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La amenaza es implacable y, pareciera, solo podemos ralentizar su expansión a través de intervenir en las relaciones entre humanos. Las autoridades intentan suprimir los contactos entre las comunidades y se cierran las fronteras entre naciones. Algo anda mal, son momentos de confusión. Las aglomeraciones en protesta aumentan la propagación del virus, pero la pandemia obligó a las personas a transportarse menos, a quedarse en casa, a convivir más con su familia y vecinos, y menos con sus compañeros de trabajo y transportistas, un proceso de “nucleación” urbana. Más encuentro entre cercanos, más demanda hacia el comercio local de pequeña escala (evitando aglomeraciones), más tiempo para reflexionar. Un estallido social y una pandemia, dos eventos inesperados (para cualquier persona individual) y con alto impacto social (dos “cisnes negros”). Todo está conectado en la sociedad. Como el autor subraya y reitera, los problemas importantes son problemas complejos, que deben enfrentarse con una mirada sistémica. Después de leer este libro será más accesible entender por qué y en qué sentido la sociedad (y no solo ella) es un sistema complejo, cómo usar un enfoque sistémico para abordar los problemas sociales y socioecológicos y cuán importante puede ser el papel de la ciencia interdisciplinaria en el progreso de la humanidad.

      El comprender la sociedad como sistema nos llama directamente a buscar soluciones a sus problemas en: (a) la necesaria comprensión de la operación y relación entre sus componentes (y subcomponentes) y (b) la búsqueda de reconfiguración de los componentes de la sociedad (según Bogdánov, todo problema es organizacional). Y el comprender la sociedad como sistema complejo nos llama a (i) no caer en la ilusión de que los sistemas son algo parecido a un ajedrez, donde un agente central y externo al sistema puede tomar control y reconfigurar a este y sus componentes a voluntad, y a (ii) no asumir que el efecto de un componente sobre el resto del sistema es algo que un componente pueda determinar por sí mismo, por lo que toda consideración sobre los efectos de un componente sobre otro debe incluir la consideración de ese otro; lo que en sociología podría tal vez asociarse a la empatía, las consideraciones de la teoría de juegos, el determinismo estructural de Maturana, el concepto de interacción, etc.

      El sistema que más tuvo en mente Bogdánov era el sistema social; los cibernéticos se enfocaban en la máquina y el cuerpo orgánico vivo, Maturana y Varela se centraron en la célula viva y la mente. Me resulta difícil no ver en este libro un enfoque inspirado en los ecosistemas. Y no es de extrañar, pues su autor es un excelente científico de los ecosistemas. Sin embargo, el presente libro tiene la virtud de ser una propuesta sistemática de estudio de los sistemas en general, algo que realmente hacía falta para el desarrollo y enseñanza de la sistémica hoy. Su autor, con quien he aprendido, compartido y trabajado activamente, tiene una virtud epistémica difícil de encontrar: la honestidad intelectual. Este volumen refleja esa honestidad, lo que, junto a su rigor y amplitud de mirada, lo convierten en una obra de exquisita lectura para mentes frescas y autónomas de pensamiento.

      Es destacable en esta obra la bien lograda introducción al estudio de sistemas mediante modelos matemáticos. El tratamiento de este tema es lúcido, riguroso y al alcance de cualquier estudiante o profesional. El uso de modelos se ha consolidado como una herramienta indispensable en cualquier área del saber y faltaba una obra que ayude a su comprensión en lengua castellana. Sin duda será de gran ayuda tanto para científicos de la naturaleza en formación como para estudiantes y profesionales de ciencias sociales, comunicaciones y para educadores.

      Aunque la sistémica en sí misma es adisciplinaria, se puede diferenciar en ella la aproximación científica a los sistemas, la “ciencia de los sistemas” y la aproximación filosófica a los sistemas, el “pensamiento sistémico”. Este libro brinda una importante oportunidad, a quien lo lea en profundidad, para aprender a desplegar su pensamiento y prácticas personales desde dichas aproximaciones. En estos momentos de convulsión social, recomiendo particularmente este libro a aquellas personas que quieran afrontar los desafíos que presenta la sociedad en su conjunto y a quienes quieran organizar racionalmente su vida en armonía con sus propias expectativas y con el entorno socioecológico en el que vive.

      Pablo Razeto Barry

      Director del Instituto de Filosofía y Ciencias de la Complejidad

      Nuñoa, Santiago de Chile, 9 de enero de 2020.

      Prefacio

      Decidí escribir este texto de introducción a la modelización y análisis estructural de sistemas tras notar la falta de uno similar en lengua castellana, que sea comprensible y significativo para personas sin entrenamiento matemático avanzado y que sea lo suficientemente conciso pero riguroso, como para poder estudiarse en unas cuantas horas de trabajo. También, y de manera especial, pretendo que sirva para comprender el sentido y los alcances de la modelización y el análisis estructural de sistemas. Así, este libro está concebido como un instrumento que, por un lado, sirva como texto formativo y accesible a no especialistas de habla hispana, en el ámbito de la modelización y la ciencia de sistemas y, por otro, promueva que científicos con cierta formación cuantitativa expandan su interés hacia la aplicación de sus habilidades científicas para contribuir a la sociedad en contextos de participación fuera de la academia, en procesos de toma de decisión. Espero que estas expectativas puedan cumplirse al menos en cierto nivel. En consecuencia, este libro está dirigido a aquellas personas interesadas en introducirse al pensamiento cuantitativo acerca de los fenómenos complejos de la naturaleza y la sociedad. Está pensado especialmente para estudiantes universitarios y profesionales del ámbito de las ciencias naturales y sociales, de las comunicaciones, de las ingenierías y de los negocios. También, y particularmente, para los profesores y estudiantes de educación secundaria y universitaria que deseen introducir aprendizajes de modelización, de teoría de sistemas, de ciencias integradas y de aprendizaje basado en proyectos.

      Este libro está enfocado en la presentación y explicación del uso de herramientas al alcance de cualquier estudiante o profesional con formación matematica a nivel básico, para el desarrollo de habilidades de pensamiento sistémico y de habilidades de modelización y análisis de sistemas de cualquier naturaleza. A través de aplicar estas herramientas al estudio cuantitativo de sistemas naturales, sociales y, en especial, de sistemas socioecológicos, el lector podrá descubrir que la estructura de los sistemas tiene mucho que decir y explicar acerca del funcionamiento, operación y respuestas de estos en un mundo que cambia en múltiples aspectos físicos, biológicos y sociales, a tasas elevadas y, para algunos, inquietantes. Solo hay que conocer cómo interpretar las señales de la estructura, cómo leer y oír sus códigos. Intento que este libro sirva para tal propósito.

      Puede resultar instructivo darle a conocer al lector de dónde proviene mi atracción por la modelización y el análisis estructural de sistemas. Al terminar mi segundo año de estudios de Biología en la Universidad Católica de Valparaíso, mi ciudad natal, dediqué ese verano a leer acerca de la teoría de la evolución. Confieso que fue uno de los mejores veranos de mi vida y esa lectura marcó mi fascinación por la adaptación biológica y la selección natural como su proceso generativo. Al siguiente año, me inscribí en el curso de morfología funcional animal, que terminó por consolidar mi interés por estos temas y cuyo profesor, el zoólogo Eduardo de la Hoz Urrejola (Cancino et al., 1999) terminó siendo una figura académica muy influyente en mi carrera. Esas chispas que finalmente gatillaron mi decisión de dedicar el resto de mi vida a la ciencia, fueron las profundas e inagotables conversaciones con aquel profesor, acerca de la relación entre estructura y función en seres vivos, aunque también en obras de arquitectura, en máquinas y en objetos en general. Así, entender el concepto de determinismo estructural, que luego conocí en la obra de Humberto Maturana, fue tan natural para mí como beber agua.

      Algo más tarde, en mis clases de ecología, el ecólogo Francisco Sáiz Gutiérrez me hizo comprender, por medio de sus charlas y textos, que la estructura como determinante de la función opera también en niveles de organización más inclusivos: en poblaciones de organismos, en comunidades ecológicas y en ecosistemas. Otro ecólogo, discípulo de Ramon Margalef, en Barcelona, y quien para mi fortuna se convirtiera en mi supervisor de tesis de maestría, Luis Zúñiga Molinier, me motivó en la década de 1990 a estudiar matemáticas e introducirme en la modelización y el estudio de los sistemas complejos. Luego, de mi director

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