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de género, además de que hay tres géneros: masculino, femenino y neutro. Como puedes ver, hará falta tiempo y esfuerzo.

      Adaptarte a la nueva dieta local puede ser un desafío.En mi estancia de un año en total entre Alemania y España, subí siete kilos que no logré bajar por un tiempo. Esto me dio una muestra de que mi organismo también estaba sufriendo los cambios de adaptación a un nuevo entorno, por eso mi recomendación es: cuida lo que comes y cómo lo comes.

      Tendrás una nueva gama de olores, colores y sabores, pero como todo proceso requiere llevarlo con calma, en especial porque los alimentos influyen tu estado de ánimo, mismo que hay que cuidar de sobre manera en la fase de adaptación.

      Si decides regresar a casa posiblemente te sientas un extranjero en tu propio país. Emigrar o laborar en otro país cambiará tu personalidad y manera de pensar. De pronto empezarás a ver detalles en tu cultura que antes eran comunes y ahora te parecen raras. Tus valores culturales, tus hábitos, tu aspecto se han modificado, ya no volverás a ser el mismo, pero no lo veas tan trágicamente, ten en cuenta que entonces habrás ganado familiaridad en el contexto internacional, diverso y multicultural.

      ¿QUÉ ES EL CHOQUE CULTURAL? O PROCESO ACULTURATIVO

      Tenemos una reacción psíquica al momento de entrar en contacto con una cultura ajena a la que crecimos. El término “choque cultural” describe el conjunto de reacciones que puede llegar a experimentar una persona (miedo, inseguridad, ansiedad, desorientación, confusión, etc.) al entrar en contacto con una cultura diferente a la propia.

      Se relaciona con la pérdida del sentido sobre: qué hacer, cuándo hacer o cómo hacer, para llevar a cabo la interacción social.

      El antropólogo finés-canadiense Kalervo Oberg lo introdujo por primera vez el término culture schock en 1954 y lo define como:

      El choque cultural se genera por la ansiedad que resulta de la pérdida de todos los signos y símbolos familiares en el trato social. Estos signos incluyen los mil y un caminos en los cuales nos orientamos nosotros mismos, en una situación de la vida diaria como: dar órdenes, hacer compras, cuándo y dónde no responder. Estos signos pueden ser palabras, gestos, expresiones faciales, costumbres, o normas adquiridas a través del crecimiento y son más que una parte de nuestra cultura, como el lenguaje que hablamos o las creencias que aceptamos. Todos nosotros dependemos de nuestra paz mental y nuestra eficiencia en cientos de estas señales, la mayoría de las cuales no lo hacemos en un nivel consciente”. (Samovar 2007)

      Son tensiones y sentimientos de malestar que resultan de tener que satisfacer las necesidades cotidianas como: alimentarse, cuidar la salud, mantener las relaciones interpersonales, en formas que no se está acostumbrado. (Brislin 1986)

      Se trata de una crisis y como tal, significa también un desafío psicológico. Las situaciones que enfrentarás o estás viviendo pondrán a prueba tu equilibrio emocional, pero si dispones de los recursos adecuados (asesoría psicológica, clases de idioma, cursos de interculturalidad, curso de integración) ¡saldrás a flote!

      No es lo mismo estar de vacaciones en un sitio y ser turista, a decidir emigrar o internacionalizarte. Al principio estás tan ocupado en tu integración, que te desconectas con lo que pasa en tu interior, por eso es vital buscar apoyo profesional de acompañamiento, ya sea psicológico y / o intercultural, para que al pasar de los años no sientas ese vacío que llegará.

      Recuerda que un choque cultural o duelo migratorio mal llevado, no trabajado, ni reflexionado, se hereda de generación en generación y no vale la pena. Trabaja hoy en ti, en disfrutar tu proceso de cambios en un nuevo país, en sentirte como en casa, para ser tan productiva individual como laboralmente, de la misma manera que lo eras en tu tierra natal.

      ¿QUÉ SÍNTOMAS SE PRESENTAN?

      Los síntomas del choque cultural se manifiestan en el cuerpo y en la mente del migrante, debemos estar atentos para identificarlos a tiempo, antes de convertirse en un caso de salud mental como depresión, ataques de pánico, aislamiento social, esquizofrenia, etcétera.

      Debe tomarse en cuenta que se está bajo un abandono emocional, se trata de un desarraigo y, muchas veces, es una simple nostalgia como parte del proceso de la fase de estrés del choque cultural, o en otros casos, ya se cae en una depresión.

      LAS siete FASES DEL CHOQUE CULTURAL

      Como la vida misma, el choque cultural también tiene etapas. Es importante graficarlas para comprender el camino que recorremos. Al emigrar el “sentido común” no sirve, pues varia de cultura a cultura, eso nos saca de balance y provoca cambios internos.

      Hay que tener claro que la cultura es dinámica, adaptativa y compleja.

       La curva-U de Kalervo Oberg, 1960.

      1 Antes de partir al extranjero: estoy en mi lugar de origen, con mi vida acostumbrada y con nuevas expectativas.

      2 Luna de miel: todo está perfecto, hay novedad, tengo emoción, cuento con expectativas elevadas, nuevos planes de éxito, todo lo recibo con entusiasmo y curiosidad.

      3 Desilusión: empiezo a notar la ausencia de modelos a seguir para poder interactuar, tengo la sensación de estar fuera de lugar, me enfrento a dificultades reales para adaptarme.

      4 Fase de estrés: las situaciones ya no funcionan como estaba habituado, vivo frustración, rechazo lo que anteriormente me causaba alegría, comienzo a comparar (etnocentrismo, mi cultura es la mejor), deseo constante de regresar a casa (añoranza fuerte), aislamiento.

      5 Adaptación paso a paso: poco a poco controlo los sentimientos negativos, voy entendiendo que se puede tomar lo mejor de ambas culturas, el ánimo va mejorando.

      6 Integración: proceso de adaptación psicológica, estoy habituado a los cambios, la comida y nuevos hábitos, ahora puedo usar herramientas interculturales, uso prácticas culturales propias y las de la nueva cultura.

      7 Choque cultural inverso: al volver a mi país de origen veo que ya no soy la misma, ni mi país tampoco, debo readaptarme, hay que empezar de nuevo el proceso.

      ¿EN QUÉ FASE ME ENCUENTRO?

      Toda persona que emigra sabe lo que está sintiendo, pero desconoce cómo llamar las circunstancias por su nombre: observa la gráfica previa en donde se representan las fases del choque cultural.

      Identifica en dicha gráfica en qué etapa te encuentras; no siempre debe tener relación con tu tiempo de estancia en tu nuevo hogar, ya que pueden repetirse las etapas. Este proceso es cíclico, por ejemplo: después de ocho años de vivir en Alemania, volví a vivir la “fase de estrés” o el valle de lágrimas, como yo lo llamo. Por suerte conocí las herramientas interculturales, e inicié con un trabajo intensivo de autoconocimiento y trabajo intercultural, de esta manera aproveché esta difícil y dolorosa etapa ¡para reinventarme!

      CONSEJOS PARA MANEJAR EL CHOQUE CULTURAL

      No tiene ningún caso ignorar el choque cultural. Aquí algunos consejos para manejarlo desde mi experiencia personal, adaptando las palabras de Thomas y Kinast:

      1 Preparar la estancia en el extranjero:Tomar de manera consciente los temores y expectativas.Reconocer que hay opciones de apoyo en caso de crisis.Aprender el idioma del país donde vivimos.

      2 Sostener el contacto con la familia en nuestro país:Invitar a amigos y familiares a visitarnos.Tratar de ir con regularidad a nuestro país de origen.Cuidar el contacto con familiares y amigos vía telefónica, correo convencional, correo electrónico, Skype, vídeos, WhatsApp.

      3 Construir relaciones y actividades en el lugar de estancia:Ser miembro activo en organizaciones, asociaciones o clubes.Tener actividades conjuntas con los nativos en nuestro tiempo libre.Tomar parte en las actividades de la comunidad y con los vecinos.Aprovechar las actividades culturales y de preparación académica.

      4 Cuidar el hogar en el extranjero:Visitar un restaurante de comida típica de mi país.Ingresar a alguna organización

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