No me muestro molesta por la pregunta, ya que mi padre no lo ha dicho con mala intención, así que intento actuar como tantas veces he hecho y utilizo una palabra clave: disimular. Hacer como si nada pasara cuando en el fondo sé que no es así.
—Voy bien, dicen que he progresado mucho en las últimas semanas, supongo que mejoro rápido, o lo más rápido que podría hacer —intento sonreír, pero no lo consigo, no estoy de humor, tampoco tengo fuerzas para sonreír ni siquiera para mostrarme enfadada, solo estoy cansada, solo necesito dormir y vivir en otro mundo que aún no se ha inventado.
—Siento que la visita haya sido tan corta, entro a trabajar a las doce, pero he decidido aprovechar para ir a verte aunque solo fuera para saludarte —dice a modo de disculpa mientras se despide de mí.
—Ahora que estás aquí, me siento más tranquila al saber que estás bien —le digo con franqueza.
—Estaré bien, cariño, pero ahora debes ser egoísta y preocuparte por tu propia recuperación. Aún debes hacer frente a muchos problemas, de ti depende que no sean tachados como tal.
Tras su partida me encuentro nuevamente sola con mis sentimientos, enjaulada a mis emociones. Presa de unas cuerdas invisibles que me oprimen y me acorralan a mis emociones.
Hoy va a ser mi primer día en rehabilitación con el sustituto de Diego. A pesar de que nadie podrá llenar el vacío que siento por no tenerle al lado intentaré seguir con la rehabilitación como hasta ahora lo había hecho. Me queda pensar que, gracias a él, he dado lo mejor de mí en situaciones en las que solo quería abandonarlo todo.
Antes de irme de la habitación he sacado el bloc de mis progresos, para ver qué me impulsó a seguir luchando. A veces hace falta volver atrás para pensar en cuál fue la motivación para conseguir algo y ahora me doy cuenta de que no fue Diego mi motivo, sino que fue poder andar mi verdadera razón de seguir adelante. Esa fue mi meta desde el comienzo, mi impulso a conseguirlo fue Diego, pero ahora tengo que seguir con esa meta sin él. Ahora que él ya no está en rehabilitación las cosas van a ser diferentes. Consiguió que me esforzara a pesar del dolor que soportaron mis brazos, a veces una sola mirada suya me dio la fuerza que por aquel entonces no tenía. La parte difícil de mis problemas es saber de dónde sacar la fuerza cuando no la encuentro.
Llego al gimnasio, y mi primera reacción respecto de la persona que tengo delante de mí es huir, girar la silla de ruedas en la dirección contraria e irme de rehabilitación, pero no puedo, me quedo inmovilizada. Ya me ha visto.
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