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      Ellas no te verán, pues sólo perciben los esquemas.

      Cobra entonces valor, porque es grande el peligro;

      Corre en derechura al trípode,

      Y tócalo con la llave. (138)

      La carta en cuestión no ha salido a la luz. Sin embargo, en una carta posterior tampoco publicada, del 21 de noviembre de 1918, mientras está en Chateau d’Oex, Jung escribe que “M. Moltzer ha vuelto a perturbarme con sus cartas”. (139) Jung reprodujo los mándalas en el Liber Novus. Comentó que fue durante este período que una vívida idea del sí-mismo vino a él por primera vez: “El sí-mismo, pensé, era como la mónada que soy, y que es mi mundo. El mándala representa esta mónada, y se corresponde con la naturaleza microcósmica del alma”. (140) A esta altura, no sabía adónde lo estaba conduciendo este proceso, pero comenzó a comprender que el mándala representaba la meta: “Recién cuando comencé a pintar los mándalas, vi todos los caminos que había tomado, todos los pasos que había dado, todo conducía de nuevo al único punto, esto es, al medio. Se me hizo cada vez más claro: el mándala es el centro, es la expresión para todos los caminos.” (141) En la década de 1920, la comprensión de Jung del significado del mándala se profundizó.

      El Borrador contenía fantasías desde octubre de 1913 a febrero de 1914. En el invierno de 1917 Jung escribió un nuevo manuscrito llamado Escrutinios, que comenzaba donde había abandonado. En éste, transcribió las fantasías desde abril de 1913 a junio de 1916. Como en los primeros libros del Liber Novus, Jung intercaló las imágenes con comentarios interpretativos. (142) Incluyó los Sermones en este material, y agregó los comentarios de Filemón en cada sermón. Allí Filemón subraya la naturaleza compensatoria de su enseñanza: deliberadamente insiste precisamente en aquellas nociones de las que los muertos carecían. Escrutinios efectivamente conforma el Liber Tertius del Liber Novus. La secuencia completa del texto sería entonces:

      Liber Primus: El camino de lo venidero

      Liber Secundus: Las imágenes de lo errante

      Liber Tertius: Escrutinios

      Durante este período, Jung continuó transcribiendo el Borrador al volumen caligráfico y agregando imágenes. Las fantasías en los Libros negros se volvieron más intermitentes. En Escrutinios dio cuenta de su comprensión del significado del sí-mismo, que tuvo lugar en el otoño de 1917. (143) Contiene la visión de Jung acerca del Dios renacido, que culminaría con la representación de Abraxas. Advirtió que mucho de lo que se le dio en la primera parte del libro (es decir, el Liber Primus y Liber Secundus) en realidad le había sido concedido por Filemón. (144) Comprendió que existía un viejo sabio profético en él, al cual no era idéntico. Esto representó una desidentificación crítica. El 17 de enero de 1918, Jung le escribió a J. B. Lang:

      El trabajo con lo inconsciente tiene que pasar, en primer lugar, más que nada por nosotros mismos. Nuestros pacientes se benefician de él indirectamente. El peligro consiste en la ilusión del profeta, que a menudo es el resultado de lidiar con lo inconsciente. Es el diablo que dice: Desdeña toda razón y ciencia, los mayores poderes de la humanidad. Eso nunca es apropiado, aún cuando nos vemos forzados a reconocer [la existencia de] lo irracional. (145)

      La tarea crítica de Jung al ‘reelaborar’ sus fantasías consistió en diferenciar las voces y los personajes. Por ejemplo, en los Libros negros, es el yo de Jung el que relata los Sermones a los muertos. En Escrutinios, no es le yo de Jung sino el de Filemón quien se pronuncia. En los Libros negros, la figura principal con la cual Jung sostiene diálogos es su alma. En algunas secciones del Liber Novus, esto cambia por la serpiente y el pájaro. En una conversación en enero de 1916 su alma le explica que cuando el Arriba y el Abajo no están unidos, ella se divide en tres partes –una serpiente, el alma humana y el pájaro o alma celestial, la cual visita a los Dioses–. De este modo, la revisión de Jung puede considerarse como el reflejo de su comprensión de la naturaleza tripartita de su alma. (146)

      Durante este período, Jung continuó trabajando sobre su material, y hay ciertos indicios acerca de que lo discutió con sus colegas. En marzo de 1918 le escribió a J. B. Lang, que le había enviado algunas de sus propias fantasías:

      No me gustaría decir nada más que aconsejarte que continúes con este acercamiento porque, como tú mismo has observado correctamente, es muy importante que experimentemos los contenidos de lo inconsciente antes de que nos formemos alguna opinión sobre él. Estoy muy de acuerdo contigo en que tenemos que involucrarnos con los conocimientos contenidos en la gnosis y el neoplatonismo, ya que estos son los sistemas que contienen los materiales adecuados para formar las bases de una teoría del espíritu inconsciente. Ya he estado trabajando en esto yo mismo por un largo tiempo, y también he tenido amplias oportunidades de comparar mis experiencias, al menos parcialmente, con las de otros. Esa es la razón de por qué estoy muy contento de experimentar más o menos las mismas visiones que tú. Me alegro de que hayas descubierto por tu cuenta esta área de trabajo, que está lista para ser abordada. Hasta ahora me faltaban colaboradores. Estoy feliz de que quieras aunar fuerzas conmigo. Considero muy importante que extraigas tu material de lo inconsciente sin ninguna influencia, tan cuidadosamente como te sea posible. Mi material es muy voluminoso, muy complicado, y en parte muy gráfico, casi completamente elaborado por medio de aclaraciones. Pero de lo que carezco por completo es de material comparativo moderno. Zaratustra está formado demasiado conscientemente. Meyrink retoca estéticamente; además, siento que carece de sinceridad religiosa. (147)

      EL CONTENIDO

      El Liber Novus presenta así una serie de imaginaciones activas junto con el intento de Jung por comprender su significado. Este trabajo de interpretación abarca un número de tópicos relacionados entre sí: un intento de comprenderse a sí mismo, y de integrar y desarrollar los distintos componentes de su personalidad; un intento por comprender la estructura de la personalidad humana en general, la relación del individuo con la sociedad actual y con la comunidad de los muertos, y los efectos psicológico e históricos del cristianismo, y además por captar el futuro desarrollo religioso de Occidente. Jung discute muchos otros temas en el libro, incluyendo la naturaleza del autoconocimiento, la naturaleza del alma, las relaciones entre pensamiento, sentimiento y los tipos psicológicos, la relación entre masculinidad y feminidad internas y externas, la unión de los opuestos, la soledad, el valor de la erudición y el aprendizaje, el prestigio de la ciencia, el significado de los símbolos y cómo han de entenderse, el significado de la guerra, la locura, la locura divina y la psiquiatría, cómo debe ser entendida hoy la Imitación de Cristo, la muerte de Dios, el significado histórico de Nietzsche y la relación entre magia y razón.

      El tema general del libro es cómo Jung recupera su alma y supera el malestar contemporáneo de alienación espiritual. Lo logró, en última instancia, permitiendo el renacimiento de una nueva imagen de Dios en su alma y desarrollando una nueva visión del mundo bajo la forma de una cosmología psicológica y teológica. El Liber Novus presenta el prototipo del concepto junguiano de proceso de individuación, que, según sostiene Jung, constituye la forma universal del desarrollo psicológico individual. El Liber Novus en sí mismo puede ser entendido, por un lado, como describiendo el proceso de individuación del propio Jung y, por otra parte, como su elaboración de este concepto como un esquema psicológico general. Al principio del libro, Jung redescubre su alma y se embarca entonces en una secuencia de aventuras imaginativas, que forman un relato consecutivo. Comprende que, hasta ese momento, ha servido al espíritu de la época, caracterizado por el uso y el valor. Además de esto, existe un espíritu de las profundidades, que sirve de guía a los asuntos del alma. En palabras de la posterior biografía de Jung, el espíritu de la época se corresponde con la personalidad nº 1, y el espíritu de las profundidades se corresponde con la nº 2. De este modo, este período puede ser visto como un regreso a los valores de la personalidad nº 2. Los capítulos siguen un formato particular: comienzan con la exposición de fantasías visuales dramáticas. En ellas, Jung se encontró con una serie de figuras en diversos escenarios y conversó con ellas. Se enfrentó con sucesos inesperados y declaraciones chocantes. Intentó, entonces, comprender lo que había ocurrido, y determinar el significado de esos acontecimientos y declaraciones dentro de las nociones y las máximas de la psicología general.

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