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también en hierro, betacaroteno, vitaminas y oligoelementos. Elegiremos una espirulina secada a temperatura inferior a 45°C.

      • Klamath. Es una microalga verde-azulada que se cosecha sólo en el Lago Klamath (Oregón, EEUU) contiene una riqueza nutricional excepcional:115 micronutrientes.

      • Chlorella. Un alga verde-azul muy conocida por su poderoso poder desintoxicante para el cuerpo (metales pesados, contaminantes). Es rica en clorofila, vitaminas y minerales. También es beneficiosa para la flora intestinal.

      • Cacao crudo. Unos 2.500 años antes de nuestra era, el grano de cacao era utilizado en Mesoamérica (México, Guatemala, Costa Rica, Belice, Honduras y Nicaragua) como alimento y medicina. Es una bomba nutricional: contiene mucho magnesio (5 a 6 veces más que el chocolate negro), cobre, hierro, potasio, vitamina B2 y B3. Es además una muy buena fuente de antioxidantes: contiene polifenoles, así como flavonoides (hasta un 10% de su composición total).

      También contiene teobromina, un alcaloide que estimula el buen humor. Las personas alérgicas a la teobromina se abstendrán de comer cacao (y sus derivados, como el chocolate), que pueden sustituir por «caroba» (harina de algarroba). El cacao se consume crudo, en polvo o en barritas, pero es muy amargo y debe acostumbrarse al paladar. La combinación leche-azúcar-cacao no es aconsejable para la salud.

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      Cultivo de alga espirulina (Arthrospira platensis), alga de agua dulce azul verdosa.

      • Açai. Es una pequeña baya, que los brasileños llaman «árbol de la vida», muy rica en antioxidantes, calcio, omega-6 y omega-9, fibra (soporte del sistema digestivo). Al açaí fresco es incomparable, pero se oxida rápidamente. En Occidente se consume en polvo, añadido a las bebidas, sorbetes o batidos.

      • Maca. Esta pequeña raíz nativa de los Andes se cultiva, se seca y se pulveriza a más de 3.000 metros de altura. Descrita durante mucho tiempo como una planta afrodisíaca (el viagra de los Incas), ahora es reconocida por sus virtudes revitalizantes y adaptógenas. Posee una acción armonizadora sobre el sistema hormonal de hombres y mujeres (se recomienda tanto para aumentar la fertilidad como también en caso de menopausia).

      Además de tomarla en forma de suplemento, en la cocina se puede espolvorear al final de la cocción en un plato salado. También se puede mezclar con cacao, leches vegetales...

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      Bayas y frutos del bosque, otro gran súper alimento.

      • Chía. Las semillas de chía son diminutas, pero rebosan de propiedades saludables para frenar la inflamación o el colesterol alto. La chía es rica en ácidos grasos omega-3, pero además los aporta junto a ácidos grasos omega-6 en la proporción 3 a 1, ideal para el organismo. Además es una buena fuente de minerales (calcio, magnesio, boro). Una ración de 30 gramos (unas dos cucharadas) puede contener hasta 12 gramos de fibra (tanto soluble como insoluble).

      • Otros super alimentos interesantes: moringa, cáñamo, té matcha, goji, lúcuma, camu-camu, hierba del trigo, levadura nutricional, arándanos, noni, reishi, maitake, shiitake, cúrcuma, ajo, limón y cebolla, nueces, sésamo, lino… Junto a otros grandes alimentos tradicionales entre nosotros: avena, espelta, arroz integral, lentejas, garbanzos, calabaza, zanahoria, alcachofa, coles, plátano, uva, manzana y aceite de oliva…

      ¿Son peligrosos los aditivos?

      Los aditivos alimentarios son sustancias que no se suelen consumir como alimentos ni se utilizan como ingredientes en los alimentos. Se encuentran en los productos industriales.

      Hay varias familias de aditivos.

      • Colorantes (de E100 a E180), utilizados para hacer los productos apetitosos.

      • Conservantes (de E200 a E297), utilizados para extender la vida útil de los alimentos.

      • Antioxidantes (de E297 a E300), que impiden la oxidación de los productos.

      • Emulsionantes, utilizados para estabilizar los preparados.

      • Estabilizadores del sabor.

      • Edulcorantes sintéticos, que reemplazan al azúcar.

      Lo mejor es, por supuesto, evitar en la medida de lo posible los productos industriales y procesados, que necesariamente contienen aditivos. Para tomar las decisiones correctas es esencial leer las etiquetas de los productos que se compran, y evitar los más peligrosos, que se enumeran a continuación.

      Hemos de eliminar absolutamente de nuestra dieta los aditivos…

      • E950: acesulfamo-K. Este edulcorante puede aumentar el riesgo de cáncer. Se encuentra en la goma de mascar, la confitería, la pastelería industrial, algunas bebidas lácteas.

      • E951: aspartamo. Según el principal especialista en aspartamo del mundo, el Dr. H. J. Roberts, “el aspartamo es un verdadero veneno” y se cree que aumenta en gran medida el riesgo de cáncer.

      • E621: glutamato monosódico (MSG). Es un potenciador de sabor sintético utilizado en miles de productos alimenticios. Es un aditivo neurotóxico que tiene la capacidad de destruir las neuronas del cerebro muy rápidamente.

      • E120: cochinilla, ácido carmínico, carmín. Es un tinte rojo. No debe utilizarse en niños: causaría hiperactividad, asma, eczema e insomnio.

      • E242: dicarbonato de dimetilo o bicarbonato de dimetilo. Es un conservante químico utilizado en muchas bebidas que libera grandes cantidades de metanol cuando se descompone. Es muy peligroso y debe evitarse a toda costa.

      ¿Deberíamos comer menos carne?

      Hoy en día, la cuestión del consumo de carne y su relación con la salud es cada vez más importante. Se han realizado ya muchos estudios sobre el impacto de la carne en la salud. Como alimento en sí mismo no sería perjudicial, pero existe un vínculo comprobado entre el consumo de carne procesada y el desarrollo de ciertas enfermedades graves, en particular el cáncer colorrectal, como lo destacó en 2015 la OMS (Organización Mundial de la Salud). Es conveniente eliminar o reducir el consumo de carne, por muchos motivos:

      • Antibióticos. Los animales son alimentados principalmente con comida genéticamente modificada. Además, son tratados con antibióticos. Esto tiene un impacto directo en la calidad de la carne.

      • Maltrato. La forma en que se trata a los animales, que suele ser deplorable, lleva a muchas personas a dejar de comer carne. Es difícil resistir, sin conmovernos, la visión completa de los grandes documentales que las asociaciones animalistas han rodado en granjas y mataderos

      • Efecto invernadero. La cría de animales tiene un impacto enorme en el medio ambiente. Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), es responsable del 14,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero (¡más que todo el el transporte junto!). Incluso, según otros estudios, esta cifra está calculada muy a la baja e incluso se acerca al 51% (Worldwatch Institute).

      Además, hay una enorme cantidad de alimentos producida para alimentar a los animales, sobre todo la soja, (lo que implica el uso de fertilizantes y pesticidas, la deforestación, la contaminación vinculada al transporte de estos alimentos). Sin olvidar la fermentación gástrica de los rumiantes, que también produce gases de efecto invernadero.

      • Trazabilidad. Los problemas de trazabilidad son comunes.

      • Acidificación. Las proteínas animales son muy acidificantes, más que las proteínas

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