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fuego,

      no eliminen de la faz de la tierra a sus familias.

      Los soldados se preparan,

      se embarcan en sus buques y portaaviones.

      La libertad se acerca

      la democracia está ofendida,

      los americanos cobrarán venganza por la humillación

      que un pueblo lejano hizo en contra de tan magnánima

      sapiencia.

      Los soldados estarán orgullosos

      por la sangre inocente que derramarán en los campos,

      por los infantes huérfanos que dejarán las bombas,

      por los lisiados que llorarán eternamente su dolor,

      por la muerte y horror que saciarán sus corazones.

      La aldea planetaria los ensalza como héroes

      ¡La democracia volverá!

      Gritan mientras las tropas parten hacia Medio Oriente.

      Felices en sus corazones

      liban la sangre que se verterá,

      para saldar la ofensa a la diosa democracia.

      Ha llegado la hora cero,

      los pájaros de acero sobrevolarán la ciudad,

      los hombres llorarán lágrimas amargas,

      pues no saben si la vida conservarán.

      Las sirenas suenan con su voz lúgubre,

      anuncian la llegada del dragón.

      La gente se esconde con el temor dentro de sus manos,

      con el odio recorriendo su cuerpo por la impotencia

      de no poder vencer al dragón,

      como lo hizo David contra Goliat.

      El miedo les carcome el alma,

      todo es destrucción.

      Sus hermanos murieron bajo el yugo del opresor,

      bajo la excusa de darles de comer democracia

      a un pueblo que nunca exigió al mundo que le obsequiaran

      tan suculento plato,

      que incluía una carnicería humana por parte del anfitrión.

      Él camina lentamente entre los álamos,

      en sus manos lleva un rollo que lee con atención.

      Ella está sentada entre los abedules,

      la acompaña el sonido del viento

      y los aullidos de los lobos.

      Un niño montado en su jaca,

      persigue la luna

      que baña al campo con su luz plateada.

      El rollo tiene secretos

      nadie los conoce en la tierra.

      Ella mira la blancura

      que se extiende en el horizonte perdido de los enamorados.

      El niño va a todo galope,

      busca la escalera que lo elevará

      hasta su luna amada.

      Los abedules se mueven con suavidad,

      el viento le susurra las palabras que salen

      de los labios del hombre.

      Abedules congelados,

      escuchan la dulce voz de un ruiseñor enamorado.

      Las lágrimas bañan el rostro del niño,

      no encuentra la escalera que lo conducirá hacia la luna

      plateada.

      El hombre enciende fuego al rollo,

      la humanidad no conocerá el secreto de los sabios.

      La mujer está tendida sobre la estepa,

      su rostro apagado refleja la luz tenue de su blanca sonrisa.

      El niño detiene su jaca,

      desciende de ella, lanzándose al estanque

      para atrapar la luna.

      Salta el tigre en las entrañas de mi alma,

      destroza mi vida con sus garras de maldad.

      Me miro al espejo,

      una imagen discontinua se refleja,

      una pregunta sale de mis labios con titubeo

      ¿Qué es la belleza?

      Tal vez nadie lo sabe,

      pero dicen que está en la simetría.

      Salto al abismo

      caeré eternamente,

      allí estarán las almas perdidas

      que nadie se atreve a buscar.

      Yo soy el espejo de ti,

      mira tu imagen caminando con vacilación

      al olvido de tu cuerpo.

      Tu imagen es continua,

      la mía es abstracta,

      soy hermoso como tú,

      acércate cuando caiga el crepúsculo

      herido por las tinieblas.

      Lágrimas de sangre se deslizan por la manta del dolor,

      besa mis labios para que descanses en el terror.

      Te busco en cada lugar,

      cuando llego te has ido,

      cuando te encuentro no estás.

      Se apagó el farol,

      la luna dejó de brillar,

      las estrellas bailan en la oscuridad.

      Eres tiniebla, eres tristeza, eres melancolía.

      Eres un verso lúgubre con morfemas de dolor.

      El alba aparece sigilosamente, a través de mi ventana.

      Me levanto lentamente,

      tomo un baño de hipocresía

      y me seco con la toalla de la verdad.

      Ella se esconde detrás de la mentira.

      Cuando la encuentro, se desvanece lentamente,

      como la niebla entre mis dedos,

      al enterarme que la verdad es mentira.

      Corre, alcanza tu vida.

      ¿No sabes qué hacer?

      Encuéntrala algún día.

      Llueven dilemas, llueven dogmas, llueven hipótesis.

      Y me doy cuenta que la lluvia de mi vida

      sólo es falsedad.

      Caminos bifurcados se hallan en el andar de la vida,

      No existen letreros que le guíen hacia la felicidad.

      Sueño despierto, despierto me duermo.

      Las

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